ECONOMíA › EN LA JORNADA FINAL DE LA AUDIENCIA PúBLICA POR EL GAS HUBO APENAS TRECE ORADORES

El último que apague la luz

A diferencia del viernes, en la Usina del Arte el paisaje ayer fue desolador. Nadie en los alrededores y un recinto prácticamente vacío. Expusieron autoconvocados y representantes de partidos políticos ante la mirada del ministro Aranguren.

 Por Fernando Krakowiak

El sábado a la medianoche terminaron de exponer en la audiencia pública del gas todos los asistentes incluidos en el listado oficial y algunos otros oradores que fueron sumados sobre el final. Sin embargo, como ese día hubo muchos ausentes se informó que todos aquellos inscriptos que no habían participado tendrían una nueva oportunidad ayer a partir de las 9 de la mañana. Página/12 llegó a la Usina del Arte, en el barrio de la Boca, media hora antes del inicio y el paisaje era desolador. En las inmediaciones sólo había unos pocos policías y gente de la organización, mientras que en el interior del recinto esperaban un puñado de funcionarios, los camarógrafos encargados de transmitir el evento y personal de seguridad. A las 9 no se había presentado nadie. Marcela Valdez, gerente de Asuntos Legales de Enargas, informó entonces que harían un recorrido por los centros de participación virtual de las provincias para ver si había algún usuario. Se conectaron con ocho ciudades por teleconferencia, pero en todos los casos la cámara enfocaba un micrófono en soledad. Cuando parecía que finalmente no iba a exponer nadie más apareció Jorge Domenech, un vecino que sorprendió al informar que iba a hablar a título personal sobre “el secado de granos, el sol y el gas”. Finalmente fueron trece los usuarios que se hicieron presentes entre autoconvocados y representantes de partidos políticos.

“Les voy a hablar de una oportunidad de ahorrar energía. Cómo un párrafo de dos líneas puede ahorrar hasta cuatro barcos metaneros, o el consumo de 120 mil viviendas por año o 10 días de importación de gas en invierno”, aseguró Domenech, quien debía haber expuesto el sábado por estar en la posición 285 del listado, aunque ese día no se presentó. En su exposición de ayer aseguró que el secado de los granos demanda combustible equivalente a 300 millones de metros cúbicos de gas natural, a lo que se suma el combustible del trasporte destinado a trasladar los granos húmedos al secadero, equivalente a otros 64 millones de metros cúbicos de gas. Ese combustible es el que podría servir para garantizar el consumo de 120 mil viviendas en un año si los granos se secaran de modo natural, para lo cual, siempre según su relato, bastaría con agregar un párrafo de dos líneas a las normas de recepción de granos diciendo que se otorgará una bonificación cuando la humedad esté por debajo del valor de referencia.

Luego fue el turno de Juan José Coloma Visconti, un jubilado que se presentó como radical de Alem, Yrigoyen e Illía, quien llevó una propuesta para que “una familia de cuatro personas pueda desayunar, almorzar, merendar, cenar y bañarse todos los días con un millón de BTU mensuales por 55 pesos sin subsidio”, aunque no dio mayores detalles por cuestiones de tiempo. En tercer lugar expuso el economista Stiglitz, pero no el premio Nobel de Economía llamado Joseph sino el joven Lionel Stiglitz, egresado de la Universidad de Buenos Aires y militante de la Tendencia Piquetera Revolucionaria, quien calificó a la audiencia como “trucha” por las limitaciones que hubo para participar en las distintas sedes, debido a la exclusiones del listado oficial, y por la escasa información que puso el gobierno a disposición de los ciudadanos. Además, pidió una consulta popular vinculante para que la población se exprese sobre el tarifazo.

Desde la sede virtual de Rosario, expuso Jorgelina Signa, concejal de Capitán Bermúdez por el Partido Obrero, quien advirtió sobre la delicada situación económica que atraviesa la provincia de Santa Fe y llamó a una “movilización y a un paro activo nacional contra el tarifazo y contra el ajuste”. A continuación, el moderador le dio la palabra a una señora mayor, a quien sólo presentaron como Blanca, quien lo primero que hizo fue afirmar que se sentía bien por estar allí ya que había visto en una de las paredes del edificio el sello de la Compañía Italo Argentina de Electricidad (CIAE), empresa que a principios del Siglo XX construyó el edificio donde ahora funciona la Usina del Arte. “Eso me liga sentimentalmente al lugar porque soy italiana”, aseguró. Después aclaró que había seguido los consejos de ahorro del ministro de Energía, Juan José Aranguren. “De dos estufas que tengo en casa prendo una”, sostuvo, pero enseguida sacó una factura de Gas Natural Fenosa y denunció que le habían aumentado la tarifa varias veces. Cuando empezó a enumerar los distintos ítems incluidos en la boleta ya se le había cumplido el plazo de cinco minutos que tenía para exponer, pero el moderador Javier Corcuera no podía lograr que pare. “Lo único que falta es que nos incluyan en la factura un viaje al Caribe para las amantes de los directivos de las empresas”, se quejó. “Usted puede dejar el informe por escrito”, le dijo Corcuera para tratar de disuadirla y que se fuera. “No preparé ningún informe”, le respondió la señora, quien finalmente dio por terminado su discurso pidiendo que el aumento sea “razonable”, en línea con la inflación. “Yo no soy comunista”, aclaró por las dudas.

Otro de los que intervino fue el usuario César Courtade, por videoconferencia desde Salta, quien aseguró que el aumento propuesto en la tarifa es injustificado porque se desconoce el costo de extracción del gas en boca de pozo. Inmediatamente sacó un cuaderno y empezó a dibujar curvas de oferta y demanda en un gráfico de dispersión para mostrar cómo reaccionan frente a los precios, aunque el plazo de cinco minutos le terminó jugando en contra para exponer su idea. En la platea de la Usina del Arte lo escuchaban apenas unas quince personas, entre los cuáles sobresalió el CEO de Transportadora Gas del Norte, Daniel Ridelener, quien estuvo presente durante la mayoría de las exposiciones que se realizaron desde el viernes.

Uno de los últimos oradores fue el señor Garay, de Lanús Oeste, de quien no dijeron su nombre de pila. El hombre se quejó por la falta de la garrafa social en su distrito. “A mí nunca me llegó la garrafa social. La tengo que pagar entre 185 y 200 pesos. Ganó 3300 pesos de sueldo por mes. ¿A usted le puede alcanzar este sueldo?”, dijo mostrando el recibo. “Yo me bañé con agua fría. A ver si ustedes se bañaron en mayo o junio con agua fría”, agregó mirando al ministro Aranguren, quien presenció todas las exposiciones desde un palco a la derecha del escenario.

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A las 9 de la mañana no había prácticamente nadie en el recinto de la audiencia.
Imagen: DyN
 
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