ECONOMíA › COMISIONES, GRUPOS DE TRABAJO Y DESPILFARRO EN PASAJES, VIATICOS Y LIBROS

En el Fondo gastan como si fueran una provincia

Página/12 analizó el presupuesto 2002 del FMI. Aumentos salariales votados en polémicas sesiones por los mismos beneficiados; sueldos libres de impuestos; fuerte incremento en la planta de funcionarios, y nuevo edifico para una burocracia que no para de gastar.

Aumentos salariales votados en polémicas sesiones por los mismos beneficiados; sueldos libres de impuestos; fuerte incremento en la planta de funcionarios y, en especial, del personal directivo; comisiones y grupos de trabajo hasta para diseñar una política antiestrés; viáticos de lujo y sospechoso crecimiento de gastos en pasajes e imprenta; obra pública en marcha para albergar a tanto empleado público. No se trata de una provincia argentina sino de la mismísima burocracia del Fondo Monetario Internacional, que no para de expandirse. Página/12 analizó el Presupuesto 2002 del Fondo Monetario y encontró que jamás pasaría la evaluación de una misión del FMI a un país como Argentina, la que no dudaría en hablar de “despilfarro” y de la necesidad de “profundizar el ajuste”.
Hoy aterrizará en Ezeiza el indio Anoop Singh, jefe de la misión del Fondo que desde hace una semana viene imponiendo un largo listado de condiciones al gobierno para recién después empezar a negociar un eventual paquete de asistencia financiera. Entre otras medidas, los técnicos fondomonetaristas siguen presionando por despidos de personal y recortes salariales en las administraciones provinciales. Para efectivizarlos, ponen como condición de un acuerdo la eliminación de los bonos provinciales, hoy la principal fuente de financiación de los salarios públicos en el interior del país. Además, como es habitual, insisten con achicar el déficit fiscal elevando la presión impositiva, una exigencia que fue parcialmente satisfecha por Remes Lenicov con el aumento de las retenciones a las exportaciones y el mantenimiento del impuesto a las transacciones financieras.
Tanto reclamo de ajuste para un país sumergido en la mayor depresión de su historia contrasta con la soltura con que el Directorio del Fondo mejora sus propios sueldos, o con el espectacular salto del gasto administrativo del organismo previsto para el Presupuesto 2002. Veamos:
Salariazo en el Directorio. El Directorio del Fondo Monetario, conformado por 24 directores ejecutivos, se elevó los sueldos en un 5 por ciento el año pasado y en otro 4,8 por ciento este año. El salariazo fue votado en una polémica sesión, ya que los directores por Estados Unidos, Inglaterra y Francia se opusieron. Guillermo Zoccali, el representante argentino ante el Fondo Monetario, se abstuvo, convalidando la mejora. Vale recordar que en julio del año pasado, el Fondo presionó a la administración De la Rúa para que instrumentase un recorte de salarios y jubilaciones de entre el 13 y el 15%. No es necesario aclarar que en Estados Unidos la inflación rondará este año un 1%.
Libres de impuestos. El Fondo fue también el principal mentor del “impuestazo” con que inauguró su breve gobierno Fernando De la Rúa, que se basaba en un sustancial incremento de alícuotas en Ganancias y una reducción del mínimo no imponible a 1200 pesos mensuales. Sin embargo, los salarios de los funcionarios del FMI están exentos del impuesto a las Ganancias, por lo que todas sus remuneraciones son de bolsillo. De ahí que dichas remuneraciones se vuelvan muy atractivas en comparación a las privadas, teniendo en cuenta que en Argentina el impuesto a las ganancias alcanza al 35%, pero en algunos países desarrollados, como Inglaterra, llega hasta el 70%.
Zoccali, maestro. El representante argentino en el Directorio del Fondo Monetario, Guillermo Zoccali, sobrevivió en ese puesto a los gobiernos de Menem y De la Rúa. Su sueldo de bolsillo es de 14.730 dólares, o sea, unos 44.000 pesos. Es, sin duda, el funcionario argentino mejor pago. Más aún, ni siquiera la directora por Estados Unidos, Meg Lundsager, gana tanto, ya que su remuneración se rige por el límite impuesto por el Congreso norteamericano para el ministro de Economía (Secretario del Tesoro) de su país. Así, percibe un 20 por ciento menos y, encima, no puede eludir el impuesto a las Ganancias.
Anoop, Loser y Teresa. Los directores de Departamentos en el burocracia del FMI ganan más incluso que los directores ejecutivos. Así, el indio Anoop Singh, director del Departamento de Operaciones Especiales -”especialmente” creado para resolver el caso argentino– cobra casi 21.000 dólares. Lo mismo que Claudio Loser –otro argentino que llegó a un alto cargo en la organización, pero por las suyas–, director del Departamento del Hemisferio Occidental, y a la italiana Teresa Ter Minassian, actual directora del Departamento de Asuntos Fiscales y ex jefa de misiones a Argentina, a quienes se les quitó el caso argentino después de haberlo conducido por más de una década. En promedio, los economistas que integran la numerosa misión a Argentina –alrededor de 20 personas– cobran unos 12.000 dólares mensuales. Un traductor recibe unos 6000 dólares y un “asistente principiante” casi 4000 dólares. Sin embargo, no son esos sueldos en dólares los que los mantienen bien alejados de la realidad en pesos devaluados de la Argentina, sino los lujos del alojamiento que les financia el organismo, después de que una comisión descubriera que los miembros de las misiones sufren de estrés (ver aparte).
Blejer, vuelve. Según la documentación interna del Fondo, Mario Blejer, actual presidente del Banco Central, no renunció al organismo sino que está en la condición de “on leave”: de licencia, listo para regresar. Su mujer, una economista húngara, jefa del Departamento Africa, lo espera en Washington con su sueldo mensual de 21.000 dólares, más de lo que ganaba Blejer como subdirector del Departamento Asiático.
Aflojen con el gasto. Según consta en sus balances, durante la década pasada, el personal del Fondo Monetario creció un 38,4 por ciento. Pero el “personal directivo” se incrementó un 45,5 por ciento. Pero el aumento de empleados está subestimado, porque como sucede con el Estado argentino, las cifras del FMI no incluyen al personal contratado. No hace falta aclarar que el Fondo es un organismo internacional, con sede en Washington, solventado por más de 180 gobiernos –la cuota Argentina al FMI asciende a 1200 millones de dólares– por lo que su gasto bien podría calificarse de gasto público.
El gasto público del Fondo seguirá creciendo este año. Comparado con el 2000, el Presupuesto 2002 del organismo prevé un nuevo salto del gasto administrativo de casi el 20 por ciento. Más increíble aún, las erogaciones del Directorio se incrementarán 18 %.
Obra Pública. La vertiginosa expansión de la burocracia fondomonetarista llevó a las autoridades a proyectar la construcción de un nuevo edificio, que estará terminado para el 2005, “en terrenos de propiedad del FMI adyacentes a la sede”, según se explica en el último balance. La sede actual es una mole de oficinas de más de 20 pisos, desplegado sobre la calle 19 en Washington.
Despilfarro. El presupuesto 2002 también revela un incremento, en tres años, de casi el 40 por ciento en los gastos en viajes de funcionarios del FMI. Podrán argumentar que tienen más misiones que realizar a países en problemas. Sin embargo, la realidad muestra lo contrario: tras las crisis asiática, rusa y brasileña de finales de los noventa, en la actualidad el único gran problema para el FMI es Argentina. En cambio, sí es notorio que las comodidades de los funcionarios viajantes mejoró considerablemente. También es sospechoso el salto en gastos catalogados como “libros e imprenta”: 35 por ciento.

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