ECONOMíA › REFUERZAN LA ESTRATEGIA PARA MANTENER A FLOTE EL DOLAR

Primeras medidas después del canje

El equipo económico ya tomó la decisión de aplicar controles a la entrada de capitales en las próximas semanas. Quieren hacerlo antes de abril, cuando el dólar podría derrumbarse.

 Por Maximiliano Montenegro

El Ministerio de Economía y el Banco Central ya definieron cuál será la primera medida económica poscanje. “Si no hacemos nada especial, en abril, cuando se intercambien los viejos papeles de deuda por los nuevos, el dólar podría caer 10 a 15 por ciento” (es decir, abajo de 2,60), comentó a Página/12 uno funcionario clave del equipo económico. Por eso, tienen decidido aplicar controles a la entrada de capitales para evitar que el dólar se derrumbe. “Queremos hacerlo lo antes posible, a más tardar en las próximas semanas”, agregó.
El sistema de controles que se aplicará es una copia del que utiliza Chile desde principios de la década pasada. De los capitales financieros que ingresen al país a la caza de altos rendimientos en plazos fijos, títulos u acciones, un 20 por ciento deberá quedar inmovilizado –a manera de encaje ante el Banco Central– sin devengar utilidad alguna. De esa forma se espera disuadir de la entrada de una avalancha de inversores especulativos, que seguramente no desaprovecharán la oportunidad que ofrece el nuevo mercado financiero argentino: altas tasas de rentabilidad con “bajo riesgo”, al menos en el corto plazo (ver aparte).
La medida tiene como objetivo primordial evitar que el dólar se desinfle frente a una oferta excesiva de divisas en el pequeño mercado cambiario local. Hasta ahora, la estrategia oficial para mantener el dólar alto se basó en las intervenciones del Banco Central (que compra dólares para sus reservas con la emisión de pesos), al que se sumó desde principios de enero el Banco Nación, que compra dólares por cuenta del Tesoro nacional (y a cambio entrega pesos del superávit fiscal).
La participación del Nación en el mercado cambiario se resolvió a fines de diciembre, cuando el titular del Central, Martín Redrado, le planteó a Lavagna que si seguía dándole a la maquinita de imprimir billetes con el semblante de Roca para sostener el dólar, se corría el riesgo de un rebrote inflacionario, además de incumplir las pautas de emisión acordadas con el Fondo. En enero el Nación compró –siempre por orden del Tesoro– un promedio de 15 millones de dólares diarios, pero el jueves 17 de febrero llegó a adquirir 80 millones, para evitar que el dólar se sumergiera bien por debajo de los 2,90.
Según dicen en Economía, el Tesoro continuará con la política de atesorar dólares, para lo cual existe todavía un colchón importante de superávit. Entre otras cosas, porque no hay capacidad de ejecución suficiente del gasto público en algunos sectores. “La obra pública viene demorada”, reconoció a este diario el alto funcionario económico. De hecho, el Fondo Fiduciario de Infraestructura dispone de 1900 millones de pesos, que por ahora no tienen mejor destino que un depósito a plazo fijo. Nótese que el ahorro fiscal que se dolariza no puede destinarse a gasto doméstico, como obras, planes sociales o aumentos de salarios públicos y jubilaciones.
Por su parte, el Central proseguiría con la política de retirar de circulación todos los pesos que pueda, para compensar las compras de dólares contra emisión de pesos que efectúa por la otra ventanilla. Para ello, continuará con la estrategia de ofrecer a los bancos la cancelación anticipada de redescuentos (préstamos del Central) tomados durante la crisis. Pero además subastará unos 6700 millones de pesos en Boden (que recibió del Tesoro en la época del trueque de las cuasimonedas provinciales por pesos): ésta es otra forma de que inversores individuales y bancos le entreguen pesos que saldrán de circulación.
El segundo objetivo de los controles de capitales es disminuir la volatilidad que pueda sobrevenir una vez que el país regrese a ese gran casino que es el mercado financiero internacional.
“Sabemos que muchos de los operadores que compraron bonos en pesos en las últimas semanas (que con el dólar planchado prometen una rentabilidad superior al 10 por ciento anual en dólares), a fin de año querrán salir, realizar ganancias y cobrar el bonus por rendimiento de sus bancos ofondos de inversión”, admitió la fuente oficial. Con los controles procurarán que la timba no sea, como en el pasado, tan grosera.

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Ministro Roberto Lavagna. Propuso un código antiespeculadores, pero se lo bocharon.
 
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