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El año que quiere Lavagna

Página/12 accedió en exclusiva al avance del Presupuesto para el 2006, con las proyecciones económicas del país que viene. El acuerdo con el FMI se considera fundamental. La inflación será de entre 6 y 9% y el dólar estará en 2,95 pesos.

La economía que imagina Roberto Lavagna para el 2006 crecerá 4 por ciento, tendrá una inflación de entre 6 y 9 puntos, un dólar promedio a 2,95 y un superávit fiscal 3 mil millones de pesos superior al de este año. Su mayor mérito será marcar un pasaje suave entre lo que fue la etapa de furor, con subas del PIB de hasta 9 por ciento, y la de estabilidad duradera con avances en torno de los 3 puntos. Aunque la negociación sea difícil y haya amenazas de ruptura, el ministro de Economía se juega a un acuerdo con el FMI. Para los jubilados y los empleados públicos proyecta nuevos aumentos de haberes. Para el resto, admite que habrá una caída del consumo. Quiere que los jueces paguen Ganancias y no descarta reducir las retenciones y el impuesto al cheque. Será un buen año, propio de un país normal, promete.
Página/12 accedió en exclusiva al avance del Presupuesto para 2006 que el Poder Ejecutivo remitió al Congreso, adonde figuran las principales líneas de la política económica. Es una radiografía del país que viene.
Desde el punto de vista de los consumidores, la inflación seguirá en un rango superior al de una economía completamente estabilizada. Se ubicará entre 6 y 9 por ciento, contra los muy probables dos dígitos de este año. Eso dará lugar a nuevas rondas de negociaciones por aumentos salariales. Los más perjudicados serán los desocupados y los trabajadores informales. Para los jubilados y los empleados públicos se prevé una recomposición de haberes.
“Las previsiones presupuestarias para el 2006 contemplarán prioritariamente los gastos destinados a mejorar el poder adquisitivo salarial (en el Estado) y previsional, y sostener las prestaciones sociales básicas”, dice el informe del Gobierno a los legisladores. Con las mismas palabras se describen en el texto los aumentos de este año a esos sectores.
En cuanto al consumo, se anticipa un crecimiento del 3,7 por ciento real, inferior a la suba de 6,5 puntos que se daría en el 2005. Tampoco será demasiado estimulante el desempeño de la inversión. A pesar de que se confirman los planes de promoción, en el Presupuesto figura que este rubro fundamental avanzará 10,1 por ciento real, por debajo del 13,2 del 2005.
En cambio, las exportaciones volverán a marcar un record: treparán a 37.674 millones de dólares, contra 36.965 millones de este año. También habrá una fuerte recuperación de las importaciones hasta 29.807 millones, versus los 27.334 millones con que terminaría el presente ejercicio.
El PIB estimado para el 2006 asciende a 566.280 millones de pesos a precios corrientes, con una expansión real de 4 por ciento. Es la misma previsión de crecimiento que se había anotado para este año, aunque el número final del 2005 estará bastante más arriba: la suba será del 6,8 por ciento, según la última estimación de Hacienda. Este dato todavía no se oficializó, pero es el que se tomó como base para construir las hipótesis del 2006.
Lavagna eligió exagerar la moderación en cada presupuesto que le tocó armar. Lo justifica con el argumento de que es preferible ser cautos y asumir compromisos cumplibles, a ser demasiado optimistas y afectar las expectativas si las cosas no resultan como se pensaba. Desde la oposición, en cambio, le atribuyen otra intención: si el Gobierno estima menos crecimiento y menos ingresos que los realmente alcanzables, se libra de discutir con el Congreso la asignación de una importante masa de recursos, que después aparecerán como excedentes. El Poder Ejecutivo podrá utilizarlos, por caso, para pagar deuda sin someterse a una desgastante discusión pública.
Más allá de ese debate, el Gobierno repetirá para el próximo año el compromiso de un superávit primario (antes del pago de intereses de la deuda) equivalente a 3 puntos del PIB. Serán 16.988 millones de pesos, contra 13.913 millones del 2005. El salto se explica por un aumento de la recaudación superior al incremento del gasto. Al FMI no le alcanza: exigeun superávit de 4 puntos del PIB, es decir, de 22.651 millones. La diferencia es nada menos que de 5663 millones de pesos, que el Fondo pretende que se utilicen para reducir la deuda con el organismo y para solucionar la disputa con los acreedores que rechazaron el canje de deuda.
El Gobierno no está dispuesto a ceder en este aspecto clave, pero Lavagna considera necesario encontrarles una vuelta a las negociaciones y llegar a un arreglo con el FMI. En el avance del Presupuesto escribió que “dentro del programa financiero se incorporaron desembolsos de los organismos que permiten financiar parte de los vencimientos con los mismos”. Luego señala que “esto refleja la política de mantener un acuerdo con dichas instituciones que permita continuar con el proceso de desendeudamiento”. El plan, entonces, es pactar con el Fondo para refinanciar la mayor parte de los vencimientos y cancelar otros. Entre enero y mayo de este año, se hicieron pagos netos al FMI, al Banco Mundial y al BID por 2754 millones de dólares, según precisa el mismo documento.
Para los holdouts, en cambio, no hay nada previsto. La partida pautada para el pago de intereses de la deuda es de 10.100 millones de pesos, no muy superior a los 9547 millones del 2005. Los recursos totales de la administración nacional (descontados los giros a las provincias por coparticipación) ascenderán a 95.462 millones de pesos, lo que equivale a un incremento de 13.342 millones con respecto al Presupuesto del 2005. En cuanto al gasto primario, llegará a 78.473 millones, unos 10.267 millones por encima de lo que se había fijado para este año.
El mayor aumento de los recursos con respecto a la suba del gasto confirma la línea ortodoxa del Gobierno en el manejo de la política fiscal. A pesar de esa prudencia, en materia impositiva se abre una puerta a una rebaja de las retenciones. “Una eventual corrección de las mismas” se analizará en función de “su impacto sobre la tasa de cambio y los precios internos”. El dólar promedio proyectado para el 2006 es de 2,95 pesos. El impuesto al cheque también será revisado para analizar su incidencia. Por último, se ratifica que los jueces deberían pagar el impuesto a las Ganancias.

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