ECONOMíA › EL GOBIERNO DICE QUE EL SABADO SE CONOCERA EL NUEVO CORRALITO

La marcha del dólar no se detiene

Mientras Economía prepara borradores que Eduardo Duhalde dice que estudia, bajo la presión de la banca extranjera, el billete verde continúa su carrera alcista. Los banqueros le bajaron el pulgar a la idea de Lavagna de crear un sistema paralelo al corralito.

 Por David Cufré

El decreto de salida del corralito y refundación del sistema financiero fue firmado ayer por Roberto Lavagna y comenzó a circular por el gabinete. Eduardo Duhalde terminaría hoy con el trámite, según la versión que entregó anoche el Ministerio de Economía. Sin embargo, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, aseguró que “el decreto se dará a conocer a más tardar el sábado”, y afirmó que entre hoy y mañana “se terminará de darle forma al borrador” que entregó el ministro. Más allá de los tiempos, la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) sigue cuestionando con dureza el proyecto de Lavagna. La banca extranjera sostiene que la solución pensada para el corralito y la creación de una banca paralela presentan demasiados flancos débiles y terminará provocando un caos todavía mayor en el sistema financiero. Junto a ello, alertan los banqueros, habrá una constante suba del dólar.
Ayer, la cotización de la moneda estadounidense volvió a pegar un salto. En las entidades que operan por cuenta y orden del Banco Central cerró a 3,42 para la compra y 3,50 para la venta, mientras que en las casas de cambio finalizó a 3,50/3,65, respectivamente. La autoridad monetaria intervino con unos 30 millones tanto en el mercado minorista como en el mayorista. La paridad en este último segmento también experimentó un alza, al cerrar a 3,58/3,60.
El Central se abstuvo de volcar más reservas para satisfacer una demanda creciente, en especial de algunos bancos, porque Mario Blejer quiere regular fuerzas. “Tiene el síndrome de los 10 mil millones”, describió un banquero del sector privado con el que tiene diálogo permanente. Se refería al nivel de reservas. Cuando se produjo la devaluación, las reservas que administraba Blejer orillaban los 15 mil millones de dólares. Hoy están un poco por debajo de los 10.500 millones (último dato oficial, al lunes pasado), y el funcionario se habría puesto como objetivo mantener las reservas por arriba de los 10 mil millones hasta su último día en el cargo. Ese objetivo personal podría agregarle presión al dólar, dado que el Central haría intervenciones moderadas, en un mercado recalentado.
Una posibilidad es que Blejer dé las hurras en cuanto el Gobierno cierre un acuerdo con el FMI. Lavagna insistió ayer en que ese convenio se firmará antes del 30 de junio. Sin embargo, entre los banqueros empezó a crecer la hipótesis de que será otra promesa incumplida. “Si todo sale bien, es decir, si se deroga la Ley de Subversión Económica y las provincias se comprometen a hacer el ajuste, vendrá una misión del Fondo a discutir un nuevo programa monetario, exigirá un nivel de reservas mínimo y dará su opinión sobre el plan oficial para el sector bancario. Esas discusiones llevarán más de un mes”, evaluó un destacado operador financiero.
De enero a la fecha, la emisión ronda los 6000 millones de pesos, frente a los 3500 millones pautados en el Presupuesto para todo el año. El esquema de Lavagna para la salida del corralito forzaría a nuevas emisiones, de acuerdo a la interpretación de ABA. “Si se mantiene el corralón, tarde o temprano la plata va a salir y el Central tendrá que emitir para cubrir esa demanda”, afirman en esa entidad. El dinero podría irse del corralito por las grietas que empieza a mostrar la ley Tapón contra los amparos judiciales. En la city también dicen que la solución Lavagna al corralito terminará alimentando la demanda de dólares. Entre esa demanda, la de algunos bancos de inversión que están comprando con fuerza y la resistencia de Blejer a desprenderse de reservas, el próximo horizonte que los financistas estiman para el dólar es el de 4 pesos.
La banca extranjera se mantiene firme en su demanda de un Plan Bonex compulsivo. Lo que no aclara es que ese programa es el que más se ajusta a sus intereses, puesto que el Estado se haría cargo de su problema con los ahorristas y las entidades se desprenderían de títulos públicos basura. Más allá de eso, los bancos agrupados en ABA afirman que hay que terminarcon el corralón –plazos fijos reprogramados– mediante un bono, y con el corralito –cajas de ahorro y cuentas corrientes– abriendo el grifo y destinando 2500 millones de dólares de reservas para cubrir la demanda de dólares. Hecho eso, concluyen, los propios bancos harán su proceso de ajuste, con algunas entidades marchándose del país y otras reduciendo su número de sucursales, para que a partir de entonces nazca un nuevo sistema financiero.
La propuesta de Lavagna de que convivan un sistema bancario residual, con lo que quede del corralón y el corralito, y otro nuevo, originado a partir de los depósitos que se hagan de acá en más, es condenada por el establishment financiero. El ministro de Economía desconoce esas críticas y avanza en su programa de reestructuración del sistema financiero con el decreto que el Gobierno daría a conocer pasado mañana. Ese plan establece que habrá cuentas y chequeras nuevas, y ninguna restricción para mover dinero, incluyendo operaciones en dólares. En cambio, para los fondos retenidos en el corralito se mantendrán las cuentas y chequeras actuales, y todo pesificado. “Quién va a depositar un peso y mucho menos un dólar en un banco que por otro lado tiene problemas con miles de personas”, se preguntó un banquero, molesto con el proyecto que al parecer pronto empezará a aplicarse.

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La cotización del dólar en las casas de cambio subió hasta 3,65.
 
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