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Sus enseñanzas siguen vigentes

 Por Alberto Cantero *

El ingeniero agrónomo Don Horacio Giberti, falleció a los 91 años luego de una incansable trayectoria de entrega, esfuerzo y lucha por el desarrollo integral de la Nación. De todas las funciones que cumplió, como profesor, como técnico, consultor internacional, como presidente del INTA entre 1958/61 o como Secretario de Agricultura y Ganadería en 1973/74, han quedado sus enseñanzas de notable jerarquía y profundidad intelectual, pero especialmente su capacidad de llevar adelante las convicciones con firmeza, con claridad y plantear las verdades sin medias tintas.

Como presidente del INTA marcó un rumbo que acompañó a la Institución durante muchos años: proteger los recursos naturales, generar innovaciones y desarrollos tecnológicos propios que estuviesen en directa relación al progreso social y económico del país, especialmente del mediano y pequeño productor con su familia. Aún se reconoce su firmeza en la decisión política de impulsar en 1973 el Impuesto a Renta Normal Potencial de las Tierras, como un instrumento que posibilitara el desarrollo armónico del país, que no hubiese tierras ociosas, que se impulsaran la creación y aplicación de tecnologías que optimizaran la producción. El esfuerzo de otro gran ingeniero agrónomo que tuvo Argentina, Antonio Piñeiro, con un pequeño equipo del INTA realizó la Regionalización Ecológica para poder aplicarlo. La destrucción nacional que sobrevino con la dictadura en 1976, también lo impidió.

Don Horacio Giberti nunca claudicó en sus convicciones ni en la valentía de plantear las cosas tal cual las consideraba. Aún con dificultades en la salud, son de meridiana claridad los conceptos que entrega en una nota con el periodista Diego Ramírez el 12 de mayo de 2008. Refiriéndose al conflicto “de la Resolución 125” dice Giberti “...creo que al amparo de esa demanda se infiltra el intento de debilitamiento del gobierno pero que no es tanto del gobierno en sí mismo, sino es la democracia lo que está en juego...”. Además planteó los riesgos del actual proceso de concentración de tierras por arrendamiento de fondos financieros agropecuarios para la producción de soja al generar conductas rentistas y especulativas, con exclusión del pequeño productor. Para orientar la producción en función del desarrollo rural, y no sólo de aumentos de volúmenes físicos que muchas veces sólo generan pobreza y dependencia en el mediano plazo al país, plantea Giberti que es necesario “... una buena intervención del Estado”. También ha señalado todas las dificultades del actual sistema de comercialización agropecuario, las ventas en negro, y las necesidades de compensaciones que debe realizarse. Dice Giberti: “Si existiera una Junta Nacional de Granos se podría volver al sistema en que el gobierno compra y vende y de ahí simplificar los diferenciales de precios internos y externos, sin tener que recurrir a estos sistemas de compensaciones”.

Giberti nos dejó físicamente, pero su testimonio de vida y sus enseñanzas seguirán vigentes.

* Diputado nacional. Presidente de la Comisión de Agricultura.

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