ECONOMíA › BERNER, DE AFTIC, Y BIANCHI, DE ARSAT

“Una lucha política”

 Por Javier Lewkowicz

“Esto es producto de una lucha política, científica y tecnológica. Desde el punto de vista de las telecomunicaciones, el Arsat-2 viene a completar una parte del trabajo del Arsat-1, que ya emite toda la señal que vemos de Fútbol para Todos, los noticieros y los cronistas que salen vía satélite, por ejemplo. El Arsat-2 nos da una perspectiva de integración regional”, señaló Norberto Berner, titular de la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Aftic).

Durante el acto de despedida del Arsat-2 desde Bariloche hacia la Guayana Francesa, el funcionario dialogó con Página/12 y adelantó que “estamos charlando con la gente de Chile para mejorar el sistema de roaming de telefonía móvil y también sobre la venta de servicios satelitales”. Describió que “el Arsat-2 va a ayudar al Arsat-1, le podremos dar más potencia y posibilidades de transmisión. La señal de un satélite es como el wi-fi, a mayor cantidad de usuarios se pierde intensidad en la señal. Con el nuevo satélite ganamos en capacidad de generación de contenido”.

–¿Qué va a pasar con el desarrollo de Arsat luego del recambio presidencial? –le preguntó este diario.

–Nosotros trabajamos para institucionalizar este trabajo. Hizo falta decisión política para lanzar los planes Argentina conectada, la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el proyecto de radarización y los satélites. Hay quienes han dicho que no tenía sentido sostener Arsat y están en la carrera presidencial. Un científico que no tiene trabajo en uno, dos o tres años, se va. Y cada vez que se detiene la marcha, cuesta mucho remontarla.

En tanto, Matías Bianchi, presidente de Arsat, indicó que “seguimos cumpliendo sueños que parecían disruptivos cuando Argentina estaba perdiendo sus posiciones orbitales en manos de Inglaterra”. El funcionario explicó una de las claves por las cuales Argentina pudo insertarse en el sector satelital. “Es una industria en donde la evolución tecnológica no es tan veloz como en el consumo masivo, porque se trata de equipos que están a 36 mil kilómetros y no se puede jugar con el riesgo”, dijo. A menor ritmo de innovación, mayor es el tiempo de amortización de la inversión.

–¿Cómo está la Argentina en términos de costo de fabricación del satélite?

–El Arsat-1 costó 270 millones de dólares, el Arsat-2, 250 millones, y el Arsat-3, si lo queremos hacer, apenas superaría los 200 millones, con lo que ahí nos estamos acercando al resto de la industria. Igualmente, si un comprador busca solamente precio, nosotros no vamos a ser la mejor opción por ahora. Por eso también buscamos otras prestaciones, como las posibilidades de compartir proyectos tecnológicos. Ojalá cada vez podamos hacer satélites mejores, más baratos y con mejor tecnología. En términos de costos venimos bajando y vamos a seguir en esa tendencia.

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