EL MUNDO › TRAS LOS CHOQUES QUE DEJARON 300 MUERTOS EN IRAK

Tregua del clérigo chiíta

El líder chiíta Moqtada al Sadr llamó ayer a sus milicianos a retirarse de las calles en Irak. “Queremos que los iraquíes cesen de derramar sangre y que defiendan la independencia y la estabilidad del país, y por eso hemos decidido retirarnos de las calles de Basora y de otras provincias”, anunció el clérigo radical. Luego de seis días de combates que dejaron cerca de 300 muertos, el gobierno del premier Nuri al Maliki recibió con satisfacción la noticia y prometió suspender hoy el estado de sitio que rige en la capital así como en las provincias del Sur. No obstante, más de 15 personas murieron ayer en combates.

A pesar de que las dos principales ciudades de Irak, Bagdad y Basora, continuaban paralizadas por un toque de queda, Maliki volvió a respirar después del diálogo abierto por Sadr. “Es una buena iniciativa que va en la buena dirección”, indicó el gobierno en un comunicado. “Esperamos que esto contribuya a estabilizar la situación, a hacer que se aplique la legalidad, y a apoyar el proceso de reconstrucción”, aseguró el primer ministro en el texto.

El anuncio de Sadr se produjo luego de combates intensos y sangrientos entre el Ejército del Mahdi, la milicia de Moqtada al Sadr, y las fuerzas regulares iraquíes apoyadas por unidades norteamericanas, en los que se produjeron más de 270 muertos y centenares de heridos. Las escaramuzas comenzaron el 25 de marzo en Basora, el gran puerto petrolero del sur de Irak, cuando el gobierno iraquí desató una ofensiva contra presuntos terroristas y el ejército de Mahdi se sintió amenazado. Entonces Sadr respondió con fuego propagando los combates a otras ciudades sureñas iraquíes, así como a los barrios chiítas de Bagdad, hasta que el sábado ambos bandos retomaron negociaciones para una tregua.

En el comunicado de ayer, Maliki volvió a defender el operativo militar que detonó el conflicto reciente. “Las operaciones de seguridad en Basora no van dirigidas contra ningún grupo político o religioso, principalmente el movimiento sadrista”, reiteró. Un poco más tarde, Maliki prometió a los milicianos que entreguen las armas que no serán perseguidos por la Justicia, en un gesto de agradecimiento al llamamiento hecho por Sadr.

Asimismo, el portavoz gubernamental, Ali Debbagh, dijo que las fuerzas de seguridad continuarán persiguiendo a aquellos que no obedezcan las órdenes del gobierno ni las de Moqtada al Sadr.

Ayer, las calles de las dos principales ciudades iraquíes continuaban vacías de tránsito, y sólo algunos ciudadanos se atrevieron a salir para ir a comprar. En Bagdad, hubo combates en el distrito de Sadr City, que lleva el nombre del clérigo, mientras que al norte de la capital, seis policías y cinco milicianos de las fuerzas iraquíes murieron en dos ataques diferentes. En esa zona, también fallecieron al menos siete supuestos militantes de la red terrorista de Al Qaida en Irak. Pese a la tregua anunciada por Sadr, un miliciano sadrista denunció que Wa-shington sigue atacando. “Aunque obedecemos las órdenes de nuestro mando, los estadounidenses continúan disparándonos”, dijo.

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Una mujer chiíta se apena por los daños que causaron los combates.
Imagen: AFP
 
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