EL MUNDO › ESCENARIO

El magnate dependerá de la derecha odiosa

 Por Mercedes López San Miguel

El retorno del magnate Silvio Berlusconi al Palacio Chigi debe atribuirse, más que a sus méritos propios, al estruendoso fracaso del centroizquierda para resolver sus contradicciones internas y mostrarle algún logro a la opinión pública. A esto se le suma un pésimo síntoma de la sociedad italiana: Il Cavaliere obtuvo la mayoría absoluta en el Senado de la mano de su aliada Liga Norte, un partido xenófobo y antiinmigrante que hizo una buena elección, en contraste con la izquierda ortodoxa Arcoiris, que por primera vez se quedó afuera del Parlamento.

Para Maurizio Matteuzzi, analista del diario Il Manifesto, estos comicios revelan el desastre de la izquierda anticapitalista, que ahora está pagando el precio. “La izquierda radical aceptó prácticamente todo cuando estuvo en el gobierno; mantuvo las tropas en la guerra de Afganistán; aceptó que la política económica fuera favorable a la patronal –Italia tiene los salarios más bajos entre los países desarrollados de Europa–; dio marcha atrás en los proyectos de avanzar en los derechos civiles, como por ejemplo el reconocimiento de la unión entre homosexuales. Todo porque se dejó presionar por la Iglesia, la oposición y el centro de la coalición.”

Franco Danieli, del Partido Democrático, explica a este diario los factores por los que para él la derecha ganó los comicios. “En primer lugar, la coalición de centroizquierda estuvo siempre desunida y, por otra parte, se impuso la agenda de la seguridad que exigió la opinión pública: la derecha tiene una respuesta dura para actuar contra la inmigración y los delitos. Esto explica por qué la izquierda radical no va a entrar al Parlamento por primera vez y que esos votos no fueran para Veltroni.”

Matteuzzi entiende que Veltroni se equivocó al creer que el “voto útil” de la izquierda escéptica iba a ir a su Partido Democrático. “Quiso parecerse lo más posible al Partido Demócrata de EE.UU. y trató de que en Italia se estableciera un bipartidismo de hierro. El PD buscó ganar el voto de los escépticos, como le sucedió a Rodríguez Zapatero en España. Zapatero gobernó cuatro años con éxito: amplió los derechos civiles, mejoró la economía, regularizó a los inmigrantes, aunque el PP dijera lo contrario. Aquí el gobierno de centroizquierda no pudo presentar ninguno de esos logros”, afirma a Página/12.

Danieli señala como un “problema grave” y Matteuzzi como “preocupante” que el partido de Umberto Bossi, la Liga Norte, lograra una buena elección tanto en las regiones fronterizas con Austria y Suiza –donde nació como fusión de varios partidos autonomistas– como en el sur. Según Danieli, este aliado de Berlusconi tendrá el poder real del gobierno. “Si Berlusconi logró la mayoría en el Senado, se lo debe a la Liga Norte.” Ha sido Bossi el líder secesionista que propuso la autonomía de una región virtual a la que circunscribió como “la Padania”. También Bossi, un Le Pen a la italiana, pero lamentablemente con más influencia que su par francés, llamó a “usar los fusiles” si no se solucionaba un problema de confección en las boletas para estos comicios.

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