EL MUNDO › EL PAPA REPUDIO LOS ABUSOS SEXUALES DE CURAS IRLANDESES A NIÑOS

Condena papal a la pedofilia

Benedicto XVI habló durante dos días con veinticuatro obispos irlandeses. Según informó el Vaticano, no se trató el tema de la dimisión de los religiosos, tal y como piden las víctimas. El cardenal primado de Irlanda, Sean Brady, dijo que colaborará con las autoridades.

El papa Benedicto XVI calificó de “crímenes atroces” los abusos sexuales de curas irlandeses a niños y exigió a los obispos de ese país que se afronte el problema con “decisión y determinación”. Los obispos mostraron su disposición para colaborar con las autoridades civiles. Por su parte, los grupos de víctimas de los abusos sexuales cometidos en Irlanda contra menores por curas católicos ayer dijeron estar decepcionados por el resultado de los dos días de reuniones mantenidas en el Vaticano entre el sumo pontífice y los obispos irlandeses para abordar este asunto.

“El Papa considera que el abuso sexual de niños y jóvenes no es sólo un crimen atroz, sino también un grave pecado que ofende a Dios e hiere la dignidad del ser humano”, señaló ayer la Santa Sede en un comunicado, tras los dos días de reuniones del pontífice y cardenales de la Curia con veinticuatro obispos irlandeses, llamados al Vaticano para adoptar medidas contra este escándalo.

El cardenal primado de Irlanda, Sean Brady, reiteró ayer que colaborarán con las autoridades civiles y aseguró que los curas presuntamente culpables de pederastia en su país serán juzgados. Encabezados por el cardenal primado y arzobispo de Armagh, los prelados irlandeses comparecieron ante la prensa, una vez concluida la reunión de dos días en el Vaticano con el Papa y la Curia romana para analizar esos casos y afirmaron que “comprenden y aceptan” la rabia de las víctimas y de sus familiares.

El obispo de Ferris, Dennis Brennan, por su parte, dijo que cada prelado habló con “honestidad” y expresó su “rabia” por lo sucedido. Reconoció que no fueron capaces de impedir lo ocurrido y que aceptan las críticas de las víctimas y sus familiares. Joseph Duffy, obispo de Clogher, denunció que en estos años dominó en la Iglesia irlandesa “una cultura del secretismo” y ahora deben hacer todo lo posible por las víctimas, “que son nuestra prioridad y tienen la última palabra”.

El Papa habló con los veinticuatro obispos también sobre una carta pastoral en la que quiere dirigirse a los feligreses irlandeses en el período de ayuno. Según las informaciones del Vaticano, no se trató sin embargo el tema de la dimisión de los obispos, tal y como piden las víctimas. “Es necesario una mejor preparación de los religiosos para desempeñar sus tareas”, dijo el santo padre.

La directora de uno de los grupos de víctimas, Maeve Lewis, criticó al Papa por esgrimir el argumento del “debilitamiento de la fe” para explicar el fenómeno del maltrato sexual a menores. “Es profundamente ofensivo para los supervivientes sugerir que fueron abusados por culpa de la fe, en lugar de decir que los curas pederastas eran movidos de una parroquia a otra y aquellos en posiciones de autoridad miraron a otra parte”, señaló Lewis.

En los últimos setenta años centenares de niños, especialmente de los orfelinatos, sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes irlandeses, sobre todo en la archidiócesis de Dublín desde 1975 a 2004, según revelaron dos informes oficiales, el Ryan y el Murphy, que también denunciaron la connivencia de la jerarquía eclesiástica con las autoridades para ocultar y proteger a los sacerdotes. Cuatro de cinco obispos criticados explícitamente en el llamado informe Murphy sobre el escándalo de los abusos dejaron sus cargos.

La Iglesia irlandesa se enfrenta al eventual pago de indemnizaciones millonarias, que fuentes locales han fijado ya en 200 millones de euros.

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