EL MUNDO › CRISTINA KIRCHNER FUE A LA CEREMONIA Y VISITO HOSPITALES MOVILES

Cambio de agenda

Aun después del sismo no quería perderse el almuerzo oficial con el flamante presidente. Cuando se canceló, aprovechó el hueco en la agenda para visitar los hospitales móviles argentinos.

 Por Emilio Ruchansky

Desde Valparaíso

La presidenta argentina ocupa su lugar en la ceremonia inaugural de Piñera.
Imagen: EFE.

Cinco minutos antes de que Cristina Fernández de Kirchner llegara al Congreso de Valparaíso para asistir a la asunción de Sebastián Piñera, el piso tembló en esta ciudad costera situada 140 kilómetros al oeste de la capital. En ese momento, su par boliviano Evo Morales acababa de bajar del auto y se quedó petrificado. No fueron más de 30 segundos, pero bastó para que un grupo de periodistas saliera corriendo de una cafetería, a metros de la tarima preparada para los fotógrafos y camarógrafos, frente al Congreso. “¿Hubo una réplica? Yo no sentí nada”, le dijo la Presidenta a Página/12 al pie de la alfombra roja, vestida con una pollera violeta estampada, una blusa y un saco azul oscuro. Sin perder la sonrisa, agregó: “Hasta ahora la estoy pasando muy bien en Chile”.

Eran las 11.50, cuando la Presidenta subió las escaleras y saludó a la comitiva de diputados y senadores elegida por las dos cámaras del Congreso: el independiente Carlos Cantero; Andrea Molina y María José Hoffman, de la Unión Demócrata Independiente; Sergio Ojeda, de la Democracia Cristiana, y Rosauro Martínez y Roberto del Mastro, de Renovación Nacional. Quince minutos después, cuando los 1100 invitados ya estaban dentro del Congreso, vino la peor réplica, de 6,9 grados en la escala de Richter, que motivó “el alerta preventivo” de tsunami en Valparaíso y en varias regiones de Chile.

“¿Y Argentina?, ¡¿Dónde está Argentina?!”, gritaba un carabinero en medio de la avenida Pedro Montt, a una cuadra del Congreso, donde estaban estacionados los autos rentados por el gobierno de Chile para llevar a los presidentes invitados. La comitiva argentina fue, por protocolo, la última en entrar y la primera en salir hacia Cerro Castillo, la residencia presidencial en Viña del Mar, donde se había programado un almuerzo para los jefes de Estado invitados a la asunción. El chofer se preparó para salir “al tiro”, como dicen acá, en el Hyundai Génesis color gris. Mientras esperaba, contó que pasó a buscar a Cristina Fernández a las 10.30 por la residencia del embajador Ginés González García, donde había dormido antenoche, en el centro de Santiago, y que debió ser evacuada ayer.

“El viaje duró una hora y charlamos de todo un poco, sobre el clima y también preguntó por el terremoto, por la intensidad y la magnitud que tuvo”, dijo el chofer, que es un carabinero, aunque vestía de traje y corbata. En el otro auto viajó el médico personal de la Presidenta, que entró al Congreso con ella llevando su botiquín de primeros auxilios. También concurrió el canciller Jorge Taiana. Cerca de allí, detrás de las vallas, había cientos de manifestantes que venían a saludar a la presidenta saliente, Michelle Bachelet, y al entrante, Piñera. Estaban mezclados, sin quererlo, aunque no hubo mayores peleas.

“¿Qué opinión tiene de Cristina Fernández?”, preguntó este cronista a una simpatizante de la ex presidenta. “Excelente. Le está costando mucho porque en Argentina son tan machistas como en Chile, pero para nosotras es como una segunda Bachelet”, decía la mujer, que pedía ayuda para irse porque no la dejaban.

“¡Viva los militares!, ¡Viva Pinochet! ¡Vayan a trabajar!”, gritaban detrás los simpatizantes de Piñera. “¡Ahí están! ¡Esos son! ¡Los que venden la Nación!”, contestaban los bachelistas. Enfrente, había 600 uniformados y uniformadas en fila, provenientes del ejército, la armada, la fuerza aérea y los carabineros.

Después de la ceremonia, alrededor de las 12.45, la Presidenta se dirigió a Viña del Mar, a quince minutos de Valparaíso. Allí, en el adinerado barrio Cerro Castillo, Fernández iba a compartir un corto almuerzo con varios mandatarios latinoamericanos: Piñera; Evo Morales; Rafael Correa, quien andaba en muletas; Alvaro Uribe y Alan García. Cuando llegó la Presidenta sólo estaban Piñera y Felipe de Borbón, el príncipe de Asturias. Antes de entrar, la mandataria habló nuevamente con Página/12 a través de la ventana del auto. “Ahora sí sentí la réplica cuando estábamos dentro del Congreso. Me di cuenta porque empezaron a temblar las coronas de flores, pero la verdad es que no me asusté”, contó Fernández.

Consultada sobre la despedida de Bachelet el miércoles por la noche en el Palacio de La Moneda, dijo que la notó de buen humor y muy tranquila. “Fue una buena reunión, charlamos con otros presidentes y sirvieron unas empanaditas de pescado riquísimas”, detalló. Los colegas de Fernández no llegaban. A esa altura, ya circulaba el rumor de que varios presidentes invitados no asistirían al almuerzo por temor a las réplicas del terremoto. “¿Cómo nos vamos a ir? No nos vamos a perder el almuerzo”, contestó antes de entrar.

Al final la comida fue cancelada porque Piñera decidió viajar hasta Rancagua, epicentro del sismo que hizo temblar a Valparaíso ayer. Ante un grupo de periodistas apostados en el Cerro Castillo, la Presidenta argentina informó que se iba a visitar los tres hospitales reubicables que su gobierno había montado en la ciudad de Curicó, 200 kilómetros al sur de Santiago. “Pensaba almorzar –reconoció–, pero prefiero irme hasta los hospitales para ir a verlos porque ya llegó el helicóptero, y tampoco quiero tener el helicóptero esperándome cuando puede ser útil en otra parte. Me dicen que es una de las zonas más afectadas, así que la vamos a sobrevolar y ver el impacto.”

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