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Estados Unidos entre un Noriega y un Tercer Reich

George Bush eligió una nueva dupla para América latina: Roger Noriega, ex funcionario de la administración Reagan, iría a la Subsecretaría de Estado para la región y Otto Reich, que ocupaba este cargo, pasará a un nuevo puesto inventado para él en la Casa Blanca. Noriega debe ser confirmado por el Congreso.

Las elecciones legislativas de noviembre ya pasaron; el secretario de Estado Colin Powell no lo quería en su departamento y expiró el plazo para que el Congreso lo confirmara en el cargo, algo que no iba a hacer: tres razones para que el presidente norteamericano George Bush se sacara de encima a Otto Reich como secretario de Estado adjunto para Asuntos Hemisféricos. Eso ya había quedado claro a principios de año. Lo que no se sabía era que Bush inventaría un nuevo cargo (enviado especial del Consejo de Seguridad Nacional) para que Reich, que asesoraba al gobierno pero logró ser puesto por decreto aprovechando el receso del Congreso el año pasado, reingrese por tercera vez, la segunda en forma oficial, en el gobierno. El que va a ocupar el cargo de Reich, anticastrista furibundo que supo apoyar a los contras nicaragüenses en los ‘80 y a respaldar el golpe de Estado en Venezuela en abril, es Roger Noriega, panameño de nacimiento, también ex funcionario de la administración Reagan, ex asesor del legislador ultraderechista Jesse Helms y actual de embajador norteamericano ante la OEA.
Durante todo el año pasado, Otto Reich fue secretario de Estado adjunto para Asuntos Hemisféricos, el puesto más alto en el diseño de las políticas de Washington para este continente. Como Reich nunca fue confirmado por el Congreso, el cargo estuvo vacante durante todo 2001 mientras Reich de todos modos ejercía alguna influencia en el gobierno. El año pasado, Bush utilizó un decreto de emergencia para nombrarlo, pero esta designación caduca al año sin la aprobación parlamentaria. Ahora el Congreso norteamericano tiene mayoría republicana en ambas cámaras, pero el republicano moderado Richard Lugar, nuevo presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo que no iba a apoyar el nombramiento de Reich.
De modo que Bush creó un nuevo puesto para Reich: enviado especial del Consejo de Seguridad Nacional para la región, que no necesita la aprobación del Parlamento. El comunicado de la Casa Blanca subrayó que Reich no es un “enviado presidencial” y que deberá reportarse a la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. Según el comunicado, Reich coordinará las políticas a largo plazo como el Programa de colaboración entre Estados Unidos y México, la Iniciativa Regional Andina y la Iniciativa para una Nueva Cuba. “Tendrá que fortalecer las instituciones democráticas, defender los derechos humanos y promover el libre comercio y el alivio de la pobreza de América latina”, indicó el vocero de la Casa Blanca.
De eso Reich sabe bastante. Mientras su jefe, Colin Powell, estaba de viaje, el ex promotor de los contras nicaragüenses declaró su apoyo al fugaz gobierno golpista de Pedro Carmona contra el presidente venezolano Hugo Chávez, en abril del año pasado. Durante el gobierno de Reagan, Reich dirigió la oficina de Diplomacia Pública del Departamento de Estado, desde donde promovió la acción de los contras nicaragüenses. Una investigación de la Contraloría General norteamericana lo mostró involucrado en “propaganda encubierta” para los contras. También se lo acusó de vender armas a Irán para financiar a los “contras”, pese a que el Congreso había prohibido cualquier tipo de apoyo al grupo armado.
El perfil de Noriega es parecido. Embajador de la OEA desde agosto de 2001, fue en los ‘90 fue asesor del ex senador de ultraderecha Jesse Helms, que logró endurecer considerablemente la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica, en especial contra México, Colombia y otros países involucrados en el narcotráfico. Helms fue el impulsor de la ley que endureció el embargo contra Cuba, quitando a la Casa Blanca el poder de levantarlo. También fue el promotor de la “certificación” sobre cooperación de los países productores o que sirven de puente al tráfico de drogas, que durante años arruinó las relaciones con México, Colombia, Perú y Bolivia.
Sin embargo, algunos norteamericanos expertos en Latinoamérica subrayaron que, en los últimos años, Noriega se esforzó para encontrar una solución a la crisis venezolana y mejorar las relaciones con Brasil. Se espera que éste pueda conseguir la venia del Congreso con más facilidad que Reich. En todo caso, la designación de esta dupla para América latina ya recibió sus aplausos: los del anticastrismo afincado en Florida, donde Jeb Bush, hermano de George, acaba de reasumir la gobernación por cuatro años más.

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Otto Reich siempre dice presente en el gobierno de Bush.
 
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