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El proceso de descomposición del radicalismo tuvo ayer un nuevo episodio, ya que Angel Rozas cumplió su promesa y anunció su renuncia indeclinable a la presidencia del partido. El alejamiento del chaqueño, que será reemplazado provisoriamente por el rionegrino Pablo Verani, es una consecuencia no deseada de la interna más larga del mundo. “Fundo esta decisión en la imposibilidad de vindicarme de las falsas acusaciones formuladas por uno de los precandidatos a presidente en los últimos comicios internos”, sostuvo Rozas, en referencia a las denuncias de Rodolfo Terragno sobre supuestas irregularidades en Chaco.
En la carta de renuncia, Rozas sostuvo que su distrito “fue objeto de apresuradas y ligeras acusaciones de fraude, afectándose el honor de dirigentes, militantes y afiliados al radicalismo”.
El mismo día de la interna, hace ya casi un mes, Terragno aseguró que la cantidad de votantes en Chaco –donde su rival, Leopoldo Moreau, se impuso cómodamente– era desproporcionada. Enojado, Rozas reclamó que se realicen nuevas elecciones en su provincia y anticipó que renunciaría a la jefatura partidaria si no se aceptaba su postura. Sin embargo, la Junta Electoral sólo aceptó que se vote de nuevo en Formosa porque Terragno, a pesar de los cacareos iniciales, se echó atrás y nunca se atrevió a formalizar las acusaciones en Chaco: temía que, de repetirse la votación en aquella provincia, Rozas pusiera toda su energía para igualar o superar el resultado anterior.
“Se nos impide a quienes somos víctimas de la mentira la oportunidad de demostrar en el plano de los hechos si los correligionarios del Chaco formamos una estructura de papeles o si, por el contrario, tenemos una organización política con capacidad de movilización”, se quejó Rozas en la carta de renuncia.
Su alejamiento se suma al del resto de la cúpula radical: el vicepresidente, Juan Manuel Casella, y el secretario general, Walter Ceballos, alineados con Terragno, habían renunciado a sus cargos en protesta con el supuesto fraude. En un cuadro de virtual acefalía, Verani asumirá la conducción hasta que se reúna el plenario de delegados, a fines de febrero, para aceptar la renuncia de Rozas y designar nuevas autoridades.
Mientras tanto, la interna continúa sin definición. Con la decisión de la Junta de anular el escrutinio en Formosa, donde Moreau había obtenido una increíble ventaja de 17 mil votos, Terragno pasó a la cabeza con casi 13 mil sufragios. Pero resulta que Moreau (que había criticado a su rival por intentar judicializar la interna) recurrió a la Justicia para reclamar que se repita la votación también en Chaco y San Juan (donde Terragno había denunciado fraudes, pero sin formalizar la acusación). La decisión final está en manos de Norberto Oyarbide.
Más allá de las interminables idas y vueltas de la interna, lo cierto es que el portazo de Rozas instala un elemento más de tensión en el complicado panorama radical.
Ayer, los dos bandos interpretaban de manera diferente la decisión del chaqueño. “Nunca sospeché de él, simplemente pedí su intervención para aclarar las cosas”, se defendió Terragno, que además llamó a terminar con la “renunciomanía”. Por lo bajo, los operadores del senador explicaban que Rozas tenía intenciones de abandonar desde hace tiempo un cargo pensado como plataforma para una candidatura presidencial que finalmente no disputó, y ahora estaría decidido a dedicarse de lleno a pelear una segunda reelección en Chaco.
Moreau, en cambio, venía advirtiendo sobre un supuesto intento de Terragno y sus socios internos, Federico Storani y Jesús Rodríguez, para desplazar a Rozas de la jefatura partidaria. “Las infundadas denuncias mediáticas de Terragno terminaron provocando la renuncia de un hombre de bien. Tal vez es lo que algunos pocos venían buscando. Es hora de recuperar la política y a la UCR como herramienta, y dejar atrás losindividualismos mediáticos y posmodernistas de la última década”, concluyó Moreau.