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La crisis boliviana parece en un callejón sin salida. Ayer, un enfrentamiento entre productores de coca y fuerzas policiales en la ciudad de Cochabamba dejó dos heridos y 200 cocaleros detenidos, al tiempo que centenares de estudiantes y maestros se enfrentaban con los uniformados en distintos puntos de la ciudad. En solidaridad con los cocaleros del Chapare, que exigen el derecho a cultivar coca para consumo tradicional, los productores de los Yungas cerraron las rutas que unen esa región con el nordeste de Bolivia. La solución al conflicto parece lejana. El gobierno repitió su propuesta de diálogo con los cocaleros a cambio de que levanten los cortes que desde hace cinco días mantienen paralizado el tránsito de las principales rutas del país. La reunión prevista entre el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y el líder cocalero Evo Morales no se concretó. Morales está dispuesto a negociar, pero manteniendo los piquetes.
El conflicto con los cocaleros entra hoy en su sexto día. El gobierno sigue firme en su propuesta de condicionar la negociación al despeje de las rutas que cierran el tránsito en cinco de los nueve departamentos de Bolivia. El presidente Sánchez de Lozada ofreció el retiro simultáneo de tropas en la zona del conflicto, en la selva del Chapare, a cambio de que los cocaleros levanten los piquetes. Ayer a la tarde, el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada invitó al líder cocalero Evo Morales a dialogar a las 18 horas locales en la ciudad de Cochabamba. Pero, una vez más, no hubo acuerdo: el mandatario y Morales no se vieron las caras, pese a que los dos estaban en el lugar del encuentro. Es que para iniciar las conversaciones, el gobierno exige que los cocaleros levanten el bloqueo de rutas, mientras que Morales se mantiene inflexible en su postura: quiere dialogar sin suspender la medida de fuerza. Los cocaleros exigen el respeto a sus cultivos, considerados ilegales por el gobierno. Mientras, los cocaleros de Yungas decidieron cortar las rutas de esta región en solidaridad con los campesinos del Chapare y en protesta por las medidas de Sánchez de Lozada. Presionado por Estados Unidos, el mandatario pretende erradicar por la fuerza otras 57.000 hectáreas que, según el gobierno, están destinadas al narcotráfico. A diferencia de los cultivos en el Chapare, en Yungas se producen legalmente 12.000 hectáreas de coca para uso tradicional.
Ayer, Cochabamba y sus alrededores fueron el escenario de una batalla campal. A 40 kilómetros de esta ciudad, en la localidad de Pananti, hubo duros enfrentamientos entre indígenas, cocaleros y policías. Hubo dos heridos y 200 campesinos detenidos. Mientras, en el centro de Cochabamba, grupos de estudiantes atrincherados en la universidad pública, se enfrentaban con palos y piedras con la policía. Los estudiantes exigen más presupuesto y expresaron su solidaridad con los cocaleros. Al menos 100 estudiantes fueron detenidos. La defensora del Pueblo de Bolivia, Ana María Romero, anunció ayer que no abandonará el galpón militar donde están detenidas las 300 personas arrestadas durante los disturbios en Cochabamba. Según Romero, que realiza gestiones para lograr un trato humanitario, entre los detenidos hay 12 mujeres “hacinadas y obligadas a permanecer de pie”. Mientras tanto, miles de jubilados llegaban a La Paz luego de un penoso peregrinaje de 100 kilómetros durante ocho días desde el gélido Altiplano boliviano. Los ancianos reclaman el cálculo de sus jubilaciones de acuerdo con la tasa de inflación y no de acuerdo al dólar. Ayer a la tarde, sus representantes planeaban reunirse con el vicepresidente Carlos Mesa, que se mostró dispuesto a negociar.