Martes, 27 de septiembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › JOSé ALALU, VICEINTENDENTE DE JERUSALéN
Alalu, del partido Meretz, afirma que el problema más grande es seguir así y que “se puede hacer algo mancomunado entre israelíes y palestinos”. La solución está plasmada, asegura.
Por Eduardo Febbro
José Alalu, viceintendente de Jerusalén, miembro del partido de izquierda Meretz, evoca en esta entrevista la problemática que representa Jerusalén para los acuerdos de paz, la división de la ciudad y la forma en que, según él, la solución ya está casi plasmada.
–No es un problema fácil. La parte árabe de Jerusalén no ha sido tratada desde hace sesenta años. Se encuentra completamente atrás. Rehabilitarla equivaldría a poner todo el presupuesto ahí y no dejar nada para la otra parte. En infraestructura vial, agua y electricidad hacen falta miles de millones para poner la parte árabe a la altura de la parte judía. Lo mismo ocurre con las escuelas. En la parte árabe faltan mil clases al año y la Municipalidad sólo puede financiar ochenta. Faltan parques, industrias, que no hay ninguna. Las diferencias de desarrollo entre la parte judía y la parte árabe están a la vista, pero no es un problema de mala fe, no, para nada. El problema es que económicamente no podemos. Jerusalén no es una capital rica, es una capital pobre. El gobierno tiene que ayudar. Por eso a mí me da miedo que algún día esto explote. Espero que no lleguemos a eso. El intendente de Jerusalén sí cree en una capital unificada, pero, para ello, tengo que invertir en la parte árabe. El quiere mejorar las rutas, los colegios, pero los palestinos quieren la independencia.
–Es verdad, no los dejan comprar tierras o terrenos. Jerusalén está dividida y el problema es que la parte judía domina a las dos partes, pone las leyes a los dos sectores.
–Todo tiene solución. Ya se ha comprobado que vamos a tener que devolver casi el ciento por ciento de los territorios. Así se hizo con Egipto, con el Líbano, así se procedió con Jordania y así se hará con los palestinos. En lo que atañe el reclamo legítimo de la seguridad de Israel, a eso también habrá que encontrarle una solución. Y con Jerusalén pasará lo mismo. No es un problema religioso, es un problema nacional entre palestinos e israelíes. La Ciudad Vieja está dividida en cuatro sectores: la parte musulmana, que será para los palestinos, la parte cristiana también será para ellos, la parte judía quedará en manos de Israel y la parte armenia, bueno, con esa parte habrá que llegar a un acuerdo. En cuanto a la parte santa, aquí la mayoría de la gente no es religiosa, Israel es un país laico y democrático. Palestina es lo mismo. Dentro de los árabes los palestinos son los más laicos que existen. Entonces creo que las mezquitas estarán a cargo de los palestinos y el Muro de los Lamentos, bajo el control de Israel. Se puede hacer algo mancomunado entre israelíes y palestinos y a eso se le pueden agregar otros países como Estados Unidos y Egipto, que controlarán el orden y la disciplina en estas partes. Todo se puede arreglar. Todos saben cuál es la solución, pero no se atreven a llegar a eso.
–Esas son las enfermedades heredadas de la ocupación. Por eso yo creo que el tiempo no está jugando a favor, ni de Israel, ni de los palestinos. Hay mucho mito en torno de Jerusalén. La cultura árabe es muy distinta a la israelí y cada uno quiere conservar su cultura. De alguna manera, Jerusalén ya está dividida como si fuera una capital de dos Estados. Eso es lo que he dicho. Reconozco que hay lugares que son problemáticos, pero el problema más grande es seguir así.
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