EL MUNDO › UN NUEVO ATAQUE DE HAMAS EN EL OESTE DE LA CIUDAD DEJO 17 MUERTOS

Operación masacre en Jerusalén

La organización fundamentalista Hamas asumió la voladura de un ómnibus en que murieron 17 personas. Poco después, Israel mató a nueve palestinos en Gaza. Y EE.UU. pidió el fin de la violencia.

Una semana después de celebrada la cumbre en Aqaba (Jordania) hacia la aplicación del plan de paz en Medio Oriente, la muerte de 26 personas ayer, entre israelíes y palestinos, más decenas de heridos, puso en jaque la continuidad del proceso. Un atentado suicida en Jerusalén occidental causó 17 muertos –incluido el kamikaze– y unos 60 heridos; el hecho fue reivindicado por el movimiento de la resistencia islámica Hamas, cuyo jefe, Abdel Aziz al Rantisi, había sido herido en un ataque el día anterior y había vociferado que habría venganza. Tras el ataque de ayer, Al Rantisi amenazó con más atentados. La respuesta israelí fue inmediata: sus fuerzas dispararon contra dos vehículos en Gaza, matando a siete palestinos, entre ellos dos miembros del brazo armado del Hamas, e hiriendo a unas 30 personas; otros dos murieron luego. Pero el premier israelí, Ariel Sharon, declaró que proseguirá con la Hoja de Ruta, el plan de paz estadounidense para Medio Oriente, al igual que su par palestino Mahmud Abbas, quien llamó a un cese del fuego. El presidente palestino, Yasser Arafat, exhortó a ambas partes a la “suspensión inmediata de todas las operaciones terroristas”. Y Estados Unidos condenó la violencia.
El atentado suicida contra un colectivo israelí en Jerusalén occidental dejó por lo menos 17 muertos y decenas de heridos, en medio de un paisaje de suma conmoción. Según la policía, el kamikaze estaba disfrazado de judío ortodoxo e hizo estallar la carga explosiva que llevaba consigo a bordo de un colectivo en la calle Jaffa. Hamas aseguró que los heridos eran 70, algunos de ellos en gravísimo estado. Menos de una hora después lo siguió un ataque del ejército israelí con helicópteros que causó siete muertos al sur de Gaza. “Dos miembros de nuestro movimiento, Tito Massud, del campamento de refugiados de Jabaliya (norte de Gaza), y Suheil Abu Nahel, del campamento de Chatti (cerca de Gaza), fueron asesinados, y vamos a continuar la lucha armada”, indicó un comunicado de las Brigadas Ezzedin al Qassam. La ola de violencia pone en peligro el cumplimiento de la llamada Hoja de Ruta, el plan de paz propuesto por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la ONU, y del que hablaron en Aqaba los primeros ministros palestino e israelí, junto al presidente norteamericano, George W. Bush. El plan, que prevé la instauración de un Estado palestino antes del 2005, estipula que los palestinos deben poner fin a la Intifada –lucha armada–, mientras que Israel debe desmantelar los asentamientos instalados en los territorios autónomos después de marzo de 2001.
Sharon afirmó que quiere seguir adelante con el proceso político, con el fin de “garantizar la paz y la seguridad”. En un discurso transmitido por televisión, el primer ministro dijo que “Israel seguirá luchando sin piedad contra el terrorismo y contra los que financian, encargan y ejecutan los atentados contra israelíes”. Sharon declaró que “el horrible atentado perpetrado hoy en Jerusalén tiene por blanco a civiles inocentes cuyo único crimen era ser judíos”. Y señaló que “vamos a tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los ciudadanos de Israel”. El premier israelí advirtió que su ejército continuaría actuando “en todas partes contra el terrorismo”, durante una reunión del consejo de ministros. A su vez, Abbas condenó “el ataque terrorista” en Jerusalén oeste, al igual que el ataque israelí que tuvo lugar en Gaza. Por su parte, Bush, quien participó en dos cumbres, una en Sharm el Sheij (Egipto) y otra en Aqaba para relanzar el proceso de paz en Medio Oriente, condenó el atentado “en los términos más enérgicos posibles”, dijo el portavoz adjunto de la Casa Blanca, Scott McClellan.
Anteayer, un ataque con helicópteros perpetrado por el ejército israelí en Gaza no logró cumplir con su objetivo, asesinar a Rantisi, dirigente de la organización responsable de gran parte de los atentados anti-israelíes. El movimiento radicalizado había prometido derramar sangre israelí para vengar a su dirigente, herido en una pierna. Los grupos palestinos pueden atacar “cuando y donde” quieran, dijo un responsable del Hamas, Mahmud Zahar, tras el atentado en Jerusalén occidental. Sharon justificó el intento de asesinato de Rantisi pese a las enérgicas críticas que suscitó esta operación en Estados Unidos e incluso en Israel. Anoche, otros dos miembros de Hamas habrían muerto cuando helicópteros Apache dispararon misiles contra el vehículo en el que viajaban.
A todo esto, Arafat, bajo asedio en Ramala desde hace más de año y medio y aislado políticamente por Estados Unidos e Israel, exigió el envío de observadores internacionales y que se presione a Israel para que se comprometa a poner en práctica la Hoja de Ruta. El líder palestino –que fue relegado de la cumbre en Aqaba– condenó enérgicamente el atentado contra civiles en Jerusalén y el ataque israelí del día anterior en el que el ejército israelí intentó matar al dirigente del Hamas. Otras voces se sumaron a su pedido. “Israelíes y palestinos deben seguir adelante con la aplicación de la Hoja de Ruta pese a los últimos ataques”, instaron ayer al unísono el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.

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