EL MUNDO › EN ESPAñA EMPIEZAN LOS CONTACTOS TRAS LOS COMICIOS MáS DIVIDIDOS

El misterio de la gobernabilidad

En medio de la incertidumbre, ya comenzaron a barajarse las primeras opciones de pactos: el Partido Popular con Ciudadanos por la derecha, mientras socialistas y Podemos podrían aliarse para evitar la investidura de Rajoy.

 Por Flor Ragucci

Desde Barcelona

Aunque la televisión oficial (TVE) se ampare en la cercanía de las navidades, los precios del turrón o el gordo de la lotería –que se juega hoy– para dedicar tan sólo unos minutos de sus informativos a unas elecciones que el resto del mundo tilda de históricas, nadie en España puede ya ignorar que el Partido Popular (PP) no cumplió con sus objetivos y que, pese a haber obtenido el mayor número de votos, la gran fragmentación de los resultados de este domingo le complica su continuidad en el Palacio de La Moncloa. Mariano Rajoy no llegó al 30 por ciento de las papeletas y con los 123 diputados que consiguió no alcanza –ni siquiera con la suma de los 40 escaños de su potencial aliado, Ciudadanos– la cifra de 176 que necesita para ser investido presidente.

Ante un mapa político inédito en un país acomodado por más de tres décadas en el bipartidismo, todavía es muy pronto para aventurar el nuevo rumbo de España. Las cuatro formaciones más votadas en los comicios de anteayer –PP, Socialistas (PSOE), Podemos y Ciudadanos– se reunieron con sus ejecutivas al día siguiente para valorar lo sucedido y empezar a definir sus posturas en el difícil proceso de negociaciones que arranca a partir de ahora. La formación del nuevo gobierno está supeditada al apoyo que consiga el candidato propuesto por el Rey (así lo establece la Constitución) en la Cámara baja. Si obtiene la mayoría absoluta de los diputados en primera votación o la mayoría simple –más votos a favor que en contra– en segunda convocatoria, 48 horas después, será investido presidente. Si no logra esa mayoría, el Rey podrá proponer a otros candidatos y pasados dos meses de la primera votación, las Cortes quedarían disueltas y se convocarían nuevas elecciones generales.

El trámite se inicia el próximo 13 de enero, así que los partidos tienen el tiempo justo para brindar, comer las doce uvas y resolver qué fichas mover en esta compleja jugada. De momento, los candidatos optan por la prudencia. La dirección del PSOE no quiere anticiparse y pide que el escenario se vaya analizando por fases. “No estoy haciendo supuestos –declaró el número dos del partido, César Luena, en la rueda de prensa posterior a la reunión de la ejecutiva federal–. Quedan muchos días.” El dirigente socialista considera que no hay que “adelantarse” pero, al mismo tiempo, dejó claro que su partido mantiene firme su rechazo a la investidura de Mariano Rajoy. “Que yo sepa el PP va a presentar a Rajoy y el PSOE va a votar no al PP y a Rajoy”, expresó Luena, con rotundidad.

A lo que no quiso referirse el secretario de Organización de los socialistas fue a la condición sine qua non que Pablo Iglesias, líder de Podemos, pone a su partido para aceptar cualquier pacto. Iglesias exige que se reconozca el derecho a decidir de Cataluña en cuanto a su relación con el resto del Estado y el PSOE parece no estar dispuesto a ello. Varios barones socialistas salieron a la carga ayer mismo para frenar todo pacto con las fuerzas independentistas. “No vamos a gobernar a cualquier precio”, afirmó el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y los socialistas andaluces también se pronunciaron en esa línea: “Las declaraciones de anoche del líder de Podemos sobre el Estado plurinacional nos dejaron muy preocupados”, explicó su representante en la ejecutiva, Antonio Pradas.

Pablo Iglesias, por su parte, procuró también transmitir tranquilidad en su primer contacto con los medios tras los comicios: “No es el momento de los que hacen números”; es hora de hablar desde la “altura de Estado” y la “tranquilidad”, advirtió desde su base en el Teatro Goya de Madrid. Pero el candidato de Podemos sí que insistió en que una de sus “líneas rojas” para alcanzar acuerdos es el reconocimiento del carácter “plurinacional” de España. “Parece que los señores que mandan en el PSOE que han hablado no entienden que España es un país plurinacional y diverso. O se entiende esto o se está entregando el Gobierno de nuestro país a Mariano Rajoy y al PP”, alertó. “Quien no entiende esto está diciendo que tiene que haber una Gran Coalición”, agregaba Iglesias, en un guiño hacia la posibilidad, que teme su formación, de que los socialistas no acepten sus condiciones y le cedan el Ejecutivo a Mariano Rajoy. “Nosotros sí que no apoyaremos al PP ni a Rajoy ni por activa ni por pasiva”, sentenciaba el cabeza de la lista violeta.

Si los obstáculos para la conformación de un bloque sólido de izquierdas que impida la continuidad de Rajoy no son pocos, tampoco lo son para los partidos conservadores que intenten una alianza de centroderecha. El PP –que perdió 63 diputados respecto a 2011 y quedó con 123 muy lejos de la mayoría absoluta– no llega al número necesario de escaños ni siquiera con los del grupo más afín a él, Ciudadanos. Sin embargo, ambos partidos van a gastar todos los cartuchos antes de permitir que la izquierda gobierne el país. Por eso, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, afirmó ayer que su partido está dispuesto a abstenerse y permitir un Gobierno del PP en minoría para que no sea necesario repetir los comicios. Aun así, sólo con su abstención no es suficiente, por lo que –tal como él mismo advirtió– “la pelota la tiene Pedro Sánchez”. Según Rivera, el líder de los socialistas tiene que decidir si opta por “una abstención que permita un gobierno en minoría con unos Presupuestos del Estado ya aprobados” o si va a intentar formar un gobierno, “o algo que se le parezca”, con 11 partidos.

En sus primeras declaraciones en la emisora española Onda cero, el candidato del nuevo partido centroderechista opinaba que “la única forma de evitar que se rompa España es que nos abstengamos Ciudadanos y PSOE, porque si no, no comienza la legislatura” y se reafirmó en la postura adoptada ya durante la campaña de “dejar gobernar al más votado”. Los socialistas, por su lado, se apuraron a responderle que no tienen intención de apoyar la investidura de Rajoy “en ningún caso” y que, por tanto, piensan “cumplir con su responsabilidad” de ser “la primera fuerza del cambio”.

Así las cosas, nadie puede vaticinar todavía cómo se encajarán las piezas de la gobernabilidad de los próximos cuatro años en España. Ni siquiera la canciller alemana Angela Merkel se atrevió a felicitar a quien, en teoría, ganó las elecciones del domingo, Mariano Rajoy. “La situación en este momento es tal que podemos felicitar al pueblo español por la alta participación, pero, por lo demás, no veo muy claro todavía a quién se puede felicitar en esta situación”, señaló la viceportavoz del Ejecutivo alemán, Christiane Wirtz.

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La gran fragmentación de los resultados de este domingo le complica a Rajoy su continuidad en La Moncloa.
Imagen: EFE
 
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