EL MUNDO

Cómo bajarle el pulgar a la gran corrupción en Cuba

Cubanacan, la mayor corporación de la poderosa industria del turismo en Cuba, está en el centro de un escándalo de corrupción. El gobierno se propone limpiar todas las “irregularidades”.

Por Mauricio Vicent *
Desde La Habana

El poderoso Ministerio de Turismo de Cuba está de nuevo en el ojo de la tormenta. En la última semana, una veintena de altos directivos y ejecutivos de nivel medio de la macrocorporación turística Cubanacan, que controla 51 hoteles y tiene constituidas 23 empresas mixtas con socios extranjeros, está siendo investigada por presuntas “irregularidades”. Según fuentes del sector, las “irregularidades” abarcarían desde el “desvío de recursos” y el cobro de comisiones hasta la tenencia de cuentas millonarias en bancos extranjeros. De confirmarse los hechos, se trataría del mayor escándalo de corrupción ocurrido en Cuba en los últimos años.
Hasta hace poco la “crisis” de Cubanacan era sólo un rumor de calle. Uno de los tantos que circulan cada día en esta isla, donde la prensa escrita y la televisión no informa sobre este tipo de asuntos, lo que alimenta las “bolas” populares, que engordan y engordan frente al silencio oficial. En este caso, después de días de incertidumbre, las autoridades confirmaron el cese del presidente de Cubanacan, Juan José Vega, y la apertura de una investigación sobre su gestión al frente de la compañía. El propio ministro de Turismo, Ibrahím Ferradaz, se ha encargado de asumir temporalmente las riendas de la corporación estatal, que el año pasado atendió al 40 por ciento de los 1.700.000 turistas que visitaron la isla.
“Todavía no hay nada claro. Se desconoce la real magnitud y cuáles son las acusaciones concretas, pero deben ser gordas porque ya varios funcionarios de Cubanacan han sido separados de sus cargos”, afirma un empresario español que trabaja con esta compañía cubana.
Primero se dijo que Vega estaba arrestado. Sin embargo, esto fue desmentido ayer por un portavoz oficial, que declaró que “se encuentra en su domicilio y puede salir de él para colaborar con las investigaciones”.
Otras fuentes de Cubanacan confirmaron que en los últimos días también fueron separados de sus cargos los directores de Cubacar y Veracuba, empresas de alquiler de coches y autobuses, así como el presidente de la agencia de viajes Fantástico, Iván Soto –las tres del mismo holding–.
Según empresarios extranjeros vinculados al sector, hasta dónde llegará el escándalo, ahora mismo, no lo sabe nadie. Algunos afirman que la “crisis” estalló tras la reciente decisión de las autoridades de obligar a todas las empresas estatales a operar sus cuentas en pesos y cambiar sus dólares al Estado, con el objetivo de incrementar el control del manejo de las divisas, y eso abrió la caja de Pandora. Otros hablan de desfalcos millonarios, de cobros de comisiones prohibidas, de la apertura de cuentas privadas en el extranjero y de las más rocambolescas “irregularidades”.
Cualquiera puede ser. No es un secreto en Cuba que los gerentes, empresarios y empleados que trabajan en el sector turístico gozan de privilegios, aunque su salario oficial sea de 400 o 500 pesos –25 dólares, al cambio actual–. “Los ejecutivos de mayor nivel tienen acceso a buenos coches, comidas en hoteles, regalos, y en sus despachos se deciden operaciones de decenas de millones de dólares. ¿Cómo no se van a mojar?”, afirma un diplomático.
Si se trata de tentaciones, en el caso de Cubanacan, más todavía, pues es el más importante grupo empresarial de turismo, representado en nueve países de Europa y América, y poseedor del control de 51 de los 185 hoteles que existen en la isla; además de administrar 52 restaurantes y cafeterías, una cadena de más de 300 tiendas, nueve bases de pesca, una agencia de viajes, otra de transporte y varios centros de entretenimiento.
Consciente del terreno minado, el gobierno ha lanzado numerosas campañas contra la corrupción. En 1996 se aprobó un estricto Código de Etica que debió ser rubricado por todos los dirigentes, funcionarios y cuadros políticos del país. En 1997, una reforma del Código Penal estableció penas de entre ocho y 20 años de cárcel para los comisores de estos delitos, y en 2001 se creó el Ministerio de Auditoría y Control.
Pero, como dicen los cubanos, “no es fácil”, y problemas en el sector turístico siempre han existido. El anterior presidente de Cubanacan, Abraham Maciques, fue separado de su cargo. En 1999, Ibrahím Ferradaz sustituyó a Osmany Cienfuegos como ministro de Turismo. Y en junio de este año, las autoridades reconocieron que habían sido aplicadas “medidas disciplinarias” a varios funcionarios del sector por “indisciplina y errores”. Que se sepa, nada de la magnitud de lo que puede haber ocurrido en Cubanacan.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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