La cuenta atrás para formar gobierno llega a su fin en España, donde el escenario más probable es la realización de nuevos comicios el 26 de junio. Hoy arranca una semana clave, en la que aún hay margen para que las diferentes fuerzas políticas puedan alcanzar un acuerdo para gobernar. El rey Felipe VI (foto) volverá a recibir a los representantes de los partidos en busca de un candidato que se presente a la votación de investidura en el Congreso de los Diputados. Ya lo intentó, sin éxito, a principios de marzo, el socialista Pedro Sánchez, tras un pacto de su partido con el liberal Ciudadanos. Desde entonces, los vetos y líneas rojas de los partidos imposibilitaron un acuerdo fructífero.

La fecha límite es el 2 de mayo. Si ese día no hay presidente del gobierno investido, se disolverán las Cortes, tras la legislatura más corta de la historia reciente de España, y se convocará a elecciones. En caso de darse ese resultado, sería una situación sin precedentes en la historia del país peninsular, acostumbrado al bipartidismo del Partido Popular (PP) y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). “Todo indica que nos encontramos abocados a seguir en un bucle sin salida, lo que va a reportar no sólo unas negativas consecuencias económicas y un deterioro de la imagen del país, sino, además, una pérdida de confianza de los ciudadanos en los partidos”, advirtió ayer en su editorial el diario El Mundo.

“La probable convocatoria a las urnas encontrará a la sociedad cansada, aburrida y hastiada”, expresó El País, otro de los rotativos más leídos de España. El 27 de abril es el último día para que el monarca proponga un candidato a la investidura, con un margen para celebrar dos votaciones con las 48 horas de diferencia que marca la ley. En la primera, el aspirante necesitaría contar con mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, mientras que en una segunda instancia le bastaría con una mayoría simple. Es esta la única opción para sortear unas elecciones que los partidos asumen como inevitables, y para las que ya se preparan.

“Estoy en forma y dispuesto a dar la batalla”, anunció ayer Mariano Rajoy, líder del PP y jefe del Ejecutivo en funciones, en un acto de su partido en la ciudad de Córdoba, en el sur de España. El mandatario conservador culpó al PSOE y a Ciudadanos del bloqueo político en el que se encuentra el país, bajo el argumento de que no accedieron a negociar la formación de una gran coalición a la alemana, su única propuesta. Respondía así a las críticas del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, quien lo acusó de no hacer nada para evitar nuevos comicios. “(Rajoy) Está en las elecciones. No ha movido un dedo”, dijo en una entrevista publicada ayer por El País.

En Podemos, partido heredero del movimiento indignado, también dicen estar preparados para una nueva campaña electoral. “Podemos sale con todas las de ganar y para juntar las piezas necesarias para que haya un Gobierno del cambio”, dijo ayer su líder, Pablo Iglesias, en un multitudinario acto en Madrid. Las encuestas publicadas en las últimas semanas auguran que el mapa político apenas cambiaría tras otra votación. Se prevé que los dos primeros partidos, PP y PSOE, se mantengan, que Ciudadanos –cuarto– crezca levemente y que Podemos –tercero– caiga. El objetivo de esta fuerza es materializar una coalición electoral con Izquierda Unida (IU), lo que podría permitirle mantenerse en su posición o incluso, según aventuran algunos analistas, arrebatarle el segundo puesto al PSOE. Un aumento de los escaños de Ciudadanos podría facilitarle un acuerdo de gobierno de este partido con el PP, aunque los liberales podrían pedir a cambio la cabeza de Rajoy, a quien no ven con buenos ojos por los casos de corrupción que golpean al partido gobernante.