EL MUNDO › CRITICAS A BUSH POR SU ENTREVISTA CON “MEET THE PRESS”

Cuentos belicosos de W. alive

El presidente George W. Bush, empeñado en contrarrestar los sondeos que ponen en cuestión su credibilidad y capacidad de liderazgo, obtuvo pocos rendimientos de la entrevista especial que concedió el domingo, en la que repitió sus razones para lanzar la guerra de Irak. Mientras, fuentes oficiales de EE.UU. confirmaron en Bagdad la información publicada en The New York Times según la cual los grupos armados iraquíes “han pedido ayuda a Al-Qaida para desencadenar una guerra entre sunnitas y chiítas que destroce el país”.
Según el editorial de The New York Times, las reflexiones de Bush sobre las razones de la guerra y la verdad sobre los arsenales iraquíes “distaron mucho de ser tranquilizadoras. La única claridad en la visión presidencial parece ser su propio y perfecto sentido de la autojustificación”. Para el diario, “nada de lo que se vio en la entrevista dio alguna esperanza” sobre la capacidad del presidente de distinguir “entre amenazas reales y falsas alarmas”. En la síntesis que Howard Kurtz, el especialista en comunicación de The Washington Post, hace de las reacciones, señala que “ni siquiera los comentaristas conservadores defienden a Bush”.
Otro tema que reivindicó en la entrevista fue la política económica de su gobierno. Ayer, Bush, en una visita relámpago a Missouri –como parte de su campaña a la reelección–, advirtió a sus partidarios contra los que se oponen a los recortes de impuestos –indirectamente a sus oponentes demócratas–. “Las reducciones de impuestos permitieron retomar el crecimiento”, subrayó (está en el informe de la Casa Blanca sobre la economía y las “perspectivas de crecimiento de PBI y de empleo” para 2004).
Entretanto, fuentes oficiales de EE.UU. confirmaron en Bagdad la información publicada ayer en el Times según la cual los grupos armados iraquíes “han pedido ayuda a Al-Qaida para desencadenar una guerra entre sunitas y chiítas que destroce el país”. El plan se explica, según las mismas fuentes, en un documento de 17 páginas en un disco de ordenador intervenido a Hassan Ghul, un sospechoso de pertenecer al grupo de Osama bin Laden detenido hace un mes por fuerzas kurdas cuando intentaba entrar en Irak desde Irán. El documento se atribuye al jordano Abu Musab al-Zarqawi, desde hace tiempo sospechoso de lazos con Al-Qaida.

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