EL MUNDO › MATAN EN GAZA A DIECIOCHO PALESTINOS, LA MAYORIA NIÑOS

Una protesta ensangrentada

Al menos 18 civiles murieron y más de 50 resultaron heridos en un ataque de Israel contra una manifestación palestina en Gaza, que rechazó la operación de demolición de casas.

Por Jorge Marirrodriga*
Desde Gaza

Al menos 18 personas murieron, la mayoría niños y adolescentes, y más de medio centenar resultaron heridos cuando el ejército israelí disparó ayer contra una manifestación de civiles en el campo de refugiados de Rafá, escenario de la Operación Arco Iris que el miércoles, hasta antes de la manifestación, ya había costado 22 muertos palestinos. Las versiones difieren sobre si los disparos fueron efectuados desde un helicóptero o un vehículo de combate. La matanza provocó la reacción inmediata de las autoridades palestinas, que redoblaron sus llamamientos a una intervención internacional en el conflicto. Las acciones de Israel “empeoran la situación y no contribuyen a la búsqueda de la paz y la seguridad”, afirmó la Casa Blanca en un comunicado, aunque “pensamos que Israel tiene el derecho a defenderse”. Más tarde, el Consejo de Seguridad de la ONU votó una resolución que condena la actuación de Israel –EE.UU. se abstuvo–.
Cerca de 3000 palestinos, muchos de ellos jóvenes y escolares, se dirigieron por la mañana desde un sector del campo de refugiados de Rafá hacia la barriada de Tel al Sultan, sellada por el ejército israelí desde ayer y donde se están produciendo la mayor parte de las detenciones, demolición de casas y combates con los milicianos de los movimientos radicales palestinos. Tel al Sultán está bloqueado con montones de tierra y zanjas y numerosos blindados. Los manifestantes protestaban contra la operación militar israelí y pedían el fin del derribo de viviendas. Según testigos palestinos, en un determinado momento un helicóptero Apache israelí, que sobrevolaba la manifestación, lanzó entre uno o cuatro cohetes contra ésta causando al menos 14 muertos y alrededor de 60 heridos y provocando el caos y el terror entre la multitud.
Entre nubes de polvo provocado por los mismos manifestantes en su estampida, gritos de dolor de los heridos y de miedo de los ilesos, decenas de personas trataban de auxiliar a los heridos que ensangrentados yacían en el suelo o permanecían en pie aturdidos. Según los palestinos, una parte de los manifestantes que huían se dirigieron directamente hacia los bloqueos militares por lo que, durante algunos momentos, se vieron inmersos en un fuego cruzado. Las primeras ambulancias trataron de trasladar a los heridos que eran llevados en brazos a la carrera al ya desbordado dispensario de Rafá, en medio de un desorden donde era imposible distinguir quiénes eran los heridos más graves.
Todos, incluyendo a los militares, fueron conscientes de la gravedad de lo ocurrido y de sus consecuencias. Los mandos israelíes ordenaron el levantamiento parcial del bloqueo de Rafá, permitiendo que ambulancias y vehículos cargados con heridos pudieran atravesar las líneas para acudir a otros hospitales y centros sanitarios de la Franja de Gaza. Algunas informaciones apuntaban a que también se había permitido el paso de heridos a Egipto para que fueran atendidos al otro lado de la frontera. Por toda la Franja se repitieron los llamamientos a la lucha contra los israelíes, tanto a través de carteles como de los altavoces de las mezquitas. “Me recuerda al día que mataron al jeque Yassin”, decía Ahmed Omar, un administrativo de Gaza que tiene familia en Rafá y de la que no sabe nada desde hace dos días. El ejército israelí emitió un comunicado en el que reconocía que los disparos podrían proceder de un vehículo de combate, admitiendo que éstos habían abierto fuego con sus cañones y ametralladoras, aunque aseguró que en la zona de los disparos no había gente. “Hemos abierto una investigación”, aseguró un portavoz del ejército. Otras fuentes apuntaban a un error en la cadena de mando. En cualquier caso un hecho con unas consecuencias políticas imprevisibles. “Es un crimen de guerra. No hay nada que justifique disparar misiles contra una manifestación pacífica. Ya basta de engaños y mentiras. ¿Por qué Sharon está haciendo todo esto si se quiere ir de Gaza?”, se preguntaba ayer Saeb Erekat, ministro palestino de Negociaciones.
El ataque contra la manifestación de civiles provocó una auténtica tormenta política en Israel, donde en el Parlamento se vivió una tormentosa sesión en la que los diputados árabe-israelíes acusaron al gobierno de practicar crímenes de guerra. Ahmed Tibi pidió el procesamiento de Sharon, del ministro de Defensa y del piloto que disparó los cohetes. De nada sirvieron las excusas presentadas por el viceministro de Defensa, Zeev Boim, ni por Yuval Steinits, un destacado miembro del Likud. La oposición se ha tirado al cuello del gobierno y le ha exigido una explicación satisfactoria y el fin de las operaciones militares. El laborista Yuli Tamir reclamó que los soldados israelíes salgan de Gaza antes de que ésta se convierta en otro Líbano. El líder palestino, Yasser Arafat, calificó el ataque de “genocidio” y Al Fatah convocó a tres días de huelga general en Gaza.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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Un niño palestino es socorrido tras los ataques de Israel contra una manifestación en Gaza.
 
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