EL MUNDO › ESTALLO EL PANICO ENTRE LOS AHORRISTAS RUSOS POR LA CRISIS BANCARIA

Todo parecido con Argentina no es casual

Por Andrew Osborn *

Los rusos, nerviosos, se apresuraban ayer a retirar los ahorros de su vida, al crecer el temor de que algunos de los principales bancos del país quiebren. El miedo es que se repita la situación de 1998, cuando el sector bancario colapsó dramáticamente dejando a millones de personas sin dinero. Los cajeros automáticos del país estaban bajo asedio. En el Tverskaya Ulitsa, ubicado en el centro de Moscú, fuera del Sberbank, se formaron largas colas de gente que buscaba retirar la mayor cantidad posible de efectivo para cargar en sus tarjetas, antes de una precipitada fuga con maletines repletos de billetes. Dentro de la sucursal, varios pensionistas hacían cola para cambiar sus rublos a dólares, preocupados por la posibilidad de una crisis bancaria que golpearía el valor de cambio de la moneda rusa y evaporarían sus ahorros de un plumazo.
Los cajeros automáticos se vaciaron pronto, pero la mayoría de los políticos continuaron insistiendo en que no había crisis. “No hay crisis bancaria”, declaró el ministro de Finanzas, Alexei Kudrin. “El sistema bancario se encuentra en estado normal. Lo que vemos ahora es un proceso de reforma... y el hecho de que algunos bancos no puedan cumplir con esto... no debería afectar todo el sistema.” Sus palabras consoladoras parecieron tener poco peso, no obstante, ante un pueblo habituado al desengaño y a los fiascos de su gobierno. Mucha gente se encogió de hombros y se apresuró a iniciar su ronda de banco en banco, resuelta a conseguir efectivo por las buenas o por las malas. “Yo sólo quiero recuperar mi dinero”, dijo un hombre que asediaba un cajero automático vacío. “Sólo Dios sabe lo que pasará si lo dejo en el banco.”
Los problemas comenzaron a mediados de mayo, cuando el Sodbiznesbank fue acusado de lavado de dinero. En junio, otro banco pequeño cerró sus puertas y un banco de mediana envergadura, el Dialog-Optim, dejó de tomar depósitos. El modo en que cerraron fue indecoroso y desestabilizador. En ambos casos, los clientes que llegaban a la sucursal local encontraron una nota escrita en puño y letra, anunciando que el banco en cuestión suspendía sus operaciones “temporalmente” y que ellos deberían comunicarse a un número telefónico. Comenzó a circular el rumor de que había una “lista negra” de bancos que estaban destinados a cerrar y el gobierno empezó a hablar de la necesidad de fusiones. Cuando el banco Guta, una de las de las 25 instituciones financieras de mayor envergadura, cerró sus puertas a los depositantes la semana pasada, la gente comenzó a preocuparse seriamente. Será asimilado por el banco estatal Vneshtorgbank, en un intento desesperado de mantener la confianza del consumidor. Pero fue cuando el principal banco privado, el Alfa, admitió estar teniendo problemas, el momento en que la palabra “crisis” comenzó a utilizarse con mayor frecuencia. El banco Alfa afirma que su futuro está asegurado, pero sus acciones siguen jaqueadas por el pánico. Nervioso ante la cantidad de efectivo que está saliendo de la tesorería (60 millones de dólares fueron retirados el pasado miércoles, más de seis veces el nivel normal), el Alfa se ha movido para tomar medidas punitivas como la imposición del 10 por ciento de comisión sobre el retiro anticipado de depósitos. Peter Aven, su presidente, predijo en forma sombría que alrededor de 700 millones de dólares podrían ser retirados antes de que la crisis termine y que puede pasar un mes antes de que las cosas vuelvan a la normalidad. El banco dijo ayer que sus accionistas están listos para inyectar cerca de 1,2 billones de dólares para calmar la situación, pero que no era necesario hacerlo por el momento. Sin embargo, el hecho de que el banco Alfa fuera afectado por la crisis parece haber sido crucial psicológicamente. Uno de sus principales accionistas es Mikhail Friedman, el sexto hombre más rico deRusia, con una fortuna de 5,2 billones de dólares, cuyo nombre es usualmente asociado con el éxito, no el fracaso.
“Creo que los problemas (del sector bancario ruso) son principalmente psicológicos”, dijo el gerente ejecutivo del Banco Central, ayer. El astuto consejero económico del presidente Vladimir Putin ha hecho poco para calmar nervios alterados. “Es obvio que esto es una crisis bancaria”, dijo Andrei Illarionov a la agencia de noticias Interfax. “Una situación donde la expresión crisis bancaria está prohibida es absurda y ridícula, porque la resolución de los problemas comienza con una correcta identificación de éstos.”
Los administradores se movían para recolectar los impuestos por 3,4 billones de dólares, mientras el gobierno continuaba insistiendo en que no había crisis alguna y que el pánico estaba cediendo.

* De The Independent, de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Alicia Beatriz Nieva.

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Vladimir Putin ni quiere oír hablar de crisis.
El público no confía en lo que dicen las autoridades.
 
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