EL MUNDO › LA CAMPAÑA YA COMENZO HACIA EL BALLOTTAGE DEL 31

Un salto petista sin festejo

El Partido de los Trabajadores se convirtió en la primera fuerza de Brasil tras las municipales. Opaca el resultado en San Pablo.

Por Darío Pignotti
Desde San Pablo

“Ganamos, pero no hay nada que festejar.” Aunque contradictoria en sus términos, esa frase, oída ayer a un miembro del equipo de campaña del Partido de los Trabajadores (PT), captura la sensación térmica imperante entre los petistas de San Pablo. Las del domingo fueron las mejores elecciones municipales en la historia de esa fuerza nacida en 1980, en el cordón industrial de San Pablo. El domingo, el partido del presidente Luiz Inácio da Silva dio un salto “federalizante”. Fue la primera fuerza, considerando los votos nacionales y el número de capitales ganadas en el primer turno. Además de conquistar seis intendencias capitalinas, el PT irá a segunda vuelta en otras 11 el próximo 31 de octubre.
Pero ese paisaje nacional “sorprendente” (adjetivo repetido hasta por la prensa conservadora) fue eclipsado por la también sorprendente derrota de los petistas en San Pablo, primer distrito (10,5 millones de habitantes y presupuesto de 4500 millones de dólares), donde la oficialista Marta Suplicy quedó 8 puntos detrás del candidato José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), que anteayer se afianzó como primera fuerza opositora nacional.
Aunque en un comunicado referido a los comicios Lula se dijo “satisfecho y tranquilo”, la frenética actividad desplegada ayer en el Palacio del Planalto, en Brasilia, sugiere lo contrario. A primera hora de la mañana, el mandatario recibió al presidente del PT, José Genoino, para ajustar las líneas maestras de una campaña que comenzó ayer mismo de cara al ballottage del 31 de octubre. A esa misma hora, pero en San Pablo, la derrotada Marta Suplicy ya daba una entrevista a radio CBN y luego realizaría su primera actividad de campaña visitando el barrio Campo Limpo.
Toda la máquina estatal y partidaria trabaja obsesivamente detrás de una cifra: los 477.132 votos que separan al opositor José Serra de la alcaldesa paulistana Suplicy, que ayer pidió licencia en la alcaldía para dedicarse tiempo completo a la campaña. Lula también va a jugar fuerte en la campaña.
Es una empresa improbable que el oficialismo encara sabiendo que una derrota complicará las aspiraciones reeleccionistas de Lula en el 2006. Si Serra gana en la ciudad de San Pablo, los socialdemócratas, que ya gobiernan esa provincia, pasarán a controlar un extraordinario bloque de poder económico, político y cultural. Sin respiro, las primeras espadas del lulismo, como el superministro José Dirceu (jefe de Gabinete), están tejiendo acuerdos para “turbinar” la debilitada candidatura de Marta Suplicy.
La premisa, explicitada por la propia alcaldesa, es actuar con pragmatismo radical. Ningún respaldo es mal visto por el partido, eso incluye al populista y ex gobernador paulista durante la dictadura, Paulo Maluf, y al parque jurásico de los caciques del Nordeste, también conocidos como los “coroneles”.
No menos pragmática es la estrategia del PSDB de José Serra. Al socialdemócrata los avalan otros “coroneles”, buena parte del empresariado y los medios de comunicación. Hasta el ex presidente Fernando Henrique Cardoso será de la partida en estas municipales, que son un virtual “tercer turno” de las presidenciales del 2002, cuando Lula venció a Serra en segunda vuelta. Cardoso abogó por el fin de la “hegemonía del PT” y, como es de práctica, negó aspirar a un nuevo mandato presidencial.

El PT profundo

La hipótesis de una derrota paulistana se combina con otros resultados que amenazan convulsionar al Partido de los Trabajadores, de lejos la fuerza política más estructurada, disciplinada y financiada del Brasil.
El descontento con la conducción centralizada y paulistana fue verbalizado el mismo domingo por el reelecto intendente de Belo Horizonte, tercera capital con 1.700.000 electores. Fernando Pimentel dijo que llegó el momento de que el PT se federalice.
Del Nordeste, especialmente de Fortaleza y Salvador de Bahía, también llegaron voces indignadas. En la capital de Ceará, la candidata petista Luizianne Lins consiguió llegar a segunda vuelta tras rebelarse contra la conducción que pactó con otro partido sin consultar a los cearenses. A la levantisca Lins se sumó el candidato petista bahiano, Nelson Pellegrino, “abandonado” por el PT nacional que prefirió entenderse con el coronelismo de Antonio Carlos Magalhaes. Pellegrino y Lins, alistados en la izquierda del partido, prometieron “pedir explicaciones”. El cuadro aún no es explosivo, pero esos focos pueden encontrar eco en parte de la militancia descontenta con el rumbo “neoliberal” del gobierno.

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