EL MUNDO › DENUNCIARON FRAUDES A FAVOR DEL HOMBRE DE EE.UU. EN AFGANISTAN

Votar por el caballo del comisario

Ayer hubo elecciones en Afganistán. Hay denuncias de que fueron fraudulentas. También hubo elecciones en Australia y salieron triunfadores los aliados de Bush en Irak. Los dos comicios refuerzan al presidente de EE.UU., que salió empatado con John Kerry el viernes.

Por Justin Huggler *
Desde Kabul

Las elecciones que supuestamente iban a abrir un futuro brillante para Afganistán amenazaron ayer con acabar en farsa y caos cuando 15 de los 18 candidatos presidenciales demandaron la suspensión del voto, alegando un fraude masivo en favor del presidente Hamid Karzai. Las elecciones que el presidente George W. Bush estaba promoviendo como una historia de éxito y un modelo para Irak pueden haberle salido por la culata.
Las denuncias más importantes de los candidatos de la oposición fueron que la tinta usada para marcar los dedos de los que votaron y evitar que votaran dos veces era fácil de lavar; que se habían emitido 100.000 autorizaciones de voto fraudulentas; que se les habían dado autorizaciones de voto fraudulentas a extranjeros que estaban votando; que en un pueblo, la policía había ordenado a la gente que votara por Karzai, y que en algunos centros de votación se habían sellado los documentos de votantes sin que éstos hubieran podido votar. Las autoridades afganas se negaron a detener la votación, y mantuvieron abiertas las mesas por dos horas más de lo planeado por la cantidad de gente que esperaba para votar. La asistencia fue masiva y muchos estaban furiosos por el boicot por parte de los candidatos opositores, acusándolos de minar las elecciones porque Karzai estaba ganando. De las acusaciones, la denuncia de que la tinta utilizada para marcar los dedos de los votantes era fácil de lavar era cierta, según pudo comprobar este diario en las mesas de votación en la provincia de Kapisa, al norte de Kabul. Parecía que los funcionarios electorales estaban usando marcadores comunes en vez de una tinta especial indeleble, pero no quedaba claro si esto fue un abuso deliberado o una simple confusión.
No fue posible comprobar otros reclamos hechos por los candidatos de la oposición, y hubo algunas dudas en torno de algunos de ellos. Un candidato dijo que nadie estaba votando en Kunduz, un periodista afgano lo interrumpió para decir que había llamado por teléfono a algunos colegas de la ciudad y que pudo comprobar que se estaba votando. Pero vimos varios votantes obviamente menores de edad participando de las elecciones en el pueblo de Karats. Cuando se interrogó a un funcionario local, contestó: “Las escuelas han otorgado permisos de votación a los chicos inteligentes. Mi propio hijo tiene uno y tiene 16 años”. Pero no fuimos testigos de ningún otro tipo de intimidación a los votantes. En más de una ocasión vimos a votantes ancianos con mala visión, preguntándoles a los funcionarios electorales cuál candidato era cuál y los funcionarios se negaron a responder.
Todos menos uno de los 15 candidatos detrás del boicot pidieron que la votación de ayer sea declarada ilegal y que se mantengan nuevas elecciones. Se sospecha que los candidatos opositores hicieron el boicot porque se dieron cuenta de que estaban perdiendo contra Karzai. Cualesquiera sean sus motivos, el daño está hecho. Esta elección estará manchada por las acusaciones de fraude. La verdad es que el presidente Karzai y sus partidarios norteamericanos permitieron que esto ocurriera al apurar las elecciones a pesar de que muchos decían que el país no estaba preparado, que era necesario educar a los votantes y una mejor preparación. Había temor de que la violencia talibana pudiera arruinar la elección. Las fuerzas de seguridad afganas en Kandahar dijeron que descubrieron un depósito de petróleo con minas antitanque. Pero el problema que amenazaba con arruinar las elecciones de ayer era de otro tipo.
Lo triste es que los afganos se habían volcado con gran entusiasmo hacia la elección. En una mesa de votación nos encontramos con Rajab, que dijo tener 109 años –y lo parecía–; había caminado dos horas a través de una tormenta de arena para votar. Con una gran cantidad de votantes apoyando a Karzai, muchos afganos predecían que si los candidatos de la oposición seguían con las acusaciones, el tiro les iba a salir por la culata.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Policías afganos palpan de armas a votantes que llegan a la ciudad sureña de Kandahar.
 
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