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Cuando la mayoría aprueba al Papa con la ilusión de que piense distinto

Una encuesta realizada por Enrique Zuleta Puceiro muestra que seis de cada diez argentinos aprueban la elección de Josef Ratzinger aunque, o quizá por ello, solo lo conoce un diez por ciento. Curiosamente, la gran mayoría tiene esperanza en que liberalice a la Iglesia.

 Por Raúl Kollmann

Seis de cada diez argentinos consideran que la designación como papa de Josef Ratzinger es positiva, pero una abrumadora mayoría no lo conoce y ni siquiera escuchó su nombre previamente. Lo más llamativo es que esa misma mayoría tiene posturas muy opuestas a las que, en principio, encarna el Pontífice. La gente sostiene que la Iglesia debe reformar su posición y aceptar los anticonceptivos, el divorcio, la administración de sacramentos a los divorciados, las relaciones sexuales prematrimoniales, la eutanasia y el sacerdocio de las mujeres. En el tema del aborto hay más controversia, pero son más los que dicen que la Iglesia debe variar su posición que los que afirman que debe conservar la postura tradicional. Otros temas de polémica son el matrimonio entre homosexuales y el adulterio.
Las conclusiones surgen de la primera encuesta realizada sobre la designación del alemán Ratzinger al frente de la Iglesia Católica. El trabajo, hecho a pedido de Página/12 por la consultora Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), que lidera Enrique Zuleta Puceiro. El relevamiento abarcó a 500 personas de todo el país, entrevistadas por teléfono, y respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel económico social y tamaño de las ciudades. La dirección técnica correspondió a Isidro Adúriz y Julián Lisa.
–En las encuestas radiales y por Internet la opinión sobre el nuevo Papa aparecía más crítica que la percibida por ustedes –le preguntó este diario a Zuleta.
–Es una encuesta de todos los sectores sociales y por lo tanto llega a gente menos crítica, menos informada, que la que llama a las radios o se mete en Internet. Cuando a la gente se le preguntó si ha escuchado hablar de Josef Ratzinger, la gran mayoría (65 por ciento) dice que nunca había escuchado ni el nombre y apenas un 12 por ciento afirma que conocía sus ideas. Por lo tanto, nuestro trabajo percibe una amplia base, que se define católica, religiosa, pero no muy religiosa y para la cual el Papa es orden, continuidad, no es polémica. Creo que su voz tenue, respetuosa, su actitud humilde también cayeron bien en las primeras horas. Como es obvio, en la medida en que sube el nivel económico, educativo y de información del encuestado, se encuentra más polémica sobre el Papa. Es gente que conoce sobre los debates respecto de los anticonceptivos, el divorcio y todos los temas más polémicos.
–¿Cómo se compagina entonces que, como lo indica su encuesta, una mayoría, incluso que va mucho más allá de la clase media informada, apruebe posturas de cambio en las posiciones de la Iglesia?
–La gente convive con fenómenos como el divorcio, los anticonceptivos, las relaciones prematrimoniales –señala Zuleta–, de manera que considera que ésos son dogmas de la Iglesia que no tienen que ver con la modernidad o que directamente ellos no pueden cumplir. Pasa en casi todos lados: el ciudadano común cree en Dios, por ello se considera religioso, pero eso no lleva a creer en todo lo que dice la Iglesia. Es más, muchos se autodefinen religiosos, pero por una postura personal, tal vez sólo por creer en Dios o por rezar en su casa de vez en cuando. Pero eso lo lleva a pensar que muchísimas cosas de la Iglesia deben ser cambiadas. Fernando Savater dijo: “Cómo no voy a desear la mujer del prójimo, si todas las mujeres tienen prójimo”. O sea que es una visión de dogmas que no pueden o no quieren ejercitar. La Iglesia, además, tiene en la Argentina una imagen ligada al autoritarismo, a los gobiernos militares, e incluso se la percibe como tibia. Pero en la otra punta hay que señalar que para el común de la gente no está bien vista una persona no religiosa.
–En lo concreto, parece difícil que Benedicto XVI reforme las posturas tradicionales de la Iglesia en el sentido que la gente quiere.
–Es cierto. En la encuesta se ven muchísimas personas a favor de la aceptación de los anticonceptivos, los divorciados, las relaciones sexuales, en contra del celibato de los sacerdotes y no creo que el Papa cambie nada en ese terreno. Sin embargo, debo decir que éste es el primer Papa de la historia que es teólogo: es muy probable que haya grandes debates doctrinarios y, atención, se ha manifestado muchas veces contra el neoliberalismo, por lo que veo que va a chocar mucho, por ejemplo, con Condoleezza Rice. Uno de sus últimos libros se llama La fe cristiana en la era neopagana y lo que señala como era neopagana es el neoliberalismo –concluyó Zuleta.

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