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Bush y Putin evitaron chocar en una cumbre con pronóstico incierto

George W. Bush llegó a Moscú y se reunió con su par ruso en un contexto de tensión que él provocó. Hoy se celebrará el acto central del 60º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Luego de una gira controvertida por algunos de los países del ex bloque soviético, el presidente George W. Bush llegó ayer a Moscú para luego reunirse con su par ruso, Vladimir Putin. En el marco del 60º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, Bush ha vuelto a elevar las tensiones con Rusia respecto de la ocupación comunista del centro y este de Europa luego de la caída del nazismo. Arribó con sus denuncias en Estonia, sus halagos a la democrática Georgia y su llamado a la celebración de elecciones democráticas en Belarús –país con un régimen totalitario que continúa bajo la esfera de Rusia–. Con una fachada distendida, el presidente norteamericano y su homólogo ruso abordaron ayer el estado de la democracia en Rusia y en su países periféricos. La agenda incluyó la situación en Medio Oriente, la lucha contra el terrorismo y el programa nuclear iraní.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, aclaró que Bush y Putin mantienen una “excelente relación a nivel personal y presidencial” y “sienten que pueden hablar de todos los temas”. Por lo menos, así lo demostraron anoche cuando el presidente estadounidense cenó con el jefe de Estado ruso en su residencia privada de Moscú. Antes, Bush visitó Holanda para conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa, en el cementerio de Margraten, donde se encuentran enterrados más de 8000 soldados estadounidenses. Además de discutir sobre la democracia en Rusia y en sus países periféricos, los dos mandatarios hablaron también de Medio Oriente y la necesidad de apoyar al líder palestino, Mahmud Abbas, una vez que se produzca la retirada israelí de Gaza.
El cuarteto que supervisa el proceso de paz –EE.UU., Rusia, la UE y la ONU– se reúne hoy en Moscú, en paralelo a las celebraciones para conmemorar el 60º aniversario de la victoria aliada sobre el nazismo, cuyo acto central se realizará en la Plaza Roja y para el que se han dado cita más de cincuenta jefes de Estado y de gobierno, incluidos Bush y Putin. Ambos trataron también las aspiraciones de Rusia para ingresar en la Organización Mundial de Comercio (OMC), sobre la lucha contra el terrorismo y del programa nuclear de Irán.
Las ceremonias centrales de Moscú comenzaron oficialmente ayer al mediodía, con una cumbre informal de la Comunidad de Estados Independientes-ex URSS menos los países bálticos. Putin tomó la palabra para decir que “el nazismo, el extremismo y el terrorismo son amenazas que se alimentan de las mismas fuentes ideológicas”. Ubicó así en el mismo plano al separatismo checheno con el hitlerismo: “Tenemos simplemente el deber de defender nuestra comunidad única de civilizaciones contra esas amenazas”, añadió Putin. Al comienzo de un concierto, dentro del marco de las celebraciones, el presidente retomó este tema para denunciar la utilización de “un doble lenguaje respecto de los terroristas”, criticando así de forma indirecta a los que en Occidente denuncian el terrorismo pero se muestran a favor de los independentistas chechenos.
En el resto de Europa las celebraciones previas al acto principal de hoy no mostraron un tono político tan fuerte. En el caso alemán, el canciller Gerhard Schroeder intentó buscar una nueva reconciliación de su país con el mundo: “Hoy pedimos perdón por el sufrimiento infligido al pueblo ruso y a los otros pueblos por parte de los alemanes y en nombre de los alemanes”. Entre los actos que se realizaron en el Viejo Continente se destacaron el de París, el de Londres y la visita del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, al campo de concentración austríaco de Mauthausen, donde más de ocho mil españoles murieron durante la Segunda Guerra Mundial. En Alemania, las conmemoraciones se realizaron en varios sitios históricos. Una de las más llamativas fue la del parque de Treptow, en la antigua parte este de Berlín, que se llenó de banderas rojas con la hoz y el martillo, otras del Partido Comunista Alemán y del poscomunista Partido del Socialismo Democrático.
En su discurso en Holanda, Bush reafirmó la victoria de los aliados: “Los tiranos del mundo entero aprendieron una lección: no hay más fuerza que la libertad y no hay soldado más fuerte que el que combate por esta libertad”. Aunque a primera vista la intención de esta declaración no sólo parece clara sino que también justa, analizándola a la luz de la nueva tensión política creada por el propio presidente en estos últimos días, se podría decir que se parece un poco a una advertencia.

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Putin rompió el hielo dando una vuelta con Bush al volante de su auto Volga, modelo 1956.
 
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