EL MUNDO

La sangría que no cesa en la ex tierra de Saddam

Fue una jornada violenta para Irak. Hubo al menos 50 muertos, la mayoría eran postulantes a reclutas de las nuevas fuerzas iraquíes.

Mientras el mundo mira a las víctimas de Londres, alrededor de 50 personas murieron en diferentes ataques ayer en Irak. Treinta y cuatro perecieron en atentados suicidas dirigidos principalmente contra las fuerzas de seguridad, que se encuentran en primera línea en la lucha contra los rebeldes. El atentado más mortífero lo realizó un kamikaze que se hizo volar frente a un centro de reclutamiento del ejército iraquí, cerca del antiguo aeropuerto de Muthana, causando 19 muertos y 41 heridos. El grupo de Abu Mussab al Zarqawi, el líder de Al Qaida en ese país, ya reivindicó el ataque en un comunicado en Internet que todavía no había sido autentificado.
Asimismo, en Bagdad, nueve miembros de una misma familia fueron asesinados ayer a la madrugada mientras dormían en el barrio Al Rachid, en el este de la capital. La policía lo atribuyó a una “acción terrorista”. Además, hubo otros seis ataques suicidas en el resto del país. Siete aduaneros iraquíes murieron en un doble atentado suicida en un puesto de la frontera con Siria, en el norte iraquí. Dos instalaciones fueron afectadas por los ataques, una usada por militares estadounidenses, y la otra por la Guardia Republicana iraquí. A partir de estos incidentes, tropas estadounidenses cerraron el puesto fronterizo de Walid.
En la ciudad petrolera de Kirkuk, 250 kilómetros al norte de Bagdad, dos civiles murieron y ocho resultaron heridos cuando un atacante suicida hizo explotar su coche bomba cerca de las oficinas de la municipalidad. Una hora y media más tarde, cinco policías murieron y tres resultaron heridos en la explosión de un coche al paso del convoy del coronel Salah Michaal, jefe de la policía de Nimrud –330 km al norte de Bagdad–. En Bohruz –55 km al norte de la capital–, un soldado iraquí fue asesinado por hombres armados, y otros tres fueron heridos en Tuz, en el norte iraquí, por la explosión de un tractor bomba.
Las fuerzas de seguridad iraquíes son el blanco casi diario de ataques de los rebeldes, que las acusa de “colaboracionistas” con las fuerzas de ocupación. La población chiíta se ha vuelto en los últimos días otro objetivo predilecto de los rebeldes sunnitas. La rama iraquí de Al Qaida afirmó ayer haber asesinado, en la región de Doura, en el sur de Bagdad, a tres miembros de la milicia chiíta Badr, una de las más altas instancias entre los chiítas.

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Decenas de cuerpos llegan al hospital de Bagdad.
 
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