EL MUNDO › UN 75% FUERA DE PRODUCCION EN EL GOLFO DE MEXICO

El día que cortaron el petróleo

Por Sandro Pozzi *
Desde Nueva York

Las compañías petroleras que operan en los yacimientos de crudo y gas natural en el Golfo de México ya evacuaron a todo su personal. A menos de 48 horas de que el huracán Rita golpeara la costa de Texas, el equivalente al 73 por ciento de la producción de petróleo de la zona estaba fuera del sistema. Allí se concentra una cuarta parte de la producción de crudo y gasolina de EE.UU. El efecto combinado con el Katrina despierta serios temores en Wall Street, porque su impacto en la economía de la mayor potencia del planeta puede ser mayor de lo anticipado.
Las principales zonas en riesgo por el efecto del nuevo huracán se concentraban en Port Arthur, Freeport y Galveston, donde están localizadas gran parte de las plataformas petroleras marinas. Tres de las cinco grandes refinerías del país estaban en la línea de mira de Rita y corrían peligro de inundarse. “La situación es muy complicada y el potencial del daño puede ser devastador, mayor que Katrina”, indicaba Peter Bentel, de la firma Cameron. En previsión de lo peor, Exxon Mobil, Shell, Valero, BP, ConocoPhillips y KerrMcGee, entre otras, decidieron cerrar y evacuar. Una pequeña variación en la trayectoria podría dirigir el tifón a una zona menos dañina, con menos concentración de plataformas marinas y refinerías. Pero ayer se contaba con la peor de las opciones, que Rita entrara directamente por Houston, y como medida de precaución quedaron fuera de servicio el equivalente a 2,8 millones de barriles diarios de petróleo.
La producción de petróleo en el área de Houston se estima en 2,3 millones de barriles (13 por ciento del total en EE.UU.), a los que se sumarían 586.000 barriles en Corpus Christi y un millón más en East Texas, junto a los de la Louisiana y Mississippi. En total, 469 plataformas en el Golfo de México estaban paralizadas y once de las 26 refinerías de la zona –que representan el 16 por ciento de la producción de gasolina– están fuera de servicio, lo que volvió a suscitar los miedos de desabastecimiento en todo el país. Y hay dos problemas adicionales. Por un lado, están los importantes daños causados por Katrina, que mantienen fuera de la producción en torno de 875.000 barriles de petróleo (5 por ciento). Por otro, se temen los daños que las plataformas pueden estar sufriendo ya en aguas profundas, donde el huracán avanzaba con gran fuerza.
El tema de conversación en Wall Street, ante este panorama desolador para la industria petrolera, era Rita, y durante toda la jornada se seguían muy de cerca las imágenes por satélite del huracán, mientras los inversores empezaron a protegerse del riesgo liquidando parte de sus acciones. El precio del petróleo de referencia en EE.UU. cerró ayer cerca de los 67 dólares. El de la gasolina subía un 5,6 por ciento. Y el gas natural un 3,3 por ciento, tras registrar una subida del 5 por ciento en el arranque de la sesión. Se teme que estos incrementos tengan un impacto en los hábitos de consumo de los estadounidenses y un efecto negativo multiplicador en otros sectores. En Freeport, por ejemplo, se concentra un gran número de plantas químicas. Por su parte, la cadena de distribución WalMart, la mayor del mundo, se preparaba ayer para una nueva catástrofe y cerraba 64 de sus centros comerciales. El sector aéreo, entre tanto, sigue con gran preocupación la evolución del precio del combustible, que ya ha arrastrado a Delta y NorthWest a la suspensión de pagos. Y la industria del automóvil tampoco escapa del efecto devastador de los huracanes, ya que muchos de sus componentes plásticos se producen en la zona de riesgo.
Los economistas evitan hacer estimaciones, pero recuerdan que Katrina se comerá un punto porcentual del PBI estadounidense durante el segundo semestre. A esto se le suman los más de 200.000 millones de dólares en daños provocados por el último tifón. Una de las ideas que está empezando a circular es pedir a las petroleras que destinen a la reconstrucción una parte de los beneficios que están sacando por el espectacular aumento en el precio del combustible. Y en medio de una oleada de críticas en Washington se pide a la Casa Blanca que ponga fin a exenciones fiscales que favorecen a los más ricos y se recorte el gasto en Irak, para tener más recursos financieros disponibles.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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