EL MUNDO › AUMENTA EL APOYO PARA EHUD OLMERT PARA LIDERAR LA CAMPAÑA ELECTORAL

Orando por Sharon o por lo que queda de él

Trascendidos médicos indicaban anoche que hoy podría empezar a reducirse la cantidad de medicación administrada al primer ministro israelí hasta que despierte y pueda medirse la gravedad del daño causado por su infarto cerebral. Pero todos dan por sentado que su carrera política terminó, y el futuro está lleno de incertidumbre.

Por Donald Macintyre *
Desde Jerusalén


El primer ministro israelí, Ariel Sharon, permanecía ayer en condición crítica mientras los médicos advertían que no estaba fuera de peligro, a pesar de que un segundo escaneo cerebral en 24 horas mostró una “ligera mejora” en la inflamación del cerebro. Israel se mantiene en vilo desde que Sharon, de 77 años, fue trasladado al hospital el miércoles pasado. Luego de los revuelos políticos causados por sus decisiones de vaciar la Franja de Gaza de colonos judíos y su posterior ruptura con su partido para crear una formación propia y poco antes de las elecciones, el país se enfrenta a su repentina desaparición de la escena.

Los médicos se reunirán hoy para decidir si comienzan a reducir las dosis de drogas que han sido utilizadas desde el jueves para mantener a Sharon en un coma inducido. Sólo en ese momento –como muy temprano– será posible comenzar a evaluar el nivel del daño cerebral que puede haber sufrido. Pero los asesores del primer ministro, políticos y diplomáticos israelíes continúan trabajando bajo la suposición de que, aun si se recupera, su carrera política terminó. El vice de Sharon, Ehud Olmert, será el primer ministro en funciones hasta las elecciones del 28 de marzo, una fecha programada mucho antes de que surgiera la enfermedad de Sharon. Esta semana estaba surgiendo rápidamente como el favorito para liderar Kadima, el partido que formó Sharon cuando se fue del Likud dos meses atrás. El viernes un sondeo mostró que, bajo el liderazgo de Olmert, Kadima sería todavía el mayor partido si la votación tuviera lugar hoy, con 40 bancas del Knesset (Parlamento) –sólo dos menos de las que hubiera obtenido bajo el liderazgo de Sharon–. El sondeo le daba 18 bancas al Laborismo y 13 al Likud.

Mientras los resultados de Kadima pueden verse incrementados artificialmente por el efecto de un voto compasivo por Sharon –mientras se encuentra luchando por su vida en el hospital Hadassa– han ayudado a reforzar a Olmert como el hombre mejor posicionado para liderar el partido en las elecciones. La mayoría de las figuras que se retiraron del Likud para unirse a Kadima se están alineando detrás de él. Olmert, un experimentado ex halcón del Likud de 60 años que hizo mucho para proteger los asentamientos judíos en el ocupado Jerusalén oriental árabe cuando fue alcalde de la ciudad, ha surgido, sin embargo, como una figura más pacífica en años recientes, yendo más lejos que la mayoría de los aliados de Sharon al sugerir que la retirada de Gaza podría ser seguida de retiradas de mayor escala en Cisjordania.

Una de sus tareas más urgentes será la decisión de si se permitirá la votación en Jerusalén oriental durante las elecciones parlamentarias palestinas del 25 de enero. A pesar que Israel permitió la votación en la ciudad en las anteriores elecciones legislativas en 1996, el gobierno de Sharon amenazó con prohibirla esta vez en protesta por la participación –y potencialmente importantes resultados electorales– de Hamas. Desde su celda de prisión, Marwan Barguti, el popular activista de la guardia joven de Fatah que encabeza la lista de candidatos, dijo ayer que no debe permitirse que la enfermedad de Sharon retrase las elecciones palestinas. Estados Unidos ha dejado claro que quiere que las elecciones se realicen según los planes.

Aunque la popularidad de Olmert como primer ministro es relativamente baja, la mayoría de los observadores argumentan que su período de ejercicio del cargo podría incrementarla rápidamente. Uno de los analistas políticos israelíes más importantes, Yaron Ezrahi, de la Universidad Hebrea, dijo la semana pasada que pensaba que las tres formaciones principales terminarían con un tamaño relativamente igual. Además sostuvo que una coalición dominada por Kadima y el Laborismo será el resultado más probable “bajo las condiciones actuales”. Pero advirtió que esto podría cambiar –en favor de Benjamin Netanyahu como líder del Likud– si la situación de seguridad se deteriora. “Si se ve aparecer la violencia palestina o hay una escalada real, podría haber un giro a la derecha que ayudaría sin dudas al Likud.”



* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Virginia Scardamaglia.

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Judíos oran ante el Muro de los Lamentos en Jerusalén, muchos pidiendo que Ariel Sharon se recupere.
Imagen: EFE
 
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