EL MUNDO › HAMAS SE ENFRENTA A UN POSIBLE AISLAMIENTO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Los fondos y Fatah, objetivos en riesgo

Europa decidirá si va a continuar financiando a la Autoridad Palestina, tras la victoria de Hamas. El presidente de la AP, Mahmud Abbas –criticado en sus filas–, se reunió con su partido y según trascendidos no habrá cohabitación con la organización armada.

 Por Donald Macintyre *
Desde Gaza

La comunidad internacional decidirá hoy si continuará ayudando a la Autoridad Palestina (AP), en medio de fuertes señales de que el acosado presidente Mahmud Abbas tendrá a corto plazo el rol de mediador para mantener la continuidad de las relaciones con el mundo exterior. Los ministros de Exterior europeos discutirán si van a repetir la financiación de 341 millones de dólares del año pasado a la AP a pesar de la abrumadora victoria de la facción islámica Hamas en las elecciones parlamentarias de la semana pasada. Pero ésta no es la única financiación de la AP. En diciembre pasado, Arabia Saudita le prometió cien millones de dólares a Abbas, que por ahora siguen en pie. No obstante, Israel y la mayoría de los gobiernos occidentales coinciden en no negociar con el gobierno de Hamas, excepto que renuncie a la violencia y reconozca a Israel. Hamas también puso sus condiciones para negociar: las fronteras previas a 1967 y la liberación de los presos palestinos.

A última hora, Abbas se reunió con el Comité Central de Fatah para analizar la precaria situación política. Se esperaba que llegaran a una resolución sobre si aceptarían la cohabitación con Hamas o no. Aunque la decisión no se alcanzó –de hecho, el tema ni se mencionó–, antes de comenzar la reunión y luego de conversar con Abbas, el diputado Abdalá Abdalá aseguró que “la dirección de Fatah ha decidido que el movimiento no participará en el gobierno”. Sin ningún mandato –por lo menos público– de su partido, Abbas viajará hoy a Gaza para conversar con los líderes de Hamas. Mientras tanto, y dificultando aún más la situación de la AP, Israel decidió ayer suspender el pago de unos 44 millones de dólares, en concepto de ingresos por impuestos y aduanas por el mes de enero, que debía recibir el gobierno palestino este miércoles. “No tenemos intención de transferir dinero que será destinado al terrorismo”, fue la explicación del premier israelí en funciones, Ehud Olmert.

Al tiempo que Gaza y Cisjordania se mantenían calmas en general, el ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, les dijo a sus colegas en Jerusalén que Hamas se había comportado “responsablemente” desde la elección de la semana pasada y que, en el corto plazo, intentaría terminar con los ataques militares contra Israel. La posición de Estados Unidos es dudosa. A pesar de que está bajo una fuerte presión del Congreso para suspender la ayuda, los funcionarios palestinos tienen la esperanza que la ayuda no sería suspendida antes –o probablemente después– que Abbas y Hamas acuerden la formación de un nuevo gobierno.

Los diplomáticos que se oponen a la finalización de la ayuda discutirán hoy en Bruselas y en Londres que sería una pérdida de los seis mil millones de dólares del dinero de los contribuyentes occidentales que se utilizan para mantener las instituciones palestinas desde que se establecieron hace una década. También sería contraproducente amenazar a la autoridad que emplea a 137 mil personas, incluyendo alrededor de 70 mil en puestos relacionados con la seguridad. Una propuesta es dejar que la presidencia, bajo Abbas, sea el conducto para la financiación –preservando el protocolo de no proveer directamente dinero a los ministerios controlados por Hamas–. Funcionarios palestinos actualmente esperan que Hamas acepte la intención declarada de Abbas de mantener el control sobre los servicios de seguridad.

A pesar que todavía existe la posibilidad de que Ishmail Haniya, el principal candidato de Hamas en Gaza, podría ser nombrado como primer ministro, el gobierno es probable que contenga varias figuras “tecnócratas” que no son miembros de Hamas. Estas casi seguro incluirían, como ministro del Exterior, a Ziad Abu Amr, un académico independiente de habla inglesa que fue electo para el Parlamento con apoyo de Hamas. Ocupar los cargos se ha convertido en algo urgente debido al generalizado rechazo–al menos por ahora– de ex ministros de Fatah para aceptar una invitación de Hamas para sumarse a un gobierno de coalición.

Abbas está, mientras tanto, sufriendo la presión de algunas figuras de la “guardia joven” de Fatah –muy descontentos– para seguir el ejemplo del primer ministro israelí Ariel Sharon y pasar por alto al poderoso pero viejo Comité Central formando su propio partido –como Sharon hizo con Kadima– y creando una organización rival para Hamas. Abbas ha sido criticado internamente por no enfrentarse al comité, por no combatir la corrupción y por no advertir a las figuras de Fatah que se presentaron a las elecciones como independientes que serían expulsados del partido. El descontento –que emergió en dos días de demostraciones de enojados activistas de Fatah en Cisjordania y Gaza– es tal que las figuras líderes de la “joven guardia” podrían avanzar sobre la opción “Kadima”, aun si Abbas se negara. Sin embargo, tanto Hamas como Estados Unidos instaron a Abbas a no renunciar a la presidencia para preservar la continuidad.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Laura Carpineta

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