EL MUNDO › COMUNICADO DEL GRUPO VASCO

ETA bomba es mía

 Por Oscar Guisoni
Desde Madrid

En su primer comunicado oficial después del atentado cometido en Madrid el 30 de diciembre, ETA afirmó ayer que el cese del fuego sigue vigente y lamentó que el ataque al estacionamiento del aeropuerto de Barajas se haya saldado con dos víctimas mortales. El grupo separatista vasco responde así al pedido que formulara el lunes su brazo político, Herri Batasuna, para que no continúe con sus ataques. Los independentistas vascos achacan al gobierno español la responsabilidad por la muerte de los dos inmigrantes ecuatorianos, al considerar que no se tomaron todas las medidas necesarias para evacuar el sitio donde se encontraba la furgoneta bomba a pesar de que se realizaron tres llamadas para avisar con antelación de la colocación del artefacto.

El comunicado ha sido recibido con escepticismo entre las fuerzas políticas españolas y fue comentado brevemente por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien se limitó a señalar que a ETA “sólo le queda un camino, poner fin a la violencia”. Rubalcaba había declarado el día anterior, en una entrevista concedida al diario The New York Times, que en su opinión “nunca más habrá una tregua creíble de ETA” y que la banda había engañado también a su propio brazo político, no avisándole de la inminencia del ataque.

De hecho, ETA lamenta en el comunicado publicado ayer por el diario vasco Gara la humillación que les ha hecho pasar a sus propios correligionarios a la vez que achaca a la política represiva del gobierno socialista la responsabilidad por lo ocurrido. Los independentistas afirman que la administración de Rodríguez Zapatero no cumplió ninguno de los compromisos pactados, aunque no especifican a qué acuerdos en concreto están haciendo referencia.

A pesar de manifestar que está dispuesta a mantener el alto el fuego declarado el 24 de marzo pasado, la banda afirma que se reserva el derecho a responder a las agresiones que el gobierno pueda realizar contra el País Vasco en el futuro. Los etarras creen que el proceso de paz puede continuar a pesar del atentado y que el final de la violencia llegará cuando se le reconozcan al pueblo vasco “los derechos mínimos democráticos que se le deben”.

El comunicado fue considerado un auténtico sarcasmo por el portavoz del Partido Nacionalista Vasco, Josu Erkoreka. El PNV, que gobierna el País Vasco desde hace más de dos décadas, fue acusado en el comunicado etarra de complicidad con el gobierno español, una valoración que Erkoreka consideró absurda, a la vez que manifestó no comprender cómo la banda puede hablar de “proceso democrático” mientras hace uso de la violencia. En el mismo tono se manifestó el portavoz del opositor Partido Popular, Eduardo Zaplana, quien calificó el mensaje de la banda de “burla intolerable”, a la vez que pidió a los socialistas que no dejen ninguna puerta abierta al diálogo con los independentistas.

Los separatistas sufrieron ayer el primer golpe policial contra el grupo desde que se rompió el alto el fuego al ser detenidos en Francia dos de sus miembros en un operativo conjunto de las policías gala y española. Los arrestados, Asier Larrinaga y Garikoitz Etxeberría, fueron capturados en la localidad vasco-francesa de Ascaín poco después de que cruzaran la frontera española.

La detención de los dos etarras está vinculada con el hallazgo realizado la semana pasada de otra bomba lista para explotar en la localidad vasca de Atxondo. Uno de los coches utilizados para transportar los explosivos pertenecía al joven Larrinaga, de 25 años, quien hasta ese entonces no tenía antecedentes policiales. La familia de Larrinaga había denunciado su desaparición el pasado 23 de diciembre, sin sospechar que su hijo había decidido pasar a formar parte de la estructura clandestina de ETA. El otro detenido, Garikoitz Etxeberría, había sido condenado recientemente por la Audiencia Nacional en el proceso que se sigue a Jarrai, las juventudes políticas de Herri Batasuna que protagonizan habitualmente los ataques callejeros contra bancos, instituciones del Estado y casas de dirigentes políticos en diversas ciudades vascas.

Con esta detención se confirma también la hipótesis de que el grupo separatista aprovechó el alto el fuego para volver a nutrir sus filas de hombres no fichados por la policía. Este problema dificulta en gran medida la realización de una evaluación creíble acerca de las posibilidades operativas actuales de la banda, aunque fuentes de los servicios de inteligencia afirman que ETA podría tener en estos momentos en activo entre 250 y 300 militantes.

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