EL MUNDO › LO QUE PUEDE LLEGAR A PASAR SI TODO SIGUE COMO ESTA

Negra bola de cristal para el mundo

Coincidiendo con la cumbre sobre desarrollo sustentable en Sudáfrica, el Banco Mundial divulgó un informe que advierte de catástrofes ecológicas y sociales si el modo de crecimiento económico mundial sigue como hasta ahora. Y el tiempo para cambiar se agota.

Por Larry Elliott

Nueva York en 2022. La mitad de los 40 millones de personas de la hormigueante metrópolis está desempleada; el aire está espeso por la contaminación; los alimentos y el agua son tan preciosos como las joyas. Este era el mundo del futuro tal como fue concebido en el thriller de ciencia ficción Cuando el destino nos alcance en 1973. Ahora, según el Banco Mundial, este escenario puede devenir verdadero salvo que haya cambios radicales e inmediatos con respecto a la forma en que vivimos. A diferencia de la película de Charlton Heston, el Banco no sugiere que dentro de 20 años estaremos haciendo comida de los cuerpos muertos, pero su advertencia sobre una sociedad global crecientemente disfuncional, con enormes presiones en recursos básicos como el agua, la energía y la salud, es notablemente similar.
Mirando su bola de cristal, el Banco ve para mediados de siglo un mundo de 9000 millones de personas generando un PBI global de 140 billones de dólares por año. Esta asombrosa cuadruplicación en el tamaño de la economía mundial debería ser suficiente para garantizar una reducción a gran escala de los 1200 millones de personas que viven con menos de un dólar por día, pero el Banco sostiene que si las actuales políticas se mantienen sin cambios, el precio será la catástrofe ecológica, la ruptura social y niveles de vida más bajos para todos. No todas son malas noticias. El Banco dice que el crecimiento económico es vital para atacar la pobreza, necesitándose un 3,6 por ciento anual de aumento en las ganancias per cápita en los países en desarrollo si el mundo quiere llegar a 2015 con los objetivos establecidos por las Naciones Unidas: reducir a la mitad el número de gente que vive con menos de un dólar diario, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y dar a cada niño una educación de escuela primaria. Añade, sin embargo, que la coordinación global y la acción local serán imprescindibles para asegurar que las ganancias en los indicadores sociales de los últimos 20 años –como ingresos, tasas de alfabetización o acceso a los cuidados de salud– no sean revertidos por presiones de crecimiento de población y una insostenible expansión económica.
Imprudencia
“El crecimiento debe lograrse de tal forma que preserve nuestro futuro -dice Ian Johnson, vicepresidente de la red de desarrollo ambiental y socialmente sustentable del Banco–. Sería imprudente de parte nuestra llegar exitosamente a los objetivos de desarrollo del milenio en 2015, sólo para vernos confrontados con ciudades disfuncionales, reservas de agua disminuidas, más desigualdad y conflicto y aún menos tierra cosechable para sustentarnos que las que tenemos ahora”.
El informe contiene una letanía de potenciales problemas sociales y ecológicos, desde distopías urbanas saturadas de ghettos hasta un incremento a 1300 millones del número de personas que ya viven en tierras frágiles que no pueden sustentarlas. Ya, dice, “la capacidad de la biósfera de absorber dióxido de carbono sin alterar las temperaturas se ha visto comprometida por el uso excesivo de combustibles fósiles para energía. Las emisiones de gas de efecto invernadero seguirán aumentando a no ser que se hagan esfuerzos concertados para aumentar la eficiencia energética y reducir la dependencia de combustibles fósiles”.
Casi dos millones de hectáreas de tierra en el mundo (23 por ciento de toda la tierra cosechable, de pastoreo, selvas y bosques) han sido degradadas desde la década de 1950, un quinto de todas las selvas tropicales fueron barridas desde 1960 y un tercio de la biodiversidad terrestre está apretujada en habitat vulnerables que conforman sólo un 1,4 por ciento de la superficie de la tierra. Nada sorprendentemente, el Banco concluye que estas tendencias no pueden continuar.
¿Cuál es la receta del Banco para el desarrollo sustentable? Se lee así:
1 Los países en desarrollo deben limpiar sus gobiernos, promocionando la participación y la democracia, la inclusividad y la transparencia mientras construyen las instituciones necesarias para manejar sus recursos;
2Los países ricos deben ser menos egoístas por medio de aumentar la asistencia, ofrecer un alivio más generoso de la deuda, abrir sus mercados a los países en desarrollo exportadores y ayudar a transferir tecnologías necesarias para evitar enfermedades, aumentar la eficiencia energética y reforzar la productividad agrícola;
3Las organizaciones de la sociedad civil deben ser alentadas para servir como una voz para los débiles y los impotentes, y proveer verificación independiente de las actuaciones públicas, privadas y no gubernamentales;
4Las empresas privadas deberían estar más enfocadas en la sustentabilidad de sus actividades día a día, y tener incentivos para obtener ganancias mientras avanzan en los objetivos ambientales y sociales.
Dado que la renta promedio de los 20 países más ricos en el mundo es 37 veces la de los 20 más pobres, el Banco cree que el Occidente rico está en posición de hacer concesiones. “Me parece a mí que hay una cierta hipocresía en los países ricos diciéndole a los países pobres que hagan reformas radicales. El tipo de cambios que debemos hacer en Occidente es mucho más pequeño que la clase de reformas que los países ricos le están pidiendo todo el tiempo a los países pobres”, dijo Nick Stern, economistajefe del Banco, a este diario.
Trampas
Hasta ahora, la disposición del Occidente desarrollado para abandonar el proteccionismo no ha estado muy en evidencia, y como admite el Banco en cuatro preguntas al final del informe, hay trampas más adelante.
La primera es el tema de cuándo el consumo es sobreconsumo. Decirles a los consumidores en Occidente que tienen que cortar el consumo no es algo que les guste a los políticos. Pero el Banco se pregunta si el consumo se convertirá en el equivalente moderno a la carrera armamentista de la Guerra Fría: ¿la gente en el mundo en desarrollo verá los patrones de consumo en Occidente como la norma?
El segundo tema es el futuro de la agricultura y de los organismos modificados genéticamente. EE.UU. está ansioso por exportar alimentos genéticamente modificados a países en desarrollo, a menudo frente una feroz oposición local. ¿Debería alentarse esto? El Banco no está seguro. “Aplicar el principio de precaución –balancear los riesgos de la seguridad de los alimentos contra la perspectiva de un alivio para el desarrollo y la pobreza– será una tarea difícil, que requerirá un debate más amplio”.
Tercero, el Banco está preocupado por el régimen de derechos de la propiedad intelectual bajo la OMC. ¿Cómo pueden equilibrarse los intereses de los poseedores de patentes con los de los usuarios de los productos? El sistema actual ha fortalecido la mano de las empresas occidentales a expensas de los países pobres. El potencial de un resultado desigual es “preocupante”, dice el Banco. Finalmente, ¿cuales son las perspectivas para la migración global? El informe dice que la desigualdad global, combinada con las tendencias demográficas, crearán una presión aún mayor para la migración. “Manejar esta presión es un desafío mundial”.
El informe concluye que el planeta se enfrentará a desafíos predecibles que aumentarán en intensidad en las décadas por venir. Pero el hecho que el Banco no tenga respuestas oportunas a sus cuatro preguntas sugiere que tomará años, si no décadas, resolverlos. Si el Banco tiene razón, el recurso más precioso, en el próximo medio siglo, podría ser el tiempo.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Manifestantes en Johannesburgo contra la polución causada por las compañías petroleras.
 
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