EL MUNDO › BUSH COMENZO LA CAMPAÑA PARA LEGITIMAR EL SUPUESTO ATAQUE A IRAK

Anunciando el anuncio de la guerra

El presidente norteamericano George Bush accedió a que la ONU disponga, si Saddam quiere, el regreso de los inspectores de armas químicas y biológicas al país árabe para darle más consenso a una nueva guerra del Golfo que, dice, encarará de todos modos.

Por Julian Borger y Patrick Wintour
Desde Washington y Londres

El presidente George Bush señaló ayer que estaba dispuesto a darle un ultimátum de las Naciones Unidas a Saddam Hussein para que acepte severas inspecciones de armas o se enfrente a la invasión. El presidente hará saber de sus demandas en un discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas el próximo jueves, que será la última oportunidad de Saddam de evitar una guerra. También definirá la política de Estados Unidos sobre las inspecciones y su disposición a usar la fuerza después de un período de profundas divisiones y confusión dentro de la administración Bush.
Después de reunirse ayer con líderes congresistas para delinear sus planes, el presidente dijo que el discurso de la ONU, que será pronunciado el día después del aniversario de los ataques del 11 de septiembre, le daría al dictador iraquí un amplio mapa para su propia sobrevivencia. “Me extenderé y hablaré sobre formas de manera de asegurarme de que cumpla con sus obligaciones”, dijo Bush. El discurso de la ONU será parte de una secuencia de pasos que dará la administración para preparar el terreno para una confrontación con Irak.
El sábado se reunirá con el premier británico Tony Blair en una cumbre de guerra en la residencia presidencial de Camp David para trazar una posición común entre Estados Unidos y Gran Bretaña. En los próximos días también llamará a los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Francia, Rusia y China. Además, Blair volará a Moscú para reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de China, Jiang Zemin, visitará a Bush en su rancho en Crawford (Texas) para hablar sobre temas que incluyen la campaña contra el terrorismo.
Después de las conversaciones en Johannesburgo con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y otros líderes interesados en Irak, Powell dijo anoche que dudaba de que Saddam aceptara un sistema de inspección que reuniera los requisitos de Estados Unidos. Pero añadió: “Creo que es un paso que la ONU tendrá que considerar, si pueden o no hacerlos entrar nuevamente, como una forma de que el organismo quede aliado a cualquier acción consecuente si los inspectores no pueden llegar a entrar”. Los funcionarios de Estados Unidos dejaron en claro que Washington no toleraría tácticas de demora de Bagdad o de sus aliados, y que las preparaciones militares de Estados Unidos seguirían al mismo ritmo.
Un informe en el Los Angeles Times de ayer decía que el gobierno de Bush estaba considerando una variedad de propuestas, incluyendo “inspecciones coercitivas” bajo las cuales los inspectores serían apoyados por una rápida fuerza de reacción estacionada en la región y lista para entrar en acción inmediatamente si Bagdad intentara bloquear las búsquedas de los lugares sospechados de armas. Un vocero de la Casa Blanca, Sean McCormack, dijo que la reunión de Camp David el sábado se enfocará probablemente en el tema de las inspecciones. Señaló que el presidente era escéptico acerca de que Saddam alguna vez aceptara realmente un duro régimen de inspecciones, pero que estaba abierto a la persuasión.
“Nuestra política apunta a un cambio de régimen. Hemos llegado a la conclusión de que es un régimen que no está dispuesto a lograr el desarme, pero el presidente va a escuchar los puntos de vista de los líderes del mundo, especialmente de Blair”, añadió. Sin embargo, el presidente dijo claramente que su administración seguiría preparando el terreno para una futura acción militar, anunciado que “en el momento apropiado” iría al Congreso a buscar aprobación para las medidas “necesarias para manejar la amenaza”. El vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, manifestó que “es justo decir que habrá un voto en el Congreso antes de que partan para las elecciones”. El Congreso probablemente entre en receso a comienzos de octubre.
El secretario de Defensa británico, Geoff Hoon, debe volar a Estados Unidos la semana que viene para reunirse con su contraparte en Estados Unidos, Donald Rumsfeld, sobre la contribución británica a cualquieracción militar futura. Rumsfeld fue ayer al Capitolio para darles a los congresistas un breve discurso sobre la amenaza de las armas de destrucción masiva de Irak y los preparativos militares de Estados Unidos. Hubo más señales de que esos preparativos estaban muy adelantados. Ayer se informó que la Marina de Estados Unidos había contratado un gran buque comercial para enviar tanques y otros equipos pesados al Golfo a fines de septiembre, el tercero de tales embarques en un mes. Los analistas marítimos dicen que los charters comerciales sugieren que la Marina ya agotó su capacidad de transporte.
Mientras consulta a Gran Bretaña y otros de los cinco miembros permanentes en el Consejo de Seguridad, la administración Bush comenzó un esfuerzo paralelo para convencer al Congreso y al público de Estados Unidos de la necesidad de atacar a Irak, comenzando con las discusiones con los líderes congresistas en la Casa Blanca. Esas conversaciones parecen haber sido vagas, y varios congresistas dijeron que ellos querían más detalles. La administración ha prometido enviar a sus altos funcionarios de política exterior y de seguridad para dar evidencia en las audiencias del Congreso en las semanas venideras, como parte de una campaña concertada para ganar a un público norteamericano cada vez más escéptico. Una encuesta de ABC publicada ayer encontró el nivel más bajo de apoyo para un conflicto con Irak desde que comenzó la “guerra contra el terrorismo”. Sólo el 39 por ciento de aquellos encuestados apoyarían un ataque a Irak sin el apoyo de los aliados de Estados Unidos, comparado con el 54 por ciento, menos de un mes atrás.

De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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A la derecha de Bush, el senador Trent Lott, y a su izquierda, Dennis Hastert y Tom Daschle.
 
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