EL MUNDO › OPINION

Una paradoja griega

 Por Claudio Uriarte

Para llegar a un punto A, previamente hay que pasar por un punto intermedio, B, pero para llegar al punto B previamente hay que pasar por otro punto intermedio, C, y así sucesivamente, de modo que llegar al punto A es realmente imposible, por la infinitud de las subdivisiones y mediaciones internas del camino a recorrer. Esta ilustre paradoja griega contra el movimiento se parece mucho a lo que la administración Bush está haciendo en relación a Irak: para lanzar su presunta invasión, pidió el visto bueno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pero no lo obtuvo, por oposición de Rusia y Francia a una nueva resolución vinculante que significaría la automaticidad de la entrada en acción de fuerzas militares si Irak no se desarma; entonces, para impresionar al Consejo de Seguridad con una manifestación de solidez nacional, George W. Bush consiguió una autorización militar del Congreso, pero que condiciona las acciones militares a que se encuentren bajo directrices del Consejo de Seguridad; el próximo paso es previsiblemente tratar de conseguir una nueva resolución del Consejo, pero si ésta se concreta inevitablemente diluirá los declarados propósitos de Estados Unidos de una acción fulminante, y si no se concreta EE.UU. quedará en peor posición que antes para la guerra, porque todos los países críticos para la logística de un ataque (Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Bahrein, Kuwait) han hecho claro que sólo prestarán sus bases y su suelo en cumplimiento de una resolución del Consejo.
Lo verdaderamente significativo en este cuento de la buena pipa es que la administración está haciendo lo contrario de lo que dice: mientras proclama su derecho a la guerra preventiva unilateral, busca el consenso del Consejo de Seguridad, y mientras filtra a la prensa planes para la ocupación de Irak y para el “futuro pos-Saddam Hussein”, el Pentágono no ha agregado una sola división ni equipo militar para una operación que requeriría un mínimo de 250.000 hombres y grandes cantidades de tanques y blindados. Hasta ahora, lo único que puede hacer Estados Unidos es un gran bombardeo. Esto representaría un acto de guerra, pero no la guerra, y mucho menos el derrocamiento de Saddam y la ocupación de Irak; de hecho, EE.UU. y Gran Bretaña bombardean rutinariamente Irak desde 1991, y en 1998 Bill Clinton llegó a bombardear Bagdad. Mientras la infantería y los tanques no estén en camino, entonces, las maniobras de la administración sólo pueden considerarse propaganda electoral para las elecciones del 5 de noviembre. Y para ahogar en patriotismo una crisis económica en aumento.

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