EL MUNDO › UN SEGUIDOR DE AL QAIDA INTENTó MATAR AL CARICATURISTA DANéS DE MAHOMA

Los hachazos de un crítico

Kurt Westergaard, de 75 años, fue atacado en su casa por un trabajador social somalí de 28 años que portaba un hacha y un cuchillo. El atacante fue herido y detenido por la policía, y acusado de intento de asesinato.

 Por David Randall *

El más famoso caricaturista danés, cuyos 12 dibujos del profeta Mahoma provocaron la ira a lo largo y ancho del mundo musulmán en 2006, apenas sobrevivió a un intento de asesinato el viernes a la noche. Su atacante, que estaba vinculado con Al Qaida y el grupo somalí que mató a 42 trabajadores humanitarios que intentaban llevar comida a los desplazados, fue herido y detenido por la policía. Más tarde fue acusado por intento de homicidio.

Hace poco menos de un año que Kurt Westergaard, de 75 años, y su esposa habían abandonado los escondites proporcionados por el gobierno danés y habían retomado una vida más o menos normal. Su casa, en Aarhus, la segunda ciudad más importante del país, se decía que era una fortaleza. Sin embargo, fue allí donde el viernes a la noche un hombre, de 28 años y armado con un hacha y un cuchillo, logró evadir la alarma, romper una ventana y entrar a la propiedad.

Adentro se encontraban Westergaard y su nieta de cinco años. El caricaturista levantó a la niña y corrió hacia el baño, la habitación de la casa con una puerta reforzada. Logró cerrar con llave la puerta, cuando el somalí, cuyo nombre aún no se conoce, le estaba pisando los talones. El atacante gritó: “¡Venganza!” y “¡Sangre!”, mientras intentaba hundir, una y otra vez, el hacha en la puerta. No era la primera vez que intentaban matarlo por dibujar al profeta Mahoma con un turbante con forma de bomba, por lo que Westergaard actuó con relativa tranquilidad y apretó el llamado botón de pánico para alertar a la policía. Dos minutos después la patrulla llegó a su casa.

Fritz Keldsen, de la policía de Aarhus, le dijo a la BBC, “Cuando vimos al sospechoso se estaba escapando de la escena del crimen. Atacó la patrulla policial y lo hizo con tanta precisión que tuvimos que dispararle”. Se supone que el atacante le lanzó el hacha a uno de los oficiales, por lo que le dispararon en una rodilla y una mano, y lo llevaron inmediatamente a un hospital. Ayer llegó a los tribunales en silla de ruedas y negó todos los cargos.

El caricaturista dijo más tarde al diario Jyllands-Posten: “Mi nieta está bien, pero fue aterrador. Estuvo cerca, muy cerca. Pero lo logramos”. Quedó shockeado durante unos días, pero no resultó herido, agregó. La agencia de inteligencia danesa, por su parte, informó rápidamente que el sospechoso tenía vínculos terroristas. “El detenido es, según nuestra información, un hombre con relaciones estrechas con el grupo terrorista somalí al Shabab y con los líderes de Al Qaida en el Este africano”, aseguró el director de la PET, Jakob Scharf.

El somalí se había ganado el asilo y, en consecuencia, su derecho a quedarse indefinidamente en Dinamarca. Sin embargo, la agencia de Inteligencia sospechaba que había participado de varias actividades relacionadas con atentados terroristas en el Este africano. Por eso, hacía tiempo que era vigilado por la PET, aunque nunca se lo había catalogado como una posible amenaza para Westergaard.

Cuatro años después de la publicación de las caricaturas del profeta Mahoma, Westergaard sigue siendo un potencial objetivo de los extremistas. En 2006 Jyllands-Posten había difundido sus dibujos y los de otros artistas en “un intento de promover la libertad de expresión”, según había explicado en un editorial la dirección del matutino.

Las caricaturas habían pasado prácticamente inadvertidas hasta que un diario noruego las volvió a publicar. Un grupo de imanes daneses, que realizaba una gira por Medio Oriente, llevó con ellos los 12 dibujos del diario danés y otras tres imágenes realizadas por extremistas de derecha. Estas últimas fueron las más incendiarias. Una incluía una cabeza de chancho y otra presentaba a Mahoma como un pedófilo.

A partir de su difusión en Medio Oriente, las iracundas manifestaciones comenzaron a multiplicarse en el mundo musulmán. Las embajadas danesas fueron atacadas, banderas quemadas y más de 50 personas murieron en los choques con las fuerzas de seguridad. Alimentando aún más la tensión, durante varios meses más diarios de Francia, Alemania, Italia y España reprodujeron los dibujos, como un gesto de solidaridad con los caricaturistas daneses.

El gobierno danés intentó desmarcarse de la situación, aunque siempre se negó a pedir disculpas públicas por los dibujos. Desde entonces varios jóvenes musulmanes han sido condenados en el país nórdico por intentar plantar bombas para repudiar las caricaturas. En 2008 Osama bin Laden prometió castigar a Europa por los dibujos, y sus seguidores pusieron una recompensa de un millón de dólares por la cabeza de Westergaard.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Antes del ataque, Kurt Westergaard posa sonriente frente a algunas de sus creaciones.
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