EL MUNDO › EL TRATO A LOS PRISIONEROS DE EE.UU.

Ni derecho ni humano

Por J. P. V.-G.*
Desde Bagdad

Los iraquíes encarcelados por las fuerzas de ocupación estadounidenses reciben un trato vejatorio, con frecuencia ignoran de qué se los acusa y pasan semanas sin acceso a un abogado, según denuncian varios presos liberados y la organización de derechos humanos Amnistía Internacional. “Las condiciones de los iraquíes en el aeropuerto internacional de Bagdad y en la cárcel de Abu Ghraib pueden considerarse crueles, inhumanas y degradantes”, afirma AI, que considera especialmente grave el caso de un niño de 11 años que fue encarcelado durante tres semanas en varios centros de detención.
Qies Mohamed fue detenido el 6 de mayo pasado, justo dos días después de haber regresado de 27 años de exilio en varios países del mundo. “Por casualidad, me vi atrapado en un tiroteo cuando iba en coche por una calle de Bagdad”, recuerda este hombre de 54 años en su casa de la capital. “Los estadounidenses se portaron como cowboys y me trataron con gran crueldad. Me tumbaron sobre el asfalto y me pisaron la cabeza con sus botas. Luego me esposaron las manos y los pies y me llevaron al aeropuerto.” Una vez en el centro de detención, Mohamed se identificó como ciudadano danés y explicó a sus captores que había sido un opositor al régimen de Saddam Hussein durante más de 35 años. “No me hicieron caso, me acusaron de asesinato y pasé 33 días en la cárcel en condiciones inhumanas”, dijo. Un día me dijeron “‘lo sentimos’ y me dejaron abandonado en la calle Al Rashid”, arteria principal del centro de Bagdad. Durante su reclusión, sus familiares lo dieron por muerto, ya que nadie les comunicó su situación.
Mohamed, experto en cuestiones agrícolas, afirma que en la cárcel la comida y el agua eran escasas, que no pudo lavarse en 14 días y que los presos tenían que dormir bajo una tienda de campaña de material plástico, con un calor insufrible. “Los americanos desconocen lo que es esta sociedad. Sólo conocen la fuerza y ello sólo crea rencor y odio entre los iraquíes”, afirma. Y en tono de advertencia, añade: “Quien siembra vientos recoge tempestades”.
Su amigo Abu Amir cuenta que fue detenido por llevar una pistola sin munición en su automóvil. Lo pusieron en libertad tras seis días de encarcelamiento, pero el amigo que lo acompañaba todavía sigue preso, 43 días después, sin que se sepa de qué lo acusan. “El estilo de los americanos es igual que el de Saddam”, afirma Amir, de 37 años.
Amnistía Internacional desconoce con exactitud cuántos presos hay en el aeropuerto, ya que la gente entra y sale continuamente. Su representante en Bagdad, Elizabeth Hodgkin, calcula que pueden ser unos 2000 reclusos en el aeropuerto y unos 350 en la prisión de Abu Ghraib. “El tratamiento que están recibiendo es inaceptable y está por debajo de los requisitos mínimos que exige la normativa internacional”, afirma. Hodgkin critica el hecho de que los presos no comparecen ante un juez en semanas y denuncia que muchos de ellos están siendo injustamente acusados de pertenecer al partido de Saddam. “El término baasista se está utilizando como un estigma, como una coartada para detener a gente y resolver problemas particulares”, señala.
EE.UU. niega las acusaciones de AI y sostiene que los presos están recibiendo un trato correcto. “Las fuerzas de la coalición dan un tratamiento humano a todos los prisioneros”, declaró el comandante Chris Isleib a la radiotelevisión británica BBC. “La Cruz Roja efectúa inspecciones frecuentes y cumplimos las leyes internacionales al pie de la letra. No retenemos a la gente más tiempo del necesario.” Isleib dijo que hasta el momento han sido liberadas 11.000 personas y sostuvo que las leyes internacionales permiten a las fuerzas de ocupación retener a los presos hasta que se forme un gobierno en Irak.
AI denuncia también el caso de los gemelos Uday y Rafed Adel, de 31 años, que fueron detenidos el 16 de mayo por soldados que perseguían a unos saqueadores. Encerrados durante un mes, primero en el aeropuerto de Bagdad y luego en la cárcel de Abu Ghraib, los hermanos se manifestaron junto a otros presos para protestar por sus condiciones de vida y por el incumplimiento de las reiteradas promesas de liberación hechas por sus captores. Los guardias abrieron fuego contra los presos, mataron a un recluso e hirieron a otros siete.
Especialmente grave es el caso de Sufian, un niño de 11 años detenido el 27 de mayo cuando viajaba en un coche con un tío. Los estadounidenses aseguraron que alguien les disparó desde el vehículo. Sufian pasó 9 días en el aeropuerto y otros 15 en un centro de detención para mujeres y delincuentes juveniles. “Incluso si hubiese hecho algo, no tenían por qué haberlo tratado así”, dijo Elizabeth Hodgkin, de AI.
“Como fuerza de ocupación, EE.UU. debe cumplir las leyes humanitarias internacionales y las normas de derechos humanos en lo que se refiere al mantenimiento de la ley y el orden y la detención e interrogatorio de los detenidos, así como garantizar que las armas de fuego son utilizadas sólo en caso de peligro inminente”, señala la organización de derechos humanos, que también denunció robos durante los registros que las tropas británicas y estadounidenses efectúan en casas de iraquíes en busca de armas.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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