EL MUNDO › LAS SORPRENDENTES CERCANIAS ENTRE LA RAZON Y LA FE

En la mesa con Habermas

Un asombroso debate reunió en enero de 2004 al filósofo alemán Jürgen Habermas y al cardenal Josef Ratzinger, en ese entonces guardián del dogma católico, que muestra sorprendentes cercanías entre el campeón de la razón y el de la fe. Pu-blicado en la revista francesa Esprit de julio de 2004, este debate organizado por la Academia Católica de Baviera en Munich abordaba “los fundamentos morales prepolíticos de un Estado liberal”.
El cardenal Ratzinger, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, se muestra muy matizado, interrogándose sobre los fundamentos éticos que deben encontrarse para una sociedad globalizada en la que el hombre ha adquirido una potencia inédita para “hacer y destruir”, en el que la cuestión fundamental es el control. Reflexionando sobre el terrorismo alimentado por el fanatismo religioso, se interroga: “¿Hay que considerar la supresión progresiva de la religión, su superación, como un avance necesario para la humanidad para que tome el camino de la libertad y de la tolerancia universal?” La existencia de “patologías extremadamente peligrosas en las religiones” hace necesario “considerar la luz divina de la razón como una especie de órgano de control que la religión debe aceptar”. Pero el hombre de Iglesia también cita “patologías de la razón” como la bomba atómica o la percepción del hombre como un simple producto con el cual se pueden hacer experimentos y que se puede considerar como una basura a desechar. Entonces, “también deben recordarse los límites de la razón y aprender una capacidad de escucha con respecto a las grandes tradiciones religiosas de la humanidad”, bajo pena de ser destructiva. Aunque se apoya en “la fe cristiana y la racionalidad occidental secularizada” para esta necesaria correlación, el cardenal alemán evoca “la no universalidad” de estas dos grandes culturas de Occidente. Llama a no descuidar las demás culturas, argumentando que, de otra manera, se trataría de una violencia occidental “que pagaríamos caro y que ya pagamos en parte”.
Por su parte, Habermas, un “filósofo de la era posmetafísica”, que afirma ser uno de los ciudadanos “sin motivación religiosa”, según Esprit, subraya el aporte de lo religioso a la sociedad, tanto a través de la historia como ahora. Habermas evoca la idea de que la religión podría desempeñar un papel para ayudar a “sacar del callejón sin salida a una modernidad con cargo de conciencia” y considera que “el Estado democrático debería adoptar un comportamiento de preservación ante todas las fuentes de cultura que nutren la conciencia de las normas y la solidaridad de los ciudadanos”.

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