EL MUNDO › SURGIO OTRA TORMENTA EN LA CAMARA DE LOS COMUNES

El premier que sigue bajo fuego

Por W. O. *
Desde Londres

Tony Blair reiteró ayer de manera desafiante que nunca engañó al Parlamento sobre el peligro que suponía Saddam Hussein y aseguró que la guerra no estaba pactada de antemano con el presidente George W. Bush, tal como denunció una ex ministra británica. El primer ministro británico, que en la víspera había recibido severas críticas del comité parlamentario que formalmente lo absolvió de la acusación de engañar a Cámara de los Comunes, se encontró ayer acosado a preguntas sobre Irak en una comparecencia de dos horas y media que consumió una hora y cuarto sobre la guerra.
Los diputados, presidentes de las distintas comisiones parlamentarias, parecieron interrogar a Blair como si el primer ministro estuviera compareciendo ante la Comisión de Exteriores que durante las últimas semanas investigó el papel jugado por el gobierno en la elaboración de los informes que justificaron la intervención militar en Irak. La Comisión de Exteriores hizo públicas sus conclusiones el lunes. En ellas hizo patente su convicción de que el director de Comunicaciones y Estrategia de Blair, Alastair Campbell, no manipuló el informe de septiembre del 2002 en el que el gobierno advertía del peligro de que Saddam lanzara un ataque con armas de destrucción masiva en 45 minutos. Y concluyó también que los ministros del gobierno no engañaron al Parlamento.
Pero el conjunto de conclusiones constituyeron una durísima crítica al gobierno por la manera en que se elaboraron esos informes, por su tono asertivo, por el papel que han jugado los asesores no electos de Blair en la preparación de las decisiones del gobierno sobre la guerra o por incluir en uno de los informes un trabajo plagiado de Internet.
El presidente de la Comisión de Exteriores, el laborista Donald Anderson, que el lunes jugó un papel decisivo rompiendo a favor del gobierno el empate que se registraba en varios de los asuntos capitales de la investigación, fue ayer el diputado más duro con Tony Blair, al que echó en cara que el gobierno no acudiera al Parlamento a pedir excusas tras descubrir los problemas de plagio en uno de los informes. El primer ministro respondió que dio explicaciones orales sobre el asunto a preguntas de los diputados e insistió en que nunca engañó al Parlamento, que las informaciones de inteligencia eran correctas, que corrobora “al ciento por ciento” su decisión de ir a la guerra y que no tiene ninguna duda de que “aparecerán las armas de destrucción masiva”.
Negó que hubiera pactado meses antes con el presidente George W. Bush la decisión de ir a la guerra como había denunciado ante el Parlamento la ex ministra de Cooperación al Desarrollo, Clare Short. “No sólo no es verdad sino que es lo opuesto a la verdad”, dijo.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.

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