EL PAíS › CARTA ABIERTA ANALIZO EL CIERRE DEL CONFLICTO CON LOS RURALISTAS

Mirada intelectual del desenlace

Los integrantes de ese espacio volvieron a reunirse en la Biblioteca Nacional. La convocatoria fue masiva y el debate duró cinco horas. Hubo críticas a Julio Cobos y a los senadores que votaron “a favor de sus bolsillos”.

Lejos de desanimar el debate, el desenlace del conflicto entre el Gobierno y la dirigencia del agro derivó ayer en la asamblea más masiva que desde su creación protagonizó el espacio Carta Abierta. Tan alta fue la convocatoria que no alcanzaron las 500 butacas de la sala Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. Hubo más de cuarenta intervenciones que coincidieron en caracterizar al vicepresidente Julio Cobos como un “personaje menor” que renunció a su rol institucional, y en críticas a los senadores que defienden desde las bancas sus intereses particulares. Se celebró la inusual capacidad de convocatoria de los intelectuales puesta de manifiesto en la marcha al Congreso, se ratificó el apoyo crítico al Gobierno y “primó la conciencia de que si el proceso destituyente se consolida y avanza sobre la institucionalidad, nos retrotraería a un pasado tenebroso y daría lugar a un futuro de diez millones de trabajadores menos”, según sintetizó el sociólogo Carlos Girotti.

Hasta el miércoles pasado el programa para ayer incluía dos mesas redondas sobre “Democracias amenazadas en América latina”, con varios embajadores presentes. Tras los treinta minutos de gloria de Cobos, se decidió suspender esa jornada para seguir debatiendo el escenario local. La respuesta fue contundente: cinco horas de debate y decenas de personas que se quedaron afuera de la sala.

La figura del mendocino sobrevoló la reunión pero “en el lugar de lo no esencial, tratando de despejar la idea de traición, discutiendo sobre lo que efectivamente había sido un abandono del lugar institucional del presidente del Senado, que es el de ser exponente del Poder Ejecutivo, y había tomado una decisión por fuera de esa investidura”, sintetizó el filósofo Ricardo Forster. Unos y otros lo caracterizaron como un “personaje menor” que en todo caso es la expresión coyuntural del proceso destituyente. “Esta supuesta figura consular que nos quiere vender la gran media acerca de la transparencia o el supuesto criterio democrático, está ocultando toda una maniobra que lisa y llanamente apunta a minar la institucionalidad democrática”, coincidieron los participantes.

Las reflexiones también alcanzaron a la “actitud antiética” de legisladores que utilizan su banca para defender intereses particulares. “Así como los jueces deben excusarse para no incurrir en conflictos de intereses cuando su vida privada incide en la objetividad necesaria para tomar partido, senadores como Roberto Urquía o Carlos Reutemann no hicieron más que votar a favor de sus bolsillos”, se planteó.

El clima general fue de cierto alivio, no porque el escenario haya mejorado sino porque los roles se clarificaron. Se discutieron errores, equívocos, pero también se rescató como positivo que “las cosas se transparentaron y no es el diluvio: es un momento complejo que exige intervenciones agudas y críticas”. Frente a un escenario en el cual todos los actores jugaron sus cartas durante meses, se destacó la necesidad de seguir planteando la profundización de los carriles democráticos, discutir qué significa redistribuir el ingreso en la Argentina, por qué deben defenderse las retenciones móviles y cuál debe ser el rol del Estado.

Los presentes coincidieron en que Carta Abierta no es ni pretende ser un partido, un movimiento, una ONG, ni un grupo de onanistas que se junta para discutir el agujero del mate. “Prima la idea de cubrir una vacancia en términos de dirección política y cultural en medio de una batalla que la sociedad está perdiendo”, sintetizó uno de sus miembros. Frente a la idea de reforzar la “tradición nac&pop” se explayaron quienes consideran a Carta Abierta como un espacio plural, de confluencia de biografías político-intelectuales que incluyen a Scalabrini Ortiz y a Jauretche pero también a Tosco, Frondizi, anarquistas y socialistas. El debate tuvo momentos de tensión pero concluyó en resaltar “la idea de lo fraterno, sin la cual el espacio no tiene ningún sentido”, destacó Forster.

La respuesta de ayer ratificó una capacidad de convocatoria inusual en la intelectualidad, que se vio reflejada en la marcha al Congreso por una columna de cuatro cuadras encabezada por un grupo de miembros del espacio. Detrás de la pancarta “Más democracia y más distribución”, consigna de la convocatoria, se encolumnaron organizaciones sociales, representaciones sindicales y juntas internas con una disciplina más bien típica de aparatos políticos. “Lo maravilloso es que Carta Abierta es exactamente lo contrario. Todos quienes se encolumnaron detrás lo hicieron sólo por su voluntad de comprometerse”, celebraron ayer. Se ratificó el contenido de las tres cartas públicas, el apoyo a la Presidenta pero también las observaciones críticas que le formularon al ex presidente Néstor Kirchner, que PáginaI12 publicó in extenso. Salvo que surja un nuevo martes 13 u otro jueves 17, para el próximo sábado Carta Abierta no tiene previsto reunirse.

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Los intelectuales de Carta Abierta desbordaron el Salón Borges de la Biblioteca Nacional.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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