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Por “consejo legal” de su abogado, Carlos Bercún, el consultor contratado por la Asociación de Bancos de Argentina (ABA) y hasta hace pocos días por el Ministerio de Economía, desistió de concurrir a la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. Así se lo hizo saber por nota a la presidenta de la comisión, la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner. Allí, los legisladores esperaban ansiosamente el testimonio de quien a esta altura de la investigación está quedando en el centro de las sospechas. El que sí concurrirá es el vicejefe de Gabinete, Eduardo Amadeo, quien tratará de corregir algunos puntos dudosos de su anterior paso por la comisión.
Por lo pronto, más allá de su participación en el hecho, la iluminación del rol desempeñado por el consultor, pone en evidencia la comunidad de negocios existente entre banqueros, legisladores y funcionarios públicos. Aquí queda en claro que si bien Bercún es un ilustre desconocido para el gran público, es un hombre muy cercano a los legisladores. Hace pocos días, un destacado senador lo sintetizó claramente ante Página/12 cuando reconoció que “todos son amigos de Bercún”. Ayer la Jefatura de Gabinete desmintió que el consultor tuviera algún contrato, por lo menos durante la gestión de Alfredo Atanasof. La comisión también tendrá que poner en claro, si tal como informó este diario, el lobbista también está contratado por el Banco Central, por una cifra cercana a los 3 mil pesos. En este caso la relación contractual se remonta a los tiempos de Pedro Pou en el BCRA y no queda claro si ha finalizado o continúa.
Por lo pronto, el radical Carlos Maestro insistió en que su bancada se dispone a querellar al periodista del Financial Times, Thomas Catán. También aprovechó la ocasión para señalar que “no le cree” al periódico londinense “porque tampoco representa a las carmelitas descalzas”. El radical además criticó al titular del cuerpo el cordobés Juan Carlos Maqueda por sus declaraciones a Clarín en las que dijo que “algo hubo”. Lo hizo sosteniendo que “queda lindo, queda simpático el hombre, pero no defiende la institución que él representa”.