EL PAíS › EN SU PRIMER INFORME AL SENADO, ANIBAL FERNANDEZ PRONOSTICO UN 2010 TRANQUILO EN LO ECONOMICO

Una deuda con el pago asegurado

El jefe de Gabinete concurrió al Congreso a dar el informe de gestión previsto en la Constitución. Prometió cumplir con esa obligación una vez por mes. Los senadores reclamaron más fondos y que se coparticipen gravámenes.

 Por Martín Piqué

Apenas llegó al Senado para dar su informe sobre el estado del gobierno previsto en la Constitución, Aníbal Fernández se encontró con alguna felicitación y una sucesión de reproches. Las quejas estaban motivadas porque su antecesor, Sergio Massa, nunca había dado un informe. “Me comprometo a venir una vez por mes”, prometió Fernández. La sesión especial siguió entonces con la exposición inicial, que fue más breve de lo habitual –30 minutos– porque los bloques habían acordado un nuevo sistema de preguntas y respuestas. Fernández eligió tres temas para comenzar: la solvencia financiera de la Nación, la pandemia H1N1 y la amenaza del retorno del dengue. Sobre la capacidad de pago, Fernández hizo un diagnóstico de los últimos desembolsos de deuda y destacó que había descendido el endeudamiento. Enseguida pronosticó un año 2010 de reactivación económica. “Eso va a permitir pagar deuda”, tranquilizó. Luego, Julio Cobos comenzó a dar la palabra a los senadores. Y entonces llegó la hora de los cruces, de las preguntas picantes y de las advertencias en tono grave sobre el futuro próximo.

Las advertencias mostraron un tema de notorio consenso entre los legisladores: la delicada situación financiera de la mayor parte de los gobiernos provinciales. “Tenemos una carga que va a explotar y va a explotar de la periferia hacia el centro. No hay un solo gobernador ni de su signo ni del mío que pueda decir que está conforme”, advirtió el rionegrino Pablo Verani. “Se terminó la época de las vacas gordas”, concluyó el santafesino Rubén Giustiniani, quien antes había citado el Antiguo Testamento para recordar las profecías sobre los siete años de buenas y malas nuevas. Otra de las cuestiones repetidas fue el renovado pedido de una nueva coparticipación y que algunos gravámenes, como el impuesto al cheque, sean coparticipados entre las provincias. Y el otro ítem que apareció de manera recurrente fue la preocupación por la extensión de la pobreza como producto de la crisis.

La primera intervención correspondió al senador Alfredo Martínez (UCR, Santa Cruz) y puso en la agenda la discusión por los subsidios a las tarifas energéticas. Fernández se tomó mucho tiempo para explicar la fallida eliminación de subsidios y la salida alternativa por la que optó el Ejecutivo. Dijo que la UBA, la UTN y las asociaciones de consumidores revisarán los casos en que sea necesario implementar exenciones. El tema regresó con polémica cuando se discutió el nivel de subsidios que aporta la Nación para subsidiar el consumo de los usuarios de Capital Federal y GBA. “Si se repasan los subsidios, queda claro que las provincias más perjudicadas son las del Norte, las más pobres”, se quejó la senadora Sonia Escudero (PJ disidente, Salta). La queja motivó una respuesta de una senadora correntina, quien recordó que las provincias del NEA ni siquiera tienen gas.

Cinco horas de preguntas

La sesión se extendió por casi cinco horas y rozó una larga cantidad de temas. Aparte de los subsidios y las tarifas de servicios, los senadores interrogaron a Fernández por el acuerdo firmado con la AFA, por la política agropecuaria del Gobierno, por el déficit operativo de Aerolíneas y por la demorada compra de radares 4D para el control del espacio aéreo. También se inquirió al jefe de Gabinete por la situación fiscal de las provincias, lo que derivó en una discusión entre los legisladores y el funcionario: el senador pampeano Marino le reprochó a Fernández por “la enorme presión fiscal” que en su visión está soportando el campo y reclamó que esa presión se extendiera a otras actividades, como el juego y la minería. No pasó mucho tiempo hasta que salió a contestarle la senadora catamarqueña María Colombo de Acevedo (Frente Cívico y Social). “Yo he votado la derogación de la Resolución 125. Ahora les pido que no sean detractores de la minería, que aporta cuantiosas sumas al Estado nacional”, dijo Colombo. “Pero yo no defiendo los intereses de ninguna de las empresas mineras”, agregó. Tras hacer esa aclaración, la catamarqueña cuestionó las retenciones que hoy se aplican a la actividad minera porque serían “violatorias” de la ley.

- Ingresos provinciales. El senador neuquino Horacio Lores pidió a Fernández que su provincia, como productor del 52 por ciento del gas del país, recibiera un valor más alto por el gas a boca de pozo. “Queremos que Neuquén mejore sus regalías”, planteó. Fernández le dijo que el Gobierno ya había aumentado el valor de gas a boca de pozo, pero el senador lo corrigió: dijo que la suba del precio no había beneficiado al gas distribuido desde Neuquén para consumo domiciliario.

- Política agropecuaria. Además de la intervención de Marino, también se refirió a la situación del campo la senadora santafesina Roxana Latorre. Sus preguntas fueron seguidas con atención, seguramente como consecuencia de su mediático distanciamiento con el senador Carlos Reutemann. Fernández le contestó primero con una enumeración de las medidas del Ejecutivo, como los subsidios para la producción lechera y la liberación de la exportación de trigo y maíz. “La Sociedad Rural no firmó el acuerdo pero el señor (Hugo) Biolcati, que es productor lechero, recibió los subsidios”, deslizó el jefe de Gabinete con malicia.

- Déficit operativo de Aerolíneas. El radical Gerardo Morales aseguró que el déficit mensual de la empresa de bandera alcanzaba los 261 millones de pesos, de los que atribuyó 130 millones a “irregularidades administrativas y burocracia”. Entonces cargó particularmente contra Jorge Pérez Tamayo, dirigente del gremio APLA (pilotos de líneas aéreas). Morales denunció que los afiliados de APLA estarían recibiendo un adicional en el salario de 2 mil pesos por mes según un acuerdo entre el gremialista y el ex director de Aerolíneas y hoy ministro de Justicia, Julio Alak. El secretario de Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina, uno de los acompañantes de Fernández, recibió una carpeta para estudiar el reclamo.

Fernández habló en el recinto, frente a la presidencia que ocupaba Cobos. Se ayudó con una notebook en la que tenía almacenadas las respuestas –con los datos y los principales argumentos– a las más de mil preguntas que le habían enviado los senadores. “Estaba emocionado”, contó a Página/12 uno de los colaboradores que acompañó al jefe de Gabinete. A medida que el tiempo fue pasando, una parte de los presentes no pudo evitar que su atención se dividiera entre los temas que iban planteando los senadores y el partido de Argentina. “¿Hay una radio prendida por ahí?”, llegó a preguntar Cobos con gesto adusto. Ya eran más de las 20. Por las galerías del Senado se escuchaba un eco lejano: la transmisión del partido de la Selección.

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El jefe de Gabinete estuvo más de cinco horas respondiendo preguntas de los senadores.
Imagen: Sandra Cartasso
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