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“Antes hicimos muchas marchas, pero ésta nos pareció única”

La Asociación Madres de Plaza de Mayo cerró ayer con un acto multitudinario la XXII Marcha de la Resistencia. Hebe de Bonafini dijo que “estamos convencidos de que la revolución socialista es la única salida”.

 Por Laura Vales

“Hoy las Madres los abrazamos a todos porque nos parece impresionante que asambleas, piqueteros, partidos políticos, fábricas tomadas y gente independiente estemos todos juntos, con los desaparecidos que no han muerto, que están más vivos que nunca y nos señalan el camino”, dijo Hebe de Bonafini minutos después de las seis de la tarde, a modo de balance. “Tenemos que aprovechar esta oportunidad, darle contenido, organizarnos. Las Madres hicimos muchas marchas, pero ésta nos pareció única, porque fue la más grande y porque nos ha convocado a todos los que estamos convencidos de que la revolución socialista es la única salida”.
Así cerró, en la Plaza de Mayo, la XXII Marcha de la Resistencia de las Madres de la Asociación. Las 24 horas de vigilia y caminata se realizaron esta vez bajo una única consigna, por el no pago de la deuda externa.
En la Pirámide, desde lo alto hasta el suelo, las Madres habían colgado fotos de los desaparecidos. Alrededor de esos rostros ayer se vio una fuerte presencia de las organizaciones de desocupados, tanto de las vinculadas a partidos de izquierda como de las autónomas. Los piqueteros, que compartieron la palabra y el escenario con Hebe y Raúl Godoy (de cerámicas Zanon), hicieron expreso el paralelismo: “Muchas veces pareció que no existíamos”, sostuvo por ejemplo Neka Jara, de la Aníbal Verón, “pero a través de la organización encontramos el camino para resistir a ser los desaparecidos del futuro”.
En la Plaza hubo además agrupaciones de estudiantes, de abogados defensores de los derechos humanos (como el Ceprodh y la Correpi), militantes de HIJOS, sindicatos combativos, manifestantes sueltos y una buena cantidad de adolescentes en bicicleta. Aurora Cividino, baleada durante la represión del 26 de junio en el Puente Pueyrredón, se las arregló para dar vueltas apoyada en un par de muletas.
Detrás de las vallas que separan la Plaza de la Casa Rosada la Policía Federal volvió a desplegar a sus uniformados. Luego de ser denunciada por haber impedido el armado de un escenario (el martes a la noche), finalmente no ostentó camiones hidrantes ni perros, como lo venía haciendo en las últimas movilizaciones.
En la marcha, claro, se habló de Emilio Massera, pero no demasiado. “Massera se está muriendo. Ojalá sufra y reviente como un perro”, dijo Bonafini sobre el palco. Abajo, la gente gritó “hijo de puta” un buen rato. Y eso fue todo.
En cambio, se habló bastante más de las fábricas tomadas. Godoy, de cerámicas Zanon, contó cómo en esa planta que está produciendo bajo control de sus obreros se han generado puestos de trabajo para los desocupados. “Si nosotros pudimos hacerlo con algo tan chico como Zanon, ¿qué pasaría si apostamos a Repsol, a las privatizadas o a las distribuidoras de alimentos?”, se preguntó.
Pini, piquetera del Movimiento Teresa Rodríguez, planteó la cuestión del hambre: “En el país hay una cabeza y media de ganado por cada uno de nosotros, pero mientras tanto los pibes no comen carne. No podemos permitir que los camiones con carne y con leche de las grandes empresas sigan pasando por delante nuestro sin que hagamos nada”. También integró el listado de oradoras (fueron cuatro mujeres y sólo un varón) Lola Mesa, del grupo de apoyo de Barcelona.
En relación con el próximo 20 de diciembre, cuando se cumplirá un año de las movilizaciones que provocaron la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, Bonafini consideró que va a ser un día sin incidentes.
“Si no viene la policía a joder, si no hay Duhaldes ni Ibarras que manden a reprimir no va a pasar nada porque el pueblo nunca utiliza la violencia en sus marchas”, sostuvo. Y cuestionó la convocatoria de la Central de Trabajadores Argentinos: “tenemos que decir claramente que la plaza del 20 de diciembre es de los que estuvimos el 20 de diciembre, y no de los que se metieron debajo de la cama. Los que llamaron a desmovilizarcomo la CTA no pueden venir a la Plaza. No les dejemos ocupar esta plaza porque esta plaza es de los que luchan”, planteó.
Al atardecer, los manifestantes acompañaron a las Madres hasta la sede de su Universidad. Los marchantes avanzaron por la avenida de Mayo con consignas contra la represión (“Y dale alegría a mi corazón / la sangre de los caídos en rebelión / y vas a ver / las balas que vos tiraste van a volver”, cantaron con la música de Fito Páez) y de repudio a los militares.
La columna, con sus banderas piqueteras –de la Aníbal Verón, el Teresa Rodríguez, el Teresa Vive, el Polo Obrero, la Coordinadora de Unidad Barrial, entre otras–, asambleístas y partidos llegó a destino a las ocho de la noche. Todavía era de día y frente a la plaza de los Dos Congresos las batucadas se quedaron tocando un buen rato.

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El discurso de Hebe de Bonafini cerró el acto de la XXII Marcha de la Resistencia en la Plaza de Mayo.
 
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