EL PAíS › LA ACTUACION DE AGENTES CIVILES DEL BATALLON 601

Condenas a dos topos de la dictadura

 Por Diego Martínez

Dos agentes civiles del Batallón de Inteligencia 601 fueron condenados a diez años de prisión por delitos de lesa humanidad cometidos en 1980 en el marco de la contraofensiva de Montoneros contra la dictadura. La sentencia del juez Ariel Lijo recayó sobre Carlos Eduardo Somoza y Jorge Oscar Baca, que sirvieron al terrorismo de Estado con los seudónimos César Ernesto Segal y Juan Omar Boyé. El juez absolvió a Julio Alberto Cirino, alias Jorge Abel Contreras, ex miembro de un grupo operativo del 601. Si bien un documento desclasificado del Departamento de Estado prueba que se ufanó ante diplomáticos norteamericanos de visitar centros clandestinos e incluso contó que muchos inocentes fueron sacrificados para que hombres como él no puedan ser identificados, Cirino seguirá libre e impune porque la entrevista en la embajada de Estados Unidos que prueba su responsabilidad penal fue en 1979 y se lo juzgó por delitos de 1980.

El Batallón 601 fue “un núcleo central en cuanto a operaciones de Inteligencia a lo largo y ancho del país”, afirmó Lijo. Sus agentes actuaron “desde la absoluta clandestinidad al amparo del poder estatal” y se encargaron de la “supresión de documentos, registros y pruebas”, tarea que les permite seguir impunes aun cuando sus legajos son de acceso público. La prueba central contra los dos condenados es el testimonio de Silvia Tolchinsky, secuestrada el 9 de septiembre de 1980 en Mendoza y trasladada a Campo de Mayo, donde estuvo en cautiverio durante dos años.

Baca, El Negro Boyé, ingresó como personal civil de Inteligencia (PCI) al Ejército en 1976 y dos años después comenzó a recibir bonificaciones por “tareas riesgosas”. “Colaboró activamente para que Tolchinsky fuera privada de la libertad ilegítimamente y recibiera todo tipo de tratos humillantes y vejatorios”, sostuvo Lijo. Baca fue a Cuyo a buscar a la secuestrada, la trasladó el 11 de septiembre y participó de los interrogatorios. Somoza, fotointérprete en los papeles, era un interrogador robusto y encorvado a quien Tolchinsky mencionó como Fito o Segal. Un ex miembro del 601 declaró ante Conadep que Segal era El Gordo 2, uno de los “IPG, interrogadores de prisiones de guerra”. Como Fito, lo denunció también el sobreviviente Juan Carlos Scarpatti.

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