EL PAíS › OPINION

Aire fresco

Por Néstor Vicente

Tan grave como no descubrir qué cuestión es una divisoria de aguas en materia de conductas y pensamientos, es creer que hay contradicción allí donde no la hay.
No se contrapone –por caso– el acompañamiento de los hasta hoy positivos posicionamientos que protagoniza el presidente Kirchner con la necesidad de construir una alternativa que imagine un rumbo de centroizquierda para enfrentar los graves temas que afligen al país. Desde un análisis racional –no siempre exacto en materia política– esto implicará advertir que se está optando a favor de una articulación del espacio progresista y popular. El gobierno nacional enfrentará a mediano plazo una disyuntiva difícil de obviar: o privilegia la unidad del PJ o prefiere el camino de convertir al peronismo en eje de una coalición progresista y popular.
No es pensable que los tres rostros del justicialismo que compitieron en las últimas elecciones se vayan a articular en torno de una propuesta progresista. La pretensión de que el partido que en la sumatoria de sus vertientes acumuló 61 por ciento de los votos sea la base de apoyo de la actual conducción política nacional asegura un paulatino alejamiento de los sectores denominados de centroizquierda que hoy miran con entusiasmo el regreso de la política y la circunstancia de que las ideas y los valores ocupen un lugar central en el momento de las decisiones. Ese distanciamiento pronosticado no supone una actitud arbitraria o antojadiza, parte de considerar como inevitable una sucesión de concesiones para hacer posible la unidad del PJ si ése fuera el objetivo excluyente.
De ahí que, cualquiera fuere el rumbo que en el mediano y largo plazo termine transitando el gobierno nacional, es válido y no contradictorio trabajar en la construcción de un centroizquierda extendido en el territorio y sustentado en las positivas gestiones que Aníbal Ibarra y Hermes Binner han desarrollado en las dos principales ciudades del país y la proyección nacional que Elisa Carrió ha logrado imprimirle a su discurso intransigente frente a las variadas formas del poder concentrado.
Tanto la experiencia del Frente Amplio en Uruguay como la del Partido de los Trabajadores en Brasil, se afianzaron a partir de la administración exitosa de ciudades que sirvieron de paradigma para un crecimiento a nivel nacional, y es por esa razón que los deseables triunfos electorales de Binner e Ibarra, además de coincidir con la dirección de los vientos patagónicos, aportarían desde una corriente diversa un significativo peso específico a la articulación de un espacio progresista y popular.

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