EL PAíS › LAS RAZONES DE KIRCHNER PARA JUGAR CONTRA DUHALDE EN MISIONES

Nunca abras esa Puerta (menemista)

Los consensos entre Kirchner y el ex presidente siguen sólidos. Pero en Misiones avalan distintos candidatos. El actual mandatario repudia visceralmente a Puerta. Cree que representa un intento de continuidad del menemismo, al igual que Mauricio Macri.

 Por Martín Piqué

“Macri es Menem y Puerta es Menem.” Estirado en un mullido sillón de la Rosada, en un despacho con vista a la calle Balcarce, el ministro resume en una definición la lógica del decidido apoyo a Aníbal Ibarra y a Carlos Rovira en las elecciones porteñas y de la provincia de Misiones. Ese respaldo no cuenta con la aprobación de Eduardo Duhalde –imprescindible aliado del Gobierno– ni de la Comisión de Acción Política (CAP) del PJ. El ministro, que ha logrado un respiro en su agenda por el viaje de Kirchner, admite que esas cuestiones los diferencian de Duhalde. “Los dos únicos frentes de conflicto son la ciudad de Buenos Aires y Misiones”, dice. Unas horas después, el propio Duhalde convocaba a los peronistas misioneros a “reflexionar e ir unidos detrás de la candidatura del candidato natural del peronismo, que es el ingeniero Puerta”.
Esas declaraciones probaron otra vez que la tan meneada alianza entre Kirchner y Duhalde tiene dos puntos flacos: la pelea por el distrito porteño –en la que el bonaerense se mostró cauto y llamó a respaldar al candidato del Presidente– y la disputa en Misiones, donde Rovira pretende la reelección a través de un frente que incluye a varias fuerzas extrañas al PJ. En este tema, Duhalde no fue conciliador y exigió que se apoyara a los candidatos de la estructura partidaria. “Voy a respaldar a Ramón”, insistió en un reportaje al diario El Territorio con un tono revelador del vínculo que tiene con Puerta. Luego le preguntaron si estaba de acuerdo con que un peronista se presentara por fuera del PJ. “Nunca estuve de acuerdo con que suceda en ninguna provincia argentina”, contestó.
En el Gobierno no se sorprenden por las opiniones de Duhalde. Ya las conocen. El bonaerense se las transmitió a Kirchner en el almuerzo del martes en Olivos, donde conversaron largamente de las vacaciones del ex presidente por Europa. Aunque también hablaron del cronograma electoral y acordaron que en Misiones cada uno apoyará a su preferido. Hasta ahí estaba todo bien, pero las decisiones que tomó la CAP el jueves último complicaron un poco las cosas. En el círculo más cercano a Kirchner esperaban que la conducción del justicialismo –encabezada por el jujeño Eduardo Fellner– se mantuviera “prescindente” en la competencia entre los dos misioneros. Pero los gobernadores expresaron que le quitarán el apoyo a cualquier candidato del PJ que se presente por fuera del partido.
“No entiendo por qué algunos gobernadores que estaban bien con Rovira ahora lo bajan. No entiendo por qué sacaron esa resolución”, confesaba el ministro a primera hora de la tarde, cuando todavía no se habían difundido las declaraciones de Duhalde. Por entonces, entre los funcionarios que no había viajado con Kirchner se percibía cierta molestia. “Voy a hablar del tema con Fellner”, adelantó uno de ellos a Página/12. Pero luego de la primera reacción, en el Ejecutivo destacaban que la resolución de la CAP –que parecía inspirada en Duhalde– no complicaba para nada la alianza funcional entre Kirchner y su antecesor. “Duhalde con nosotros se portó como un dandy. Fue muy generoso. Apoya a Puerta porque es su amigo. Eso ya se acordó”, se escuchó en el despacho de la Rosada.
Luego de aclarar que la relación con Duhalde es estratégica y que se mantendrá intacta, los funcionarios profundizaron en los dos únicos puntos de desacuerdo con el duhaldismo: Misiones y Buenos Aires. Sobre este último tema, la resolución de la CAP incluyó también un guiño al empresario Mauricio Macri, con quien el PJ porteño firmó un acuerdo electoral. En el texto firmado por Fellner, Carlos Reutemann (Santa Fe), Daniel Gallo (Tierra del Fuego), Eduardo Galantini (Corrientes) y el diputado Eduardo Camaño, se resolvió “respetar las decisiones que se tomen en las distintas jurisdicciones”. En otras palabras, avalar el acuerdo del peronismo de la Capital con Macri. Aunque no sorprendió, esa decisión tampoco cayó bien entre los funcionarios más cercanos a Kirchner.
“Nosotros no nos podemos dar el lujo de permitir que un proyecto como el de Macri gane a dos meses de nuestro gobierno”, decían ayer en la Rosada.La definición encerraba un análisis compartido por varios funcionarios cercanos al Presidente. Para ellos, Macri y Puerta representan al “menemismo tardío” que tiene vínculos con grupos económicos, dirigentes del PJ y bancos que optaron por el riojano “y perdieron”. También responsabilizan a ese bloque por la renuncia de Carlos Menem en el ballottage, que evaluaron como una maniobra para debilitar a su rival. Y relacionan a ese sector con figuras del establishment como el banquero Jorge Brito, jefe de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA) y del Grupo Macro –beneficiado por las privatizaciones de los bancos de Salta y Misiones–. “En el menemismo uno no sabe dónde terminan las conexiones.”
Ante este escenario que imagina el Gobierno, el apoyo a Ibarra y a Rovira se convierte en una definición crucial. “Vamos a apoyar a Rovira, que jugó bien con nosotros. Y también a Ibarra. Porque con Macri están Menem, Ruckauf y Toma”, analizaba el funcionario que invertía la clásica definición de “los amigos de mis amigos son mis amigos” para identificar con claridad a su adversario. Pero el hombre del oficialismo sabe que el apoyo decidido a Ibarra no es compartido en los mismos términos por el resto del Gabinete. Algunos colegas hubieran preferido que el Presidente se mantuviera ajeno o que se metiera en la pelea recién al final. “No, hicimos bien, si le dimos el apoyo y Aníbal subió diez puntos en las encuestas”, se defendía el funcionario.
Si con Ibarra la pelea se definió por los aliados de Macri, tanto como por el perfil ideológico-político de ambos candidatos, en el caso de Puerta la definición fue mucho más visceral. Cerca del Presidente todavía recuerdan dos desplantes consecutivos del propietario de yerbatales y amigo de Macri, Enrique Nosiglia y Chrystian Colombo. El primero fue un fin de semana de principios de este año, cuando Duhalde viajó a Misiones para tratar de sumar a Puerta al proyecto presidencial de Kirchner. El senador se negó. Casi un mes después, el 5 de febrero, Duhalde fue a la carga otra vez: para eso, viajó a Chapadmalal y le propuso al misionero ser el compañero de fórmula del santacruceño. Otra vez fue no.
“Cuando Duhalde fue a pedirle apoyo para Kirchner, él (por Puerta) dijo que su hombre era Menem. Eso no se lo perdonamos”, confiaron en Balcarce 50. Esa relación no tiene retorno y en el Gobierno lo saben. Tanto que desoirán los llamados a “consensuar” y mantendrán su respaldo a Rovira a pesar de discrepar con Duhalde.

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Duhalde llegó descansado, de buena onda, y Kirchner lo recibió con un largo almuerzo en Olivos.
Pero el bonaerense se opone, como la CAP, a que peronistas compitan por fuera de las estructuras.
 
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