EL PAíS › OPINION

Nueva y vieja política

Por Ernesto López *

En la ciudad de Buenos Aires se libra hoy un nuevo round del combate entre la nueva y la vieja política. La confrontación tendrá, a mi modo de ver, repercusiones en los tres siguientes planos, por lo menos: distrital, nacional y de la interna del justicialismo. A nivel del distrito Capital, Macri ha hecho un enorme esfuerzo para volcar los viejos vinos en nuevos odres y disimular su devaluada estirpe. Mientras que Ibarra debe remontar la cuesta de haber gobernado en medio de una crisis descomunal. Es, sin embargo, claro, me parece, que Ibarra expresa a la nueva política y Macri a la vieja, aquella que entre serpentinas, cotillón y champagne prometió el primer mundo y terminó sembrando el país de indigentes. En el plano nacional, Macri ha contado si no con el apoyo, por lo menos con la simpatía del menemismo y la aquiescencia, bien que desprovista de cualquier compromiso operativo concreto, de la conducción oficial del justicialismo. En tanto que el presidente Kirchner se ha jugado explícitamente por Ibarra: Buenos Aires es una pieza importante del armado político con el que procura apuntalar su proyecto de recuperación y renovación de la Argentina.
Finalmente, las elecciones de Capital repercutirán, también, sobre ese partido menor –“de campeonato”, hubiera dicho Perón– que se juega dentro de la interna justicialista, entre la opción de transversalidad y renovación, que expresa Kirchner, la de renovación (con límites) y ortodoxia, que representa Duhalde, y el decadente menemismo. La interna peronista suele ser una ecuación de suma cero. Por lo tanto, cualquiera puede quedar afectado, en términos relativos, por el resultado de la elección capitalina. En este caso, Duhalde aparece como el menos afectable dado que, hoy por hoy, no tiene juego propio en Capital. Sobre el debilitado menemismo, los resultados pesarán por carácter transitivo. En tanto que el que más se arriesga y más se expone (y, por lo mismo, el que tiene más para ganar) es Néstor Kirchner.
En síntesis: en los tres campos mencionados la lucha es entre lo viejo y lo nuevo. Entre lo que, a pesar de sus esfuerzos cosméticos, remite irremediablemente a un pasado deplorable y aquello que ha sabido entretejer, con firmeza y decisión, un atisbo de esperanza.

* Sociólogo.

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