EL PAíS › UN DESAYUNO CON GABRIELA MICHETTI

“Cuanto más amplia la oferta, mejor”

 Por Fernando Cibeira

Gabriela Michetti agradece que el eje de la conversación por una vez no sean las idas y vueltas en torno del posible acuerdo electoral del PRO con el radicalismo o el FA-Unen pero, en algún momento, inevitable como las medialunas en el desayuno, el tema aparecerá. “Todos entendemos que cuanto más amplia sea la oferta que le vamos a hacer a la gente, mejor”, desliza, y opina que probablemente sea más factible un acuerdo con algunos dirigentes que una alianza de los partidos entre sí. Michetti asegura encontrarse en pleno proceso de definición para resolver qué hará el año que viene, pero todos los caminos apuntan hacia la candidatura a jefa de Gobierno porteño. Ella no niega su preferencia por ese cargo a, por ejemplo, ser de nuevo compañera de fórmula de Mauricio Macri. El tema es que para la jefatura de la Ciudad no parece unificar los apoyos y hay varios anotados para la competencia. “Es bueno para el PRO, incluso para Mauricio como dirigente, que haya varios disputando en el espacio”, esquiva ella.

“Mil, mil, mil perdones”, entra Michetti junto a un colaborador al bar ubicado justo enfrente del Senado, su lugar de trabajo desde hace un año. Llega más tarde de lo pautado, tanto que más que de- sayuno ya es hora de comer algo. Pero no hay ensalada de fruta, así que opta por una gaseosa light y esperar un poco más. Enseguida se enfrasca en la charla y no es una mujer que conteste con monosílabos, precisamente. Son respuestas en torrente, tanto que a veces se pierde sobre hacia dónde apuntaba. Lo que no pierde es el entusiasmo. Por ejemplo, al hablar de sus posibilidades. “Hay gente que piensa que hay que armar una fórmula que represente muy fuertemente a nuestro espacio. Después, hay otros que dicen que hay que hacer algo más amplio y puede ser que la candidatura a vicepresidente vaya para alguien de otro partido. Hay una disputa genuina por lo que se hará”, detalla.

Ella, lo declara periódicamente, se enrola entre los que piensan que hay que ampliar. Aunque cada vez ve más difícil la posibilidad de una alianza formal entre partidos y más viable una con algunos dirigentes. Reconoce que es algo que se conversa en forma reservada, pero asegura que en la proporción es muy inferior al espacio que le otorgan los medios. “Comparto la idea de Carrió de hacer un acuerdo que apueste por la República. Si eso deriva en una alianza electoral, mejor. Si no, será algo que se produzca en el Parlamento”, explica. Sostiene que eso que a nivel nacional se ve tan complicado sucede más naturalmente en el interior. Lo nota en sus recorridas. “Esa idea de que los parecidos se junten ahí es muy fuerte. En cambio, los dirigentes nacionales hoy están más enfocados en el fortalecimiento de sus espacios”, subraya.

La charla no podía empezar mejor para ella. Apenas se acomoda, el hombre de la mesa de al lado le dice que está dispuesto a trabajar gratis para que sea jefa de Gobierno. “Y eso que soy peronista”, avisa. A propósito de ideologías, días atrás apareció un cuadernillo del PRO con un conjunto de ideas-fuerza onda new age. El PRO, explicaba, apunta a la felicidad pero sin contar con una “ideología o doctrina”. Sin embargo, Michetti rechaza esa idea. Dice que el cuadernillo en realidad es un disparador para abrir el debate interno y que al PRO se lo pretende encasillar desde lo ideológico. “La recuperación de la política como una acción transformadora de la realidad, sin defender la cuestión corporativa de la política”, define como una premisa PRO. También habla de un Estado que se ocupe de la educación, la salud, la seguridad y la justicia: “Que el centro de la acción política sea la persona humana”, plantea.

Michetti se siente cómoda como la referente “progre” del macrismo, aunque rechaza las definiciones de derecha o izquierda porque “no representan la complejidad de la sociedad”. Se queja de quienes identifican al PRO con el neoliberalismo de los noventa. “La realidad no tiene nada que ver con eso. Si se mide desde 2007 para acá, en cualquiera de las políticas de la Ciudad van a encontrar que es abrumadora la presencia del Estado en comparación con lo anterior”, asegura. Como para completar el cuadro que busca mostrar, dice que si es electa jefa de Gobierno le gustaría profundizar el trabajo de urbanización de las villas.

Se identifica como una cristiana practicante. Cuenta que necesita tanto un asesor espiritual como un psicólogo y que sus decisiones importantes las consulta con ambos. La cuestión es que, luego de que Jorge Bergoglio fuera electo papa y otro sacerdote amigo falleció, quedó sin el respaldo religioso que anda buscando. Con todo, la sensación es que tiene resuelto lo que quiere ser –jefa de Gobierno– y que la avala su historial electoral en la Ciudad –ganó las dos elecciones que protagonizó–, pero en su partido no parece que exista un operativo clamor para instalarla. Más bien lo contrario: hoy el vicepresidente de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, lanzará su precandidatura que se viene a sumar a la del jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y la de su compañero en el Senado, Diego Santilli. “Es bueno para el PRO. Se fortalece un espacio con proyección de futuro”, gambetea.

Ya pasó el mediodía. Definitivamente, hora de almorzar. Al momento de pedir la cuenta, un misterioso cliente del bar, de aspecto asiático y vestido de negro –que al pasar la había saludado–, avisa que se hará cargo de la adición. “Parece que todos quieren quedar bien con vos”, le dicen. Michetti se ríe.

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Imagen: Jorge Larrosa
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