EL MUNDO › EL PARTIDO GOBERNANTE PERDIó EL CONTROL DE LA CáMARA ALTA EN BENEFICIO DE LA DERECHA DE LA UMP

Otro revés para el socialismo francés

Después de las elecciones municipales y las europeas, ésta es la tercera derrota para Hollande desde que asumió en 2012. Por primera vez la extrema derecha consigue entrar al Senado.

 Por Eduardo Febbro

Página/12 En Francia

Desde París

El socialismo francés mordió una vez más el polvo electoral. El guión estaba escrito y se confirmó a las ocho de la noche en las pantallas de la televisión: los socialistas perdieron el control del Senado en beneficio de la derecha de la UMP. Después de las elecciones municipales y las europeas, ésta es la tercera derrota consecutiva del presidente François Hollande desde que accedió al poder en 2012. El golpe es tanto más emblemático y revelador de las transformaciones del electorado francés cuanto que, por primera vez en la historia, la extrema derecha del Frente Nacional ingresa en el Senado tras haber ganado dos escaños. Los sondeos habían adelantado este nuevo capítulo de la debacle del PS. Los comicios parciales para renovar la mitad de los 348 escaños de la Cámara alta dejan al jefe del Estado y a su primer ministro en la cuerda floja. La seudo izquierda francesa contaba desde 2011 con una mayoría estrecha de 179 escaños, 128 propios y los demás de formaciones cercanas, mientras que la derecha tenía 169. La relación de fuerzas se dio vuelta: los conservadores disponen por delante de un abanico de 187 senadores frente a los 155 de la izquierda.

Muy poco duró el período excepcional que, en octubre de 2011, había llevado a la izquierda a ser mayoritaria en el senado por primera vez en la historia de la Quinta República. El primer secretario del PS francés, Jean-Christophe Cambadélis, juzgó que este voto no era más que “el efecto mecánico de las elecciones municipales”. En marzo pasado, la izquierda dejó en manos de la derecha más de 150 ciudades de más de 9000 habitantes y se quedó con un total de 40,5 por ciento de los votos contra 45,9 para el partido UMP del ex presidente Nicolas Sarkozy. De la misma manera en que ocurrió durante la consulta municipal donde el PS perdió decenas de bastiones históricos que ostentaba desde hace medio siglo, la elección senatorial conoció episodios similares. En la región del Gard, por ejemplo, el PS vio esfumarse la supremacía senatorial absoluta que le era propia desde la Segunda Guerra Mundial. La izquierda le arrebató en ciertas circunscripciones algunos senadores a la derecha sin impedir con ello que la mayoría se diera vuelta. El PS también dejó en el camino varios senadores a raíz de las divisiones internas del partido en provincias claves de Francia.

La gran novedad ha sido el ingreso de la extrema derecha al Palacio de Luxemburgo. Dos senadores del Frente Nacional rompieron el muro que siempre les había cerrado las puertas del Senado. Uno de ellos, Stéphane Ravier, ya ve a su partido en el sillón presidencial: “Las próximas puertas que quedan por empujar son las del Elíseo” (sede de la presidencia). El otro senador electo por el FN, es, con sus 27 años, el senador más joven de la historia de la institución. En plena restauración después de la derrota presidencial y de los escándalos que le siguieron, la derecha de Sarkozy consigue en las urnas una legitimidad muy oportuna. Hace justo una semana, Sarkozy regresó a la acción política para organizar su desarticulado campo. El espaldarazo electoral y su efecto nocivo para el partido gobernante son una excelente contribución del calendario.

Es lícito precisar que las conciencias simbólicas de este voto son más fuertes que las puramente prácticas. En el sistema francés, el margen de acción de la Cámara alta es escaso, y como el PS cuenta siempre con la mayoría en la Asamblea Nacional, la derecha sólo podrá entorpecer la acción del Ejecutivo sin bloquearla por completo. Desde luego, las grandes reformas que el premier Manuel Valls quiere sacar adelante se verán sin dudas tironeadas por una infinita carga de debates y cuestiones jurídicas que pueden aplazar o prolongar su aplicación efectiva. El milagro no salvó al PS de perder la mayoría senatorial que había ganado en 2011. Todo el arco de la izquierda, PS y PC, se ve castigado por un electorado que transfiere sus preferencias a los conservadores o a la extrema derecha.

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Antiguos votantes de Hollande hoy prefieren a la derecha.
 
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