EL PAíS › MOLINE IRA A LA CORTE PIDIENDO LA NULIDAD DE LA SUSPENSION

Usía está con la pólvora mojada

Moliné aduce inconstitucionalidad en la decisión del Senado. Y la planteará en la Corte. Pero sus colegas se excusarán. Se nombrarán conjueces. Y el trámite durará más que el juicio político. Cuáles fueron los argumentos de la principal acusadora.

 Por Irina Hauser

“La suspensión no sólo es caprichosa sino que es manifiestamente inconstitucional”, protestó ayer Eduardo Moliné O’Connor. Es una de las tantas cosas que dirá en un recurso extraordinario que planteará con la esperanza de que la propia Corte Suprema salga a su rescate. “Ni locos”, murmuran algunos supremos, que se excusarán de intervenir y dejarán el asunto en manos de un tribunal de conjueces sorteados entre los presidentes de las cámaras de apelaciones de todo el país. El tramiterío, de todos modos, podría llevar tanto tiempo que el juicio político terminaría mucho antes –en unos dos meses– de que la Justicia resuelva algo. El supremo insiste en mostrarse plantado y dice que, por ahora, no renuncia.
“Moliné sabe que se va a tener que ir de la Corte, pero seguirá peleando, él es así”, comentó a este diario un integrante del máximo tribunal, marcando la diferencia con la renuncia de Julio Nazareno que se precipitó apenas avanzaba la acusación en la Comisión de Juicio Político de Diputados. El abogado del supremo tenista, Gregorio Badeni, compartió el pronóstico de la destitución de su defendido “en función de las reglas políticas en juego”. Postuló, sin embargo, que Moliné O’Connor podría seguir concurriendo a las reuniones plenarias que Sus Señorías celebran los martes y votar normalmente hasta que la suspensión quede firme, cuando se cumplan los diez días de plazo para interponer el recurso extraordinario. La mayoría de sus colegas, de todos modos, cree que difícilmente Moliné aparezca por el Palacio de Tribunales en estos días.
Apenas reciba la notificación formal de la suspensión, Moliné apelará. Los senadores son los que tienen que habilitarle la vía extraordinaria y todo indica que la rechazarán. En ese caso, el juez llevará directamente ante sus pares cortesanos un recurso de queja. Después recurriría la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“Tenemos que analizar los argumentos del Senado, pero seguramente diremos, como ya lo hicimos, que el artículo del reglamento que habilita esa medida es inconstitucional”, sostuvo Badeni. El mismo Moliné en sus declaraciones públicas argumentó que la suspensión es una posibilidad prevista por la Constitución “sólo para los jueces de otras instancias”. Es lo que les dijo también a sus pares de la Corte, en el acuerdo del 23 de septiembre, cuando vio que su panorama se iba complicando. Incluso les sugirió que firmaran un pronunciamiento antes de que el Senado resolviera, pero los supremos le negaron apoyo y ahora parece que se excusarán. El tribunal tendrá que resolver también, quién de sus integrantes presidirá de ahora en más el jurado de enjuiciamiento, que sustancia los procesos de remoción contra jueces de instancias inferiores.
El dirigente de la Asociación de Tenis sostuvo al hablar ayer por la menemista Radio Diez que “la mayoría automática”, de la que fue un hombre clave junto a su amigo Nazareno, “es un mito”. Consideró que su suspensión “parecía un hecho decidido” independientemente de lo que él expusiera en el Senado y acusó a los legisladores de actuar “con una velocidad que no tienen ni tiempo de estudiar las cosas”. Dijo que la Corte le devolvió la libertad a Carlos Menem “porque lo merecía”. Se quejó, como lo hizo el miércoles en el recinto, porque lo acusan por fallos que firmaron otros jueces del máximo tribunal que, a pesar de eso, no están como él en el banquillo de los acusados.
Badeni dijo que es posible que también planteen ante la Justicia “la inconstitucionalidad del procedimiento que permite que la producción de pruebas la haga exclusivamente la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado”. “Entendemos que se deben producir ante el pleno, como ocurre en un tribunal oral”, alegó el abogado. Se mostró molesto, además, con los comentarios que habría hecho el senador sanjuanino José Luis Gioja en el bloque peronista tratando a Moliné como “un turro que nos tuvo agarrado de las pelotas con el tema del corralito”. “Queremos saber qué es exactamentelo que adujo el senador y por qué se rechazó la recusación respecto de él”, dijo irritado.

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Eduardo Moliné O’Connor se quejó amargamente por radio diciendo que es un perseguido.
 
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