EL PAíS › TRES POLICIAS IMPUTADOS POR EL CRIMEN DE PATRICIA VILLALBA

El cerco se cierra sobre Musa Azar

Una comisión judicial empezó a inspeccionar minuciosamente el zoo de quien fue hombre clave del juarismo. Para los investigadores, allí fue asesinada Patricia. Musa Azar fue indagado por la jueza, pero el trámite continuará hoy. Hubo gritos e insultos contra el ex funcionario. Y una marcha multitudinaria.

 Por Alejandra Dandan

Desde Santiago del Estero

Las rejas del zoológico del horror finalmente se abrieron. La expedición judicial de La Banda entró pisando 35 hectáreas de cabras, ovejas, avestruces, patos, huevos y monos atrapados en jaulones y corrales de distintos tamaños. A lo largo de cinco horas, los peritos buscaron indicios sobre el sitio donde torturaron a Patricia Villalba antes de la muerte y constataron, según dijeron fuentes del juzgado, que la reserva del ex jefe del aparato de represión e inteligencia del juarismo, el ex comisario Musa Azar, fue usada como “el escenario del crimen” de La Dársena. La expedición se repetirá ahora seis horas por día durante las próximas jornadas. La banda de tres policías sospechados de ejecutar la sesión de torturas por la supuesta orden del ex comisario fue imputada ayer por homicidio triplemente calificado. Los investigadores la definen ahora como parte de un “grupo de tareas” comandado por Musa Azar. Y están convencidos de que la asociación ilícita manejada por Musa no sólo es responsable de los crímenes, sino además de los “30 cuerpos de expedientes armados en la causa”.
La investigación del doble crimen de La Dársena es un volcán. Parte de lo que se fue conociendo en estos días será pronunciado durante el día de hoy por María del Carmen Bravo, la jueza que lleva la causa. En este momento, su juzgado trabaja contra reloj para terminar de armar el rompecabezas que al parecer tiene a uno de los hombres claves del juarismo en el vértice de una organización que funcionó durante estos años, aparentemente, con la estructura de los grupos de tareas de la dictadura.
Los crímenes de Leyla Bshier y Patricia Villalba aparecen en ese contexto. Para los investigadores, contaron con mano de obra encargada de hacer desaparecer el cuerpo de Leyla, muerta durante una fiesta de droga, sexo y poder donde presuntamente estuvo Patricia. La misma mano de obra habría servido para cargar, torturar y trasladar el cuerpo de esta última. El trabajo lo habrían hecho tres policías: Héctor Albarracín, Francisco Daniel Mattar y Juan Carlos Gómez, procesados por el crimen del ganadero Oscar Seggiaro y acusados desde ayer de “homicidio calificado con alevosía, precio pactado por remuneración y criminis in causa”, es decir, por ejecutar un homicidio para tapar otro crimen. En las indagatorias, los tres policías se reconocieron parte del grupo de tareas de Musa Azar, es decir, admitieron que actuaron bajo sus órdenes para trasladar los cuerpos desde el zoo hasta La Dársena. Ninguno de ellos todavía se pronunció como autor de las torturas, cuyos rastros han sido revisados una y otra vez sobre el cuerpo de Patricia. A la hora de hablar, se echaron culpas mutuamente, explicó una fuente conectada directamente con la investigación, que sin embargo aclaró: “No sabemos si sabían por qué lo hacían, pero lo hicieron y no se podían negar a hacerlo”.
Durante la tarde, después de la inspección a la reserva del ex comisario, la jueza comenzó con la segunda parte de la indagatoria contra Musa Azar. Allí, entre el pilón de expedientes, los integrantes del juzgado tenían preparada la segunda parte del cúmulo de pruebas en su contra. El martes, cuando comenzó la indagatoria, habían estado tres horas leyéndole una parte de ese mismo listado. Algunos en el juzgado esperaban una confesión espontánea: “Las pruebas son las declaraciones de los policías –explicaba la fuente– pero además hay 30 cuerpos de expedientes como pruebas”.
Treinta cuerpos de expediente como pruebas significa, para los investigadores, que el propio Musa Azar como presunto jefe de una asociación ilícita estuvo dirigiendo los procedimientos del doble crimen desde el 6 de febrero, cuando fueron encontrados los cuerpos. La hipótesis de la “causa armada” fue uno de los temas de la indagatoria de ayer, pero además será uno de los temas de los próximos días. Según la fuente del tribunal consultada por este diario, la asociación dirigida por Musa Azar estaría formada por todos aquellos detenidos, imputados en este momento por asociación ilícita. Entre ellos, por ejemplo, el primer juez de la causa, Mario Castillo Solá.
Mientras la causa avanza ahora por el camino jurídico, entre la gente el ex jefe del aparato de represión de la provincia durante la dictadura militar se trasformó, ahora sí, en uno de los condenados sociales.
–No tengan miedo, no tengan miedo –gritaba la gente alrededor del tribunal cuando la policía trasladaba a Musa Azar. El ex comisario llegaba tal como están sus animales desde hace años: encerrado y enjaulado en una camioneta de la policía que tuvo que dar varias vueltas y desviarse antes de entrar al juzgado. Allí esperaban todos: Jounes Bhsier, el padre de Leyla; Juan Domingo, el papá de Patricia, y Olga, su mujer, una de las que ahora, después de nueve meses de espera, de recorridas en los tribunales, aparece en las marchas de los viernes en silla de ruedas. Esa misma mujer se paró frente a la camioneta que trasladaba al ex comisario para gritarle, para llorarle, para pedirle que “al menos me deje verlo, que quiero verle la cara al hombre que mató a mi hija”.
Sólo un momento antes del estallido de Olga, de los bombazos de huevos que arrojaba la gente, de los gritos y de repetir hasta el cansancio la palabra “asesino”, Jounes Bshier, el otro padre de esta historia, se paró frente al abogado de Musa para gritarle en la cara.
El abogado Luis Eduardo Vergottini le contestó. Jounes no pudo evitarlo. Enfurecido, levantó el estandarte con la cara de Leyla y lo rompió contra la cara de Vergottini, en esta historia el abogado del supuesto autor intelectual de los crímenes.

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Desde ayer, los investigadores trabajan seis horas por día en el zoo en busca de pruebas.
La hipótesis es que los tres policías mataron a Patricia por orden del represor Musa Azar.
 
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